Cerrar la brecha tecnológica

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Con frecuencia se habla de la educación STEM y de su importancia para el desarrollo económico, pero ¿de qué se está hablando exactamente? STEM se refiere a las siglas en inglés para Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, todas ellas disciplinas clave para el desarrollo tecnológico y económico.

La economía, como lo hemos podido comprobar, depende cada vez más del avance de la tecnología y esta tendencia solo tiende a acentuarse con un impacto enorme en todas las esferas de la vida social y por supuesto, en la educación y los empleos especialmente.

Desde hace ya varios años, décadas incluso, algunos visionarios han estado señalando que las industrias y los empleos del futuro aún no han nacido ya que es tal el avance de la ciencia y la tecnología que casi cada año surgen nuevas especialidades para satisfacer las demandas de la economía digital.

Cuando los especialistas hablan de la importancia de que la educación ponga el acento en las ciencias, la tecnología, las ingenierías y las matemáticas lo hacen porque estas disciplinas son precisamente las que están siendo altamente demandadas por las diferentes industrias y, sin embargo, en la mayoría de los países, particularmente en Latinoamérica, no le estamos dando la atención que se requiere.

La oferta de empleos de tecnología en el continente creció 88% en 2021 y en México, por ejemplo, de todos los egresados universitarios, solamente 42% son de carreras científicas y tecnológicas.

Según el Banco Mundial, para 2025 se crearán 149 millones de nuevos empleos en el sector tecnológico, de los cuales, al menos cinco millones de ellos se crearán en México.

¿Qué hacer entonces para lograr que más jóvenes se decidan por este tipo de carreras que les van a asegurar un lugar en la economía digital?

Es necesario impulsar una estrategia educativa enfocada en fortalecer la enseñanza de las ciencias y las matemáticas desde el nivel básico. De acuerdo con un estudio realizado por el Centro de Opinión Pública de la UVM, el 70% de los jóvenes elige su carrera en función de una variable: que el programa no tenga matemáticas.   Esto obviamente se debe a que no sienten que tengan los conocimientos de matemáticas necesarios para poder cursar una ingeniería o cualquier otra carrera de corte científico.

El rezago de nuestro país en este sentido también ha quedado demostrado a través de la prueba PISA en donde nuestros estudiantes alcanzan resultados muy por debajo del promedio de los países de la OCDE.   

Ahora bien, algo de lo que no se está hablando es de la importancia de otras profesiones que no tienen que ver con la ciencia y la tecnología para la economía del futuro.  Por ejemplo, ¿sabía usted que las grandes firmas consultoras como Accenture, McKinsey o empresas como Meta y Google están contratando antropólogos?

Así como lo escucha. Resulta que los antropólogos han desarrollado una serie de métodos de análisis que les dan herramientas para entender el contexto social en múltiples niveles y por lo tanto hacer prospección y construcción de escenarios a futuro. 

La pandemia de COVID-19 les enseñó a las empresas que la incertidumbre es la única constante y que necesitan, a través del análisis del contexto global y de las mega tendencias sociales, tecnológicas, ambientales y económicas diseñar planes para adaptarse no solamente a escenarios probables o plausibles, sino incluso a aquellos altamente improbables.

Se requiere entonces, enfoques transdisciplinarios para hacer frente a la incertidumbre y el cambio y es en este contexto en el que los antropólogos, los sociólogos, los psicólogos e incluso los filósofos tienen mucho que aportar para imaginar y diseñar un futuro en el que la humanidad pueda prosperar.

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