Huracán e ineptitud: las dos tragedias de Otis

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El huracán Otis arrasó con todo a su paso por el estado de Guerrero. La zona costera de Acapulco está irreconocible, devastada. Quienes lo vivieron no logran describir el horror de estar en el centro de un huracán categoría 5 para el que nadie estaba preparado.

No sabemos siquiera la magnitud real de los daños todavía. En la zona costera se estima que el 80% de los hoteles sufrieron grandes daños, las zonas rurales quedaron inundadas, los hogares destrozados. No hay comida, luz, combustible ni agua y en algunas zonas ni siquiera hay acceso para que las familias puedan tratar de recuperar algo de su patrimonio.

El dinero no sirve de nada porque las tiendas quedaron destrozadas y las que se mantienen en pie han sido saqueadas. A veces para obtener algo de comida y productos básicos; otras para llevarse electrodomésticos y muebles, aprovechando el caos.

Como si no pudiera ser peor, al menos 30 personas perdieron la vida y 4 se reportaban desaparecidas, según informaron la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez y el secretario de la Sedena, Luis Cresencio Sandoval. 

La situación es trágica y las autoridades, una vez más, se han visto completamente incapaces de atender a la ciudadanía con la urgencia que se requiere. No estuvieron listas antes del huracán para implementar los protocolos de prevención, ni después para proveer lo más mínimo a la ciudadanía que quedó en total desprotección.

Es verdad que Otis ha sido un fenómeno meteorológico que sorprendió incluso a los expertos. Nadie esperaba que alcanzara la fuerza con la que arrasó: en menos de 12 horas pasó de tormenta tropical a huracán categoría 5, la más alta que existe.

Pero no podemos quitarle responsabilidades a quienes tienen la encomienda de protegernos. Primero, y uno de los más grandes reclamos, es el que se le hace a la gobernadora morenista Evelyn Salgado, quien no se apareció públicamente hasta 48 horas después de que el huracán azotara el puerto de Acapulco y eso, por redes sociales.

El presidente López Obrador salió en su defensa, ya que incluso hubo quienes acusaron que la gobernadora ni siquiera estaba en Guerrero. El presidente acusó de “politiquerías” y “mala leche” los señalamientos contra la morenista, pero tampoco es que él haya hecho el mejor de los papeles en la situación.

En redes sociales circulan las imágenes de López Obrador yendo por tierra hacia la zona de desastre a bordo de un jeep de la Sedena que quedó varado durante un rato a causa de los deslaves provocados por el huracán Otis

¿Por qué no ir a la zona afectada en helicóptero? Para el momento en que López Obrador se dirigió a Guerrero ya se sabía que la carretera estaba bloqueada y era lógico que tardaría mucho más en llegar.

Pero, sin ese tramo recorrido entre el lodo y el desastre, AMLO -a quien pocas cosas le importan tanto como su popularidad- no hubiera podido obtener la icónica fotografía de él atrapado en el camino, ni hubiera servido a su discurso de que así pudo ver con sus propios ojos la magnitud de los daños ocasionados por Otis

Lo cierto es que buscaba la foto porque los ex presidentes Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón tuvieron unas parecidas, y no se quiso quedar atrás.

La visita del presidente a Guerrero fue para asistir a la reunión de evaluación de los daños que sostuvo con la gobernadora Evelyn Salgado, pero a las pocas horas regresó a la Ciudad de México para continuar con su agenda normal y dar su conferencia matutina desde la comodidad del salón de Tesorería de Palacio Nacional.

Además, la alcaldesa de Chilpancingo, Norma Otilia Hernández, sin ningún escrúpulo continuó con el evento que planeó para presentar su segundo informe de gobierno. Aunque negó que fuera una celebración, sí hubo música y hasta fuegos artificiales.

Como si no fuera ya lo suficientemente trágico el escenario, la desaparición del fideicomiso del Fondo para Desastres Naturales, el Fonden, deja una incertidumbre sobre los recursos para atender a la ciudadanía afectada y cómo se accede a ellos. 

Ya no tenemos ese “guardadito” para emergencias por catástrofes naturales que reservaba el fideicomiso del Fonden al que se podía acceder cuando se necesitaba. Ahora, los recursos destinados a la atención de desastres naturales, que para 2023 son 18 mil millones de pesos, dependen de la aprobación de fondos presupuestales anuales.

Además, si no se utilizan al finalizar el año tienen que ser devueltos a la Tesorería, hay menos certeza sobre su disponibilidad, están sujetos a las decisiones de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y a la recaudación de cada año.

El puerto de Acapulco y la gente de Guerrero perdieron mucho más de lo que podemos imaginarnos a la distancia: sus casas, trabajos, seres queridos, su tranquilidad y parte de su historia. Para muchos, recuperarse del huracán Otis es empezar de cero. 

Las y los guerrerenses ya tienen una dura batalla todos los días contra la inseguridad y la violencia desatada que invade al estado, el feroz paso del huracán vino a empeorar su situación.

Necesitamos que las autoridades tengan claro cómo van a reconstruir las miles de vidas y patrimonios que quedaron en ruinas, que lo informen oportuna y eficientemente a todas las personas afectadas y, sobre todo, que no lo utilicen para colgarse medallitas ahora que se acercan las elecciones. 

Es tiempo de solidaridad con la gente de Guerrero, sus pretensiones políticas deben esperar.

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