Imagine usted estar en medio del tráfico normal de la Ciudad de México y de pronto, todo se colapsa porque los semáforos dejaron de funcionar debido a un apagón, cuando por fin llega al banco, no puede sacar dinero del cajero automático porque no hay luz y obvio, tampoco puede pagar la cuenta del supermercado por la misma razón. Al llegar a su casa, quiere hacerse un café, pero sin luz, la cafetera no funciona, ni modo a la antigüita. Por si esto fuera poco, tampoco puede conectarse a internet y ponerse a trabajar.
Sin duda el problema más grave será el de la falta de agua potable y de evacuación de aguas residuales al faltar la electricidad para los sistemas de bombeo, con las consecuentes implicaciones al sistema de salud; ni que decir de la falta de energía eléctrica para conservar los alimentos perecederos o medicamentos como antibióticos y vacunas.
Lo que acabo de describirle no es el escenario de una película de ciencia ficción, es lo que sin duda habría ocurrido de haberse aprobado en el Congreso la Reforma Energética propuesta por el presidente y su partido.
Si usted piensa que estoy exagerando, lo invito a conocer el caso de Sudáfrica en donde esta situación se vive cotidianamente desde hace varios años. En aquel país, hay cortes de luz programados que duran entre dos y cuatro horas debido que no se produce suficiente energía para satisfacer la demanda.
Eskom la empresa de generación de energía eléctrica de Sudáfrica es una empresa estatal que controla el 90 por ciento de este servicio y que opera con pérdidas desde hace varios años. Al no tener competencia y no rendirle cuentas a nadie, la empresa no solamente es ineficiente, sino que se han encontrado indicios graves de corrupción, como, por ejemplo, el hecho de tener 6 mil trabajadores más de los que requiere para ser productiva.
Eskom tiene una deuda de más de 30 mil millones de dólares y sobrevive gracias a las inyecciones millonarias de rescate que le hace el gobierno sudafricano ¿le suena conocido?
Los apagones provocados por la falta de capacidad de la empresa sudafricana han tenido un impacto brutal en la economía del país que en 2019 se contrajo 1.4% debido a la falta de suministro eléctrico que afecta a todo el sector productivo, siete de los diez sectores productivos más importantes de Sudáfrica se contrajeron, por ejemplo, la agricultura cayó 7.6 por ciento, la manufactura retrocedió 1.8% y el transporte 7.2%.
La crisis que vive actualmente este país africano fue anticipada por distintas voces desde la década de los noventa cuando se canceló por cuestiones políticas un proyecto de energía solar porque era impulsado por una empresa privada. Otra vez ¿les suena conocido?
Como seguramente se habrá enterado, recientemente en México también se han estado experimentando apagones en diferentes zonas del país. Tan solo el apagón de diciembre de 2020 en 17 estados de la República afectó a más de diez millones de personas.
Los apagones se deben a falta de inversión en generación y en las líneas de transmisión y distribución de energía eléctrica. Mientras no haya mayores inversiones los apagones se harán más frecuentes porque la demanda seguirá creciendo y estresando el sistema.
Es por eso que la votación que tuvo lugar en la Cámara de Diputados el domingo 17 de abril fue tan importante. El rechazo a la Reforma permitirá mantener a las instituciones y marco jurídico vigentes, así como conservar la operación del mercado.
Sin embargo, no hay que olvidar que la Suprema Corte no declaró abiertamente inconstitucional la Ley de la Industria Eléctrica del presidente y con este pretexto, la CFE seguirá intentando revocar o al menos renegociar los permisos de autoabastecimiento o de productores independientes, para forzar a que se le prioridad de despacho a sus centrales obsoletas.
De tal manera que, es muy importante mantener la presión social para evitar que, en los hechos, la Comisión Federal de Electricidad actúe como si se hubiera aprobado la reforma.
Otro título de la autora: Rescate de una industria estratégica
