No olvidemos la guerra

Compartir:

- Advertisement -

Ya van más de cien días desde que comenzó la guerra de Rusia contra Ucrania, y nos ha pasado lo que siempre nos pasa: perdimos el interés. Pero debemos hablar de ella y debemos tenerla presente, porque esto es algo que no solo es importante, es algo que sí nos afecta.

Cuando comenzó, la guerra dominó el debate público y capturó el interés de la gente. Pero como nos pasó con Afganistán o Siria, su duración superó nuestra capacidad de concentración.

Los reportes que tenemos son para helar la sangre. La batalla por la ciudad de Mariupol ha destruido a toda una sociedad. Han sido días sangrientos y dejado a civiles en la miseria, peleando contra el cólera y el hambre. Ha quedado claro que las vidas de no combatientes son irrelevantes y que hay una estrategia de exterminio. Y ese es solo un ejemplo.

Se han documentado plenamente las ejecuciones de civiles, amarrados y torturados. Las denuncias de agresiones sexuales son constantes y creíbles. Porque en la guerra, las mujeres  – que rara vez las empiezan – son las primeras víctimas.

La escritora y periodista Svetlana Alexievich, en su libro La guerra no tiene rostro de mujer, nos cuenta cómo ellas viven los conflictos y el papel que se les da. Cita a muchas mujeres, y una le dice que “la historia de la guerra ha sido reemplazada por la Historia de la Victoria”.

Nos dice algo importante: que no importa tanto quien sufra, sino quién gane. Y mujeres, niñas y niños, son quienes pagan el precio.

Y eso está pasando hoy en Ucrania. El ataque de Vladimir Putin ha matado a miles, y lo seguirá haciendo. La guerra no parece estar avanzando de acuerdo al plan de los rusos, ya que si bien han causado profundos daños no han logrado quebrar a los ucranianos. 

Pero no es solo eso. Toda la economía mundial está sufriendo estragos por esta batalla, y eso sí nos afecta. Han subido de precio los alimentos y combustibles. Las poblaciones de muchos países dependían de los granos que producen Ucrania y Rusia. Ahora, empieza una crisis alimentaria que puede dañar a toda una generación.

Es cierto que Europa y Estados Unidos hicieron muchas cosas que provocaron la ira de Rusia. Los marginaron y no supieron hacer la diplomacia necesaria. Fomentaron el resentimiento y la necesidad, tan típica de los autócratas, de demostrar quién manda. 

También es cierto que las sanciones no están funcionando. Si bien han tenido un impacto en la vida de la gente de ese país y en su economía, el rublo – su moneda – se ha recuperado y mantenido. 

Rusia ha tenido una economía bastante cerrada desde hace mucho tiempo y acumulado reservas para resistir. Así que si bien su guerra no va bien, las sanciones de Occidente tampoco parecen estar logrando su objetivo.

Mientras, la batalla empieza a parecerse a la Primera Guerra Mundial. Una larga línea de trincheras, estancadas. Una pelea que está siendo brutal y que podría durar mucho tiempo, con la población civil atrapada en medio.

Es fácil pensar que está lejos; que no podemos hacer nada al respecto; que no es nuestro problema. Tal vez es cierto.

Pero lo que no podemos hacer es dejar de tenerlo presente. Dejar de hablar de esta guerra. Porque hoy, en este momento, hay gente siendo asesinada por las ambiciones de los líderes que jamás ponen a la gente primero.

Hay mucho que no podemos hacer. No la podemos detener ni salvar a la gente.

Pero sí podemos no olvidar a las víctimas. 

SUSCRÍBETE A NUESTRO NEWSLETTER

Recibe las noticias más relevantes de México cada mañana, inicia tu día informado.