El viaje de Nora Yahaira: de Durango a Canadá

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Tras graduarse, Nora irá a estudiar a Canadá

Nora llegó a los 13 años a casa de Alicia, una amiga de su familia que, en silla de ruedas, la acogió para que la pequeña niña pudiera ir a la secundaria. En su camino vendió panes y servilletas bordadas. “Sólo ella y yo sabemos todo lo que hicimos para salir adelante”, dice Nora.

La historia de Nora se hizo viral, luego de que el Instituto Tecnológico de Durango, donde cursó la carrera de Ingeniería Industrial, publicó en su página de Facebook unas fotos de ella en la entrega de diplomas en la que se ve a sus papás con una cartulina que dice “lo lograste hija”.

 Recién egresada de la carrera irá a Canadá, gracias a una beca que otorga el programa de Incorporación de Mujeres Indígenas a Posgrados para el Fortalecimiento Regional del Conacyt, creado este mismo año.

Nora forma parte de ese apenas 2.1% de mexicanos nacidos en entornos con menor acceso a bienes y servicios que han podido mejorar sus condiciones de vida socioeconómicos, según documenta el estudio Desigualdades en México 2018, elaborado por el Colegio de México (Colmex).

El estudio explica que sólo este porcentaje de la población podrá escalonar a un mejor nivel socioeconómico y educativo, en comparación con países como Canadá en donde el 13.5% de su población puede ascender, seguido de Dinamarca con 11.7% y Francia con 11.2%, siendo México el que tiene menor número de posibilidad de que sus habitantes mejoren.

 La educación, su mejor arma

En La Mesa, Durango, de donde viene Nora, las mujeres tienen un solo camino: casarse y tener hijos, pero sus padres, Alfredo Salvador Soto, un campesino, siempre ha aspirado más para sus 11 hijos: “Mis papás siempre lo supieron: no hay mejor arma que la educación”.

La Mesa tiene 300 habitantes y ni una sola secundaria, quienes desean proseguir con sus estudios después de la primaria, tienen que viajar tres horas y media, o bien, como Nora, salir del pueblo y reubicarse.

Un sueño para todos

Nora sueña con tener una empresa propia, “sobre todo, para generar nuevos empleos en mi comunidad, para mejorar la calidad de vida. (También) quiero ayudar a mis padres, porque aunque no pudieron apoyarme económicamente, lo hicieron con su grande amor”.

Actualmente toma clases de inglés por las tarde, ya que el 15 de noviembre viajará a Canadá para iniciar con el programa posgrado. “Quisiera decirle a todos los jóvenes que no existen barreras, las barreras las pone uno mismo por el miedo, en realidad todo se puede”.

Termina con una solicitud para los gobernantes: “Que apoyen a los jóvenes para que todos tengamos esa posibilidad”.

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