CNDH vs. 3de3

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¿Qué es más importante? ¿Los derechos de las niñas, niños y mujeres o los derechos de los políticos? Según la Comisión Nacional de Derechos Humanos, primero van los políticos

Esto nos quedó claro a principios de julio cuando la CNDH, liderada por Rosario Piedra, presentó una acción de inconstitucionalidad contra el estado de Yucatán, por haberse atrevido a incluir en su Constitución local la norma 3de3 contra la violencia hacia las mujeres. Esta ley tiene un objetivo sencillo: que ninguna persona que tenga denuncias por violencia de género, familiar, acoso sexual o que sea un deudor de pensión alimenticia para sus hijas e hijos pueda ser candidato o servidor público.

La norma 3de3 fue impulsada desde 2018 por la organización Las Constituyentes Mx Feministas, y se han sumado diversas organizaciones, colectivas de mujeres y legisladoras de todo el país, que ya fue implementada en ocho estados, incluyendo Yucatán.

Pero solo en este último estado se incorporó a la Constitución. Eso no le pareció a Rosario Piedra, que llegó a su cargo como una activista de derechos humanos, siendo hija de la legendaria Rosario Ibarra de Piedra.

Lo que más le molestó a la CNDH es la reforma a las leyes de Yucatán que establecen el requisito de “no ser deudor alimentario moroso” para que una persona pueda ser candidata a cargos de elección popular o funcionario público. 

Con esto, la oficina encargada de proteger los derechos humanos se puso de lado de quienes quieren ser parte del gobierno pero no están dispuestos a mantener a sus hijos e hijas. Según la acción de inconstitucionalidad promovida por Rosario Piedra, se violenta el derecho de igualdad y no discriminación del deudor, además de que se condiciona su libertad de trabajo y su derecho a ocupar un cargo público. 

Por supuesto, las feministas se han hecho escuchar. Con unas 300 firmas de organizaciones, exigieron la renuncia de Rosario Piedra como presidenta de la CNDH por esta acción que va en contra de la “3 de 3 contra la violencia” de Yucatán y puntualmente contra el principio de Interés Superior de la Infancia.

Tal ha sido la presión que incluso la presidenta del Senado, Olga Sánchez Cordero, recuperó su espíritu a favor de las mujeres y solicitó a las comisiones de Derechos Humanos, para la Igualdad de Género y a la de Derechos de la Niñez y de la Adolescencia llamar a comparecer a la titular de la CNDH para que “exponga los puntos de derecho que sustentaron su decisión de presentar la acción de inconstitucionalidad”.

La presión crece contra la titular de la CNDH cuya gestión ha estado más marcada por escándalos al interior de su administración que por hacer lo que debería hacer: vigilar al Estado para que respete y no viole los derechos de las personas.

No es solo eso: la comisión también hizo un llamado a “las personas titulares del Instituto Nacional Electoral” a respetar el “derecho humano a la libertad de expresión” y manifestó su rechazo a que el organismo electoral imponga sanciones o multas a periodistas y usuarios de redes sociales por expresar sus opiniones sobre el acontecer político del país.

El INE le tuvo que aclarar a Piedra Ibarra que está fuera de sus poderes emitir multas a periodistas y a usuarios de redes sociales, y que no es la autoridad que determina los procedimientos especiales de sanción. Lo único que hace es responder a denuncias y emitir medidas cautelares en caso de que se estén violando las leyes electorales.

Es trágico que le tengan que corregir la plana a la CNDH, que no sepan ni cuales son los derechos que deben proteger ni qué atribuciones tienen otros organismos del Estado. Y ojalá fueran los únicos casos. Ya vimos a Rosario Piedra defendiendo los “derechos” de otra funcionaria pública, Sanjuana Martínez, quién está a cargo de la olvidada Notimex, así como ignorando las violaciones a los Derechos Humanos que comete la Guardia Nacional.

Hoy la CNDH está convertida en una institución al servicio del poder y no de la sociedad. Con el liderazgo de Rosario Pîedra está viviendo uno de sus momentos más oscuros, y eso que tiene mucha competencia de titulares anteriores. 

Esto, ante el plácido silencio de quienes se llaman progresistas.

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