Quizás usted haya escuchado hablar del fenómeno conocido como “la gran renuncia” que se refiere a que un gran número de personas han dejado sus empleos creando una escasez de talento sin precedentes.
De acuerdo con el buró del trabajo de los Estados Unidos, en 2021, alrededor de 47 millones de norteamericanos renunciaron a sus empleos y una situación parecida ha ocurrido en otros países desarrollados.
La gran pregunta por supuesto es ¿por qué están renunciando y de dónde obtienen ingresos estas personas?
Como en todos los casos, no hay una sola respuesta y aparentemente tiene que ver con varios factores: uno de ellos es el retiro adelantado, es decir, personas que ya estaban cerca de la edad de jubilación han decidido retirarse antes gracias a que tienen los recursos para hacerlo por haber invertido en la bolsa de valores o porque el valor de sus inmuebles ha tenido una gran plusvalía, otro factor para el retiro adelantado también tiene que ver con el miedo a contagiarse de COVID.
Sin embargo, el retiro no es la única razón de esta dimisión masiva, otro factor tiene que ver con los bajos salarios que se ofrecen y la creación de nuevas alternativas más flexibles para generar ingresos. Por ejemplo, quienes ganaban un salario muy bajo trabajando una jornada completa con un horario rígido han encontrado otras alternativas que, si bien tampoco ofrecen un mejor ingreso si les permiten gozar de un horario más flexible, tal es el caso de quienes se asocian a las plataformas de transporte o de entrega de productos, como Amazon, Uber, Mercado Libre, Didi, etc.
Otra alternativa que ha surgido para los trabajadores y profesionistas gracias a la tecnología y a la globalización es el trabajo en línea. Hoy, una persona en la India puede trabajar en un call center que da servicio a consumidores británicos o norteamericanos, de modo que muchas personas sí están trabajando, pero no necesariamente lo hacen para el país en el que viven.
Y las oportunidades no solamente existen para trabajadores poco calificados, un diseñador gráfico o un programador pueden ofrecer sus servicios literalmente a cualquiera en cualquier lugar del mundo gracias a plataformas como Fiverr que conectan a profesionistas independientes con clientes potenciales. Se trata de una forma completamente disruptiva de intercambiar servicios ya que el precio lo fijan los profesionales y reciben una calificación por parte de los clientes, tal como sucede con la venta de productos en línea, de modo que el profesionista que tiene cinco estrellas se puede dar el lujo de cobrar mejor por su trabajo y obviamente consigue más y mejores contratos.
La pandemia de COVID sin duda aceleró un proceso que ya estaba en gestación y que tiene que ver con la búsqueda de las personas para tener un mayor control sobre su tiempo y su calidad de vida. De acuerdo con un estudio del Pew Research Center, 64% de los trabajadores ya no quieren regresar a una oficina y una encuesta realizada por la revista Harvard Business Review señala que 36% de los empleados están dispuestos a renunciar si los obligan a regresar a un esquema presencial de tiempo completo.
Todo esto significa que las empresas necesitan adaptarse a esta nueva realidad y ofrecer esquemas más flexibles a sus colaboradores, que los jefes tendrán que pensársela dos veces antes de tener una actitud despótica hacia sus empleados y, por supuesto, que habrán de ofrecer mejores salarios y prestaciones. Algunas empresas que dependen del trabajo manual intensivo ya empezaron a hacer este tipo de modificaciones, por ejemplo, en 2021, McDonald’s incrementó en 10% el pago por hora que ofrece a sus empleados y mejoró las prestaciones laborales, Walmart por su parte, creo un programa para pagar la colegiatura y los libros de todos aquellos colaboradores que quieran estudiar.
Todo esto no quiere decir que la explotación laboral ha desaparecido o vaya a desaparecer por completo, pero sí significa que la competencia entre fuentes de ingreso acabará repercutiendo en más y mejores alternativas para los trabajadores.
