Partidos políticos: ¿se acerca la hora cero?

Compartir:

- Advertisement -

Los partidos políticos pasan por una profunda crisis. Últimamente lo hemos podido constatar a través de escándalos como el de Alejandro Moreno, líder nacional del PRI al que cada semana durante los últimos meses Layda Sansores se encargó de balconear a través de audios en los que supuestamente el priista iba promoviendo o admitiendo delitos. 

También hemos sido testigos de esa crisis en la elección interna que organizó Morena hace algunos días: en varios centros de votación para elegir a 3,000 consejeros distritales hubo robo de urnas, amenazas, peleas, compra de votos y otros delitos electorales. 

Pero estos son apenas los últimos ejemplos: durante años los partidos políticos han sido negocios familiares, como en el caso del Partido Verde que le pertenece a la familia González Torres, e incluso centros de trata sexual, como el PRI de la Ciudad de México cuando Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre era su presidente. 

Este comportamiento escandaloso y poco ético ha resultado en que los partidos sean de las instituciones en las que menos confía la gente. Según datos del INEGI, sólo 20% de las personas en México confía en ellos.

Es por esto que muchos estudiosos de los sistemas políticos se han preguntado si la democracia puede vivir sin partidos.

Y hasta ahora, la respuesta de los especialistas es que no: la democracia representativa, en la que votamos por personas que después son nuestros representantes en el gobierno, requiere de estas instituciones para organizar las demandas ciudadanas y llevarlas a los congresos y otras instancias de discusión públicas.

Sin embargo, a partir de la caída de la Unión Soviética y la pérdida de fuerza de las ideologías que buscaban explicarlo todo, como la comunista, la gran mayoría de los partidos políticos del mundo se han vuelto mucho menos ideológicos y mucho más pragmáticos, además de correrse hacia el llamado centro político y dejado de convocar a las grandes masas. 

En México, esa crisis de los partidos políticos se intensificó a partir de la segunda década del siglo XXI. Desde 1990 y hasta 2012, 80% de los votos había sido para el PAN; el PRI o el PRD.

Sin embargo, durante el sexenio de Enrique Peña  Nieto las preferencias hacia esos tres partidos fue cayendo hasta llegar a 41% en conjunto en 2021. 

El surgimiento de Morena y el fortalecimiento de otras opciones que antes eran vistas como partidos chicos reemplazaron a los partidos tradicionales. 

Esa crisis también precedió la elección de Andrés Manuel López Obrador como presidente y está entre las causas de su triunfo: la falta de confianza en los partidos tradicionales hizo que las personas vieran el surgimiento de Morena como una opción real de cambio.

Pero no es la única crisis que viven los partidos en México: estas organizaciones que supuestamente son la base de la democracia tienen procesos de elección internos que no son democráticos.

Un ejemplo de ello es la elección de sus candidatos presidenciales: de acuerdo con el Índice de Democracia Interna de los partidos, una propuesta de la académica de la UNAM Flavia Freidenberg, solo las elecciones de los candidatos del PRI en 1999 y 2005 y del PAN en 2005 y 2011 pueden considerarse democráticas, pues partieron de elecciones internas con dos o más candidatos. 

Y esa forma de escoger a sus candidatos para puestos de elección popular se repite en los niveles estatal y municipal: también la semana pasada observamos cómo la secretaria de Educación, Delfina Gómez ganó la candidatura de Morena para el Estado de México a través de dos encuestas, en lugar de hacerlo de una forma más democrática como en una votación. 

La crisis tiene otra vertiente: la de la representación. Los partidos políticos tendrían que ser el puente entre la ciudadanía y sus representantes. Tendrían que servir para organizar las demandas ciudadanas y llevarlas a los lugares de decisión política como asambleas y congresos, algo que a menudo tampoco sucede.

Ante esta crisis de representación, confianza, ideología y estructura, una opción para la ciudadanía es involucrarse más en la política a través de otras organizaciones, movimientos sociales y manifestaciones que no pasen por los partidos políticos.

Porque como dijo Charles de Gaulle, presidente y primer ministro francés a mediados del siglo pasado: “la política es demasiado seria para dejarla en manos de los políticos”.  

SUSCRÍBETE A NUESTRO NEWSLETTER

Recibe las noticias más relevantes de México cada mañana, inicia tu día informado.