Este año que comienza cambiará al mundo en muchos sentidos. No solamente venimos de un 2023 en el que el cambio climático se convirtió en una realidad tangible, en el que presenciamos dos guerras -la de Gaza y la de Ucrania– en las que el derecho internacional fue hecho polvo, un año en el que la violencia en México dejó 38,422 personas asesinadas.
Pero además, el 2024 será marcado por 30 procesos electorales en el mundo, en los cuales cerca de la mitad de la población global escogerá mandatarios. Esto ocurre en medio de un clima de creciente polarización política global, según el Foro Económico Mundial.
En México se llevará a cabo el proceso electoral más grande de la historia moderna, en el que se disputarán 20,375 cargos de representación popular entre los que destacan la Presidencia, 500 diputaciones, 128 senadurías, nueve gubernaturas y 1,803 presidencias municipales.
El intenso calendario electoral en nuestro país destaca porque será la primera ocasión en que sin importar el partido ganador, México elegirá a una mujer como presidenta, que tendrá que atajar la herida de los más de 3,000 asesinatos de mujeres que se registran cada año, de acuerdo con el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio.
Esta elección nos impactará directamente, pero tampoco hay que olvidar que en noviembre de este año Estados Unidos elegirá entre el demócrata Joe Biden, que intentará refrendar su victoria de 2020, y Donald Trump, sobre quien pesan procesos judiciales que en lugar de debilitarlo han ido fortaleciendo su candidatura.
Los comicios en ese país se celebran bajo la sombra de una intensa polarización política, luego que Trump acusó fraude en las elecciones de 2020, lo que propició la toma armada del Congreso por parte de un puñado de simpatizantes del ex presidente.
Como parte de su plataforma, Trump ha prometido una política de cero tolerancia en materia de migración, al grado que una de sus propuestas es crear campamentos de concentración para migrantes ilegales provenientes de la frontera con México.
Esto, sumado a la epidemia de sobredosis de fentanilo en ese país, pinta un panorama de una relación bilateral que será complicada, por decir lo menos.
En América Latina, el controvertido Nayib Bukele, en El Salvador, se prepara para una elección en la que las encuestas lo favorecen y a la cual se presenta después de que la Suprema Corte de ese país modificó la Constitución para que el actual presidente pudiera presentarse de manera consecutiva en los comicios.
En Venezuela, de donde 7 millones de personas han salido al exilio en la última década, Nicolás Maduro buscará la reelección para un tercer mandato frente a una oposición menguada que tiene como representante a María Corina Machado, quien hasta la publicación de esta editorial tenía un proceso judicial pendiente por “antecedentes administrativos”, lo que la inhabilitaría para competir en la contienda.
Panamá, República Dominicana y Uruguay también tendrán elecciones presidenciales.
Otra elección clave es la de la India, donde 943 millones de personas irán a las urnas para refrendar o rechazar el gobierno del popular Narendra Modi, quien está en el poder desde 2014. De acuerdo con la organización Freedom House, el país atraviesa por un deterioro de las libertades políticas y civiles.
Un caso similar ocurrirá en Rusia, donde Vladimir Putin buscará un nuevo mandato en marzo. Putin, enfrascado en una guerra que en febrero próximo cumplirá dos años, ascendió al poder en el año 2000. Desde entonces ha ganado cuatro elecciones presidenciales y solamente entre 2008 y 2012 fungió como un poderoso primer ministro para su delfín Dimitri Medvedev. En caso de repetir, Vladimir Putin será presidente por ocho años más, con lo que su mandato sería más largo que el del dictador Yusef Stalin.
Todas estas elecciones que resultan clave para el mundo y para distintos subcontinentes estarán marcadas por la amenaza de la desinformación y la manipulación, por la generación de bulos y contenidos falsos a partir de Inteligencia Artificial, una nueva arma en la contienda política.
Eso sin dejar de lado la creciente polarización en el mundo provocada por las cada vez más profundas diferencias sociales, la desconfianza en los gobiernos, medios de comunicación e instituciones en general.
En el mundo también vemos el ascenso del extremismo, que de acuerdo con la ONU entraña el riesgo de socavar la paz y la seguridad internacionales, los derechos humanos y el desarrollo sostenible.
¿Qué podemos esperar de un año en que medio planeta estará peleando por ganar puestos?
