La educación en la agenda feminista

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En mayo celebramos a los y las maestras ¿has pensado en cuál es su participación en la vida de tus hijos e hijas, de la niñez del futuro? 

—Los maestros y maestras son los agentes socializadores más importantes en la infancia después del núcleo familiar más inmediato: más allá de colores, números y letras, te enseñan cómo aprender a aprender, cómo relacionarte con los demás, y sobre todo las herramientas para encontrar tu lugar en el mundo y de preferencia, que ese lugar sea en un mundo más justo, donde quepan todos.

—Maestros y maestras son clave para poner ejemplos, visibilizar lo importante, reforzar los sistemas de valores que enseñamos en casa. Es por eso que en la educación básica, es crucial formar a los niños y niñas en los derechos humanos fundamentales. Uno de esos es la igualdad de género, una condición indispensable para alcanzar un desarrollo sostenible e inclusivo. Pero sobre todo, un tema indispensable en un país en el que matan a diez de sus mujeres cada día.

Seguramente has escuchado que nuestro sistema de salud será como el de Dinamarca en el 2024, pero ¿el educativo será como el de Dinamarca, Finlandia o Suecia algún día? 

Pues parece que no pronto. —En general, los países con mejores sistemas educativos valoran a sus docentes, lo cual se refleja en una remuneración competitiva y una serie de incentivos. Por ejemplo, en Finlandia la mayoría del profesorado tiene una maestría en educación, lo cual les permite crear experiencias innovadoras de aprendizaje ajustadas a las necesidades de sus estudiantes. Además, en países como Singapur o Canadá se recompensa la capacitación y la mejora continua. Todo esto sin contar que en las sociedades de esos países se les reconoce, admira y respeta.  

—Las condiciones laborales del profesorado en México pueden variar dependiendo del nivel y la región en la que trabajan. En general, las maestras en México tienen un salario relativamente bajo en comparación con otros profesionales con estudios universitarios. Además, tienen contratos temporales y no tienen acceso a prestaciones laborales como seguro de salud, vacaciones pagadas o jubilación. También enfrentan problemas de falta de recursos y materiales educativos, que muchas veces ponen de su bolsa. Y por si fuera poco, pueden enfrentar situaciones de violencia y amenazas por parte de grupos delictivos en algunas zonas del país. 

¿Cómo podemos exigir que enseñen a las infancias a ser buenas personas cuando subsisten en situaciones de precariedad? ¿Cómo podemos pedirles que les enseñen a no discriminar cuando ellos y ellas son discriminados a diario por padres y madres de familia que les insultan, ignoran su autoridad e incluso les amenazan?

—En Suecia, la educación sobre temas de género se aborda desde la educación básica. Se considera una parte importante del currículo escolar y el profesorado está capacitado para impulsar la igualdad entre mujeres y hombres, así como la no discriminación. 

Por ejemplo, en las escuelas suecas, se utilizan materiales didácticos que incluyen numerosas imágenes de personas que desafían los roles de género tradicionales y se les enseña a los niños que ambos sexos pueden desempeñar cualquier tipo de trabajo. Se anima a las niñas a estudiar ciencias, matemáticas e ingeniería, mientras que se anima a los niños a explorar las artes y las ciencias sociales.

La educación en género permite a niños y niñas comprender y apreciar la diversidad y la complejidad de las identidades de género, así como reconocer y desafiar el sexismo, la discriminación y la violencia de género. También, está demostrado que la educación en género mejora los resultados académicos y emocionales de los estudiantes, lo que los prepara mejor para ser activos y responsables en una sociedad igualitaria.  

¿Qué nos falta para llegar a eso? Necesitamos una transformación que nos compete a todos. Si bien el Estado tiene una deuda histórica con la mejora de la educación para fortalecer la formación inicial y continua de docentes, mejorar la calidad de las escuelas y la infraestructura, aumentar la inversión, empezando por el pago de salarios justos y adecuados de quienes se dedican a la docencia, es también trabajo de toda la sociedad redignificar la profesión de la enseñanza y exigir mejores escuelas donde todas las personas se sientan valoradas y respetadas, empezando por los maestros y las maestras.

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