Sin duda el hecho más importante y que ha ocupado la atención nacional en la última semana y media ha sido el devastador efecto del huracán Otis en Acapulco y las comunidades aledañas.
Es importante también hablar de estas otras comunidades porque el dolor de ver destruido el más emblemático puerto mexicano y lo catastrófico que será además de la destrucción, la parálisis de la actividad turística para miles que viven de ello, nos está haciendo no voltear a verlas y por ende que no fluya la ayuda.
Dos imágenes se nos quedarán en la memoria para siempre: una por supuesto los kilómetros y kilómetros de vías y edificios destruidos como si hubiera caído una bomba, literalmente todo fue alcanzado por la fuerza del huracán.
La segunda imagen: decenas y decenas de personas robando: sí, la llamada rapiña. Ríos de gente entraba a tiendas y almacenes, incluso acompañados por niños, para llevarse lo que sea: televisiones, lavadoras, en fin, cualquier cosa que pudiera haberse salvado de Otis. Era increíble ver diablitos, autos y hasta camionetas de carga repletas de mercancías que se llevaban sin haberlas pagado.
¿Se vale? ¿Debemos justificarlo? Según Abelina López, alcaldesa de Acapulco, sí porque desde su perspectiva es “cohesión social”. Literalmente dijo: “Quizá de afuera nos vean feo cuando uno ve cosas de ciudadanos tomando cosas que no son de ellos. Pero, no es lo mismo el que te ve de afuera al que vive este momento. Entonces, yo le llamaría una ‘cohesión social’, una salida”.
El video con su declaración rápidamente se hizo viral, hubo muchos que la llamaron ignorante por utilizar ese término que aseguraban nada tiene que ver; otros la justificaban señalando que a lo que quiso hacer referencia era a la empatía que debíamos sentir al ver a toda esa gente que se quedó en una noche sin el patrimonio en el que había invertido toda su vida.
Y no: ni la una ni la otra. Es importante primero entender qué es cohesión social y para efectos prácticos nos quedamos con que es el sentido de inclusión y pertenencia que sienten los miembros de una comunidad y que los lleva a aceptar normas y reglas de convivencia, “que todos los miembros de la sociedad se sientan parte activa de ella, como aportantes y beneficiarios”.
Te estarás preguntando cómo entonces si la cohesión social hace que las personas respeten las reglas ¿por qué esta gente estaba violándolas al robar las mercancías? La cohesión social, según explican los expertos, puede no darse en el total de la comunidad, sino ser inherente solo a cierto grupo. Ponen de ejemplo a los grupos indígenas que tienen entre sí vínculos muy fuertes con gran sentido de pertenencia, pero desde una dimensión más amplia esa cohesión no existe con el resto de la sociedad, ellos se rigen por sus usos y costumbres y no por nuestras leyes.
Algo así es lo que quiso explicar la alcaldesa. Pero entonces, ¿está bien que el sentirse parte de esa comunidad desamparada los haga justificarse para saquear y robar? No, me parece que la respuesta es no, porque las comunidades desamparadas son muchas, unas por el huracán, otras por la violencia, otras por la pobreza, la desigualdad y la falta de oportunidades.
Justificar lo que ahí sucedió es después justificar que todos tengamos un arma cargando para defendernos ante la delincuencia, justificar que el que no tiene para comer robe o mate para tenerlo, justificar que un estudiante que se siente abusado por sus compañeros saque una navaja para defenderse. Caeríamos en la anarquía. Viviríamos en una tierra sin ley. Lo que tiene que suceder es que desde el gobierno se deje de romantizar la pobreza y el desamparo, y que se erradique la visión paternalista de un gobierno que los tiene que sostener con lástima.
No señores, del gobierno a ustedes lo que les toca es la aplicación del Estado de derecho y con ello me refiero claro a la aplicación de la legalidad y no la arbitrariedad, pero también a fomentar la igualdad, justicia, seguridad y certeza que a todos nos haga sentirnos parte, nos haga sentir cohesión social.
Porque hoy es fácil desde pasar un alto, rebasar por el carril del transporte, meterme en una larga fila hasta el frente, hasta robar un celular, levantar a una persona, matar a una mujer.Como sociedad nos estamos rompiendo.