Es casi un lugar común señalar que el mundo se ha vuelto un lugar cada vez más complejo, sin embargo, así es. El avance de la tecnología ha llegado a tal punto que la realidad tiene múltiples esferas, es decir, está la esfera física que es en la que nos hemos movido como especie desde nuestro surgimiento, hasta la esfera del metaverso que es totalmente digital y en donde se pueden realizar prácticamente las mismas actividades que se llevan a cabo en el mundo físico.
Mi intención no es entrar en una discusión filosófica al respecto, sin embargo, es interesante reflexionar sobre el impacto que esta complejidad de mundos y realidades tiene en la educación.
En este caso me refiero al aparente enfrentamiento entre la tendencia de la hiper especialización y la educación universitaria, cuyo nombre precisamente se refiere a que es una educación universal, es decir que abarca una multiplicidad de disciplinas y conocimientos.
Seguramente usted ha escuchado hablar acerca de las “micro credenciales” que son una tendencia en el mundo laboral y que se refiere a certificados que validan, verifican o confirman los conocimientos adquiridos por una persona, así como su capacidad para realizar cierta tarea.
Las micro credenciales están enfocadas en un determinado número de habilidades muy específicas y se adquieren en un periodo corto de tiempo. Son otorgadas por distintas organizaciones como colegios de profesionistas, empresas dedicadas a la capacitación y también instituciones educativas tradicionales.
El auge de las micro credenciales se ha vuelto tan importante que una encuesta reciente aplicada a estadounidenses reveló que 25% de ellos están interesados en obtener algún tipo de certificación sin importar si proviene o no de una institución educativa.
Hay empresas como Google, por ejemplo, que han empezado a certificar a aquellas personas que demuestran tener las competencias específicas para realizar tareas de la industria, como por ejemplo, algún tipo de programación en particular. Como usted se imaginará, contar con una certificación de Google, en el ámbito de la tecnología, puede llegar a ser más relevante para obtener empleo que un título universitario.
Sin embargo, éste es el punto precisamente que quisiera resaltar, que si bien el mundo tal y como lo conocemos actualmente demanda conocimientos sumamente específicos para industrias super especializadas, la misma complejidad a la que nos enfrentamos como sociedades también exige que haya personas capaces de tener una mirada mucho más amplia que pueda ofrecer soluciones a los problemas de un mundo en permanente cambio.
No es casualidad que, desde hace varios años, en la encuesta que realiza la empresa ManPower sobre escasez de talento, los empleadores están señalando de manera constante la falta de habilidades blandas en sus colaboradores, es decir, aquellas habilidades que no tienen que ver con conocimientos técnicos específicos sino con la capacidad para entender situaciones complejas y plantear soluciones creativas que abarquen la situación desde un punto de vista más holístico.
Entonces, de manera simultánea a la tendencia de la “micro credencialización” en la educación, también está surgiendo la tendencia a desarrollar programas universitarios transdisciplinarios que tienen como objetivo formar personas capaces de moverse con confianza entre distintas disciplinas.
El ejemplo más puro del hombre renacentista fue Leonardo Da Vinci que lo mismo dominaba las ciencias que las artes. Quizá nuestra era es en muchos sentidos también un renacimiento y necesita de personas capaces de mirar la realidad desde múltiples disciplinas, muchas de ellas incluso aparentemente contradictorias.
Hacía allá deben caminar las universidades si quieren seguir siendo pertinentes.
