Justicia y desigualdad

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Hace unos días The Guardian, el medio británico, publicó en su portal una noticia sobre una desaparición que sucedió hace 16 años: el caso de Madeleine McCann. En su momento, el caso conmocionó al mundo. La pequeña inglesa de 3 años fue desaparecida en Portugal en 2007 mientras sus padres cenaban a unos pasos del cuarto donde la niña y sus hermanos dormían. 

El caso volvió a los medios el 22 de mayo de este año, después de que surgieran fotografías de un posible sospechoso de la desaparición; la policía portuguesa y la alemana iniciaron una nueva búsqueda de rastros y pistas.

El mismo día, en México, se publicaba la noticia de la muerte de Herminia Valverde, madre buscadora de Ciudad de México

—Su hija Mariela Vanessa Díaz Valverde Díaz, estudiante universitaria, desapareció hace cinco años cuando salió de su casa en Iztapalapa. Herminia Valverde murió este domingo 21 de mayo sin haber encontrado a su hija. 

—El colectivo Hasta Encontrarles informó que Herminia murió por complicaciones derivadas del cáncer que padecía, el cual se agravó por la desesperación de una búsqueda en la que las autoridades no respondieron al llamado de ayuda para su tratamiento. No contó con el apoyo económico o psicológico al que tienen derecho las víctimas.

—De acuerdo con ONU Mujeres, más de 100 mil personas han desaparecido en México desde 1964, lo cual ha obligado a miles de mujeres a organizarse para buscar a sus seres queridos. Pero además del impacto devastador que tienen las desapariciones de hijos e hijas sobre ellas, sus familias y sus comunidades, las madres buscadoras en Mexico viven una revictimización y discriminación sistemática por parte de las instituciones que se supone deberían darles respuestas.

Hay un marcado contraste entre la experiencia de Valverde- que es la de muchas madres en México- y la investigación sobre la desaparición de Madeleine McCann en Portugal, que resalta la disparidad con la que se manejan los casos de desaparición y cómo la intensidad de las investigaciones está atravesada por factores como la nacionalidad, el ingreso económico, la condición social y que tan blanca se tiene la piel. 

La atención mundial que rodeó el caso de Madeleine tuvo como resultado una investigación masiva con amplios recursos, mientras que Valverde al igual que muchas otras madres buscadoras contaba únicamente con su propia determinación y las redes que entre ellas mismas forman con otras madres y padres que buscan, sin apoyo, ni recursos oficiales. Casi sin ser escuchadas.

¿Cómo acompañar a las madres que buscan a sus hijos e hijas? 

Es urgente que continuemos amplificando las voces de las familias y demandando cambios sistémicos que prioricen la seguridad de todas las personas. No es normal que desaparezcan las jóvenes. Esto no puede seguir pasando en México.

Acompañar a las madres buscadoras requiere empatía y un compromiso con la justicia social. Requiere de la acción colectiva contra las formas sistémicas que causan daño y que violentan. Significa reconocer y abordar las diferentes formas de opresión que se cruzan y combinan para crear dinámicas de poder desiguales y estructuras sociales que perpetúan la injusticia. 

Acompañar a las madres buscadoras también significa elevar las voces de quienes ya no pueden, como Herminia, apoyar a los movimientos para que sepan que no están solas y para que se escuche el grito de “Hasta Encontrarles”.

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