Todos chupando tranquilos

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Puedes escuchar este texto narrado por L’amargeitor dándole click aquí:

Pues con junio llega la época de las graduaciones y con las graduaciones la época del #todomal.

Miren, no vamos a hablar de la desproporción absoluta de los festejos (togas y birretes para acabar el kínder, fiestas tipo antro por primaria, evento multitudinario por secundaria) o del derroche y la necesidad de que hayan 1500 personas además de los graduados y sus familias nucleares, la locura del gasto que implica que toda la familia tenga el outfit, el maquillaje, y el peinado perfecto, o que no sea suficiente UN evento y cada graduación implique tres eventos: el pre, el evento y evideeeeentemente un after porque ¡cómo crees que las 5:00 AM es hora de que cada quién se vaya a su casa! Ni muchísimo menos de que después de toooodas esas mamadas -perdón, gastos indispensables- tengan sí: t.e.n.g.a.n que irse a Europa porque guau el esfuerzo y el mérito que implicó acabar Preparatoria (ay ajá… voltea los ojos al cielo) sin ninguna otra intención que irse a la nueva versión de Sodoma y Gomorra pero nice con la Amex black porque… ¿hay otra? 

No. No vamos a hablar de todo eso. Qué hueva.

Mejor vamos a hablar de cómo, todas, todas las anteriores tienen como hilo conductor: el chupe.

Todo.implica.chupar. 

Y, lo preocupante no es que los escuincles chupen. Los escuincles siempre han querido y querrán chupar. Lo preocupante es que nosotros, los que se supone somos los adultos responsables a cargo, les estamos poniendo todo en la mesa (literalmente) para que lo hagan y lo que es más… nos parece que ¡es mejor que lo hagan con nosotros que solos!

Dios de bondad… diría Chumel Torres, yo digo #todopinchesmal y pregunto: ¿¡están pendejos?!

Y es que no hace falta una maestría en el tema para entender los efectos que tomar alcohol tiene en el cerebro de una persona con un cerebro en formación.

El cerebro, se termina de formar y alcanza la madurez entre los 23-25 años en la mayoría de los casos (me apena informar que lamentablemente en algunos eso nunca sucede) y lo que pasa cuando los menores de esa edad consumen cualquier tipo de sustancias es que alteran el proceso de desarrollo y lo dañan irreparablemente haciéndolo infinitamente más propenso a necesitar de sustancias por el resto de su vida para sentirse bien: en otras palabras, entre antes consuman alcohol (o cualquier tipo de droga) más probabilidades de volverse adictos y más cosas van a necesitar para sentirse felices y, como eventualmente nada les va a alcanzar, tendrán también más probabilidades de depresión, disfuncionalidad social, insatisfacción general y eventualmente, eso que nadie nunca quisiéramos para nuestros hijos… el suicidio.

Por eso jamás voy a entender que estemos ¡fomentando! ¡permitiendo! y, por si todo eso no fuera suficiente, pensando que empedar con ellos es cool y formativo ¡aaaaaargggghhhhh! (se mece de los cabellos).

“Todos chupamos antes de los 25”… Sin duda. 

“Satanizarlo puede ser contraproducente”… Es correcto.

“Mejor que vayan aprendiendo”… Híjole, pero ¿cómo? ¿cuándo? ¿cuánto?

Y es que el problema no es que nosotros lo hayamos hecho o no. El problema es cómo lo están haciendo hoy. Y cómo estamos permitiendo que suceda. Ambas cosas completamente sin precedentes y, por decir lo menos, alarmantes.

Déjenme aventarles un poquito de data para que no crean que soy nomás una señora loca mentando madres (o sea sí soy una señora, estoy medio loca, y miento madres regularmente, pero, con fundamentos)

Según la Revista Internacional de Investigación en Adicciones (RIIAD) “una conducta que ha llamado el interés es el precopeo, que consiste en ingerir bebidas alcohólicas antes de asistir a algún evento social o deportivo. En los resultados del estudio de Bustos y colaboradores (en prensa), se encontró que esta conducta fue igual de prevalente en los hombres (20.2%) y en las mujeres (22.5%) de 12 a 17 años, con un promedio aproximado de 6 copas por ocasión. Además, se identificó que de quienes lo practican, la cuarta parte continúa bebiendo en la fiesta o en el evento al que asistirán”.  

¡12 años! Los chavos están empezando a beber a los D O C E! y no solo están bebiendo en los eventos, están bebiendo ANTES de los eventos. Y hay eventos después del evento. Para seguir bebiendo. What the fuckety fuck papis y mamis!?

Otra cosa MUY preocupante es que evidentemente no regulan el consumo. El cuerpo solo puede procesar una bebida por hora y los escuincles están tomando enormes cantidades de alcohol en muy poco tiempo. Olvídense un ratito de los eventos de graduación, hablemos de las pinches reus, se avientan un drink tras otro en un lapso de 3 horas… el famosísimo binge drinking (o consumo excesivo) que tantas veces acaba en blackouts porque el hipotálamo, al no poder procesar todo ese chupe, se apaga y por eso las criaturitas hacen un sin fin de pendejadas y después no se acuerdan de absolutamente n.a.d.a. Se les apaga el cerebro. Literalmente. Y esto no solo puede terminar en un panorama infinitamente más grave, como morirte de una sobredosis etílica, sino que a largo plazo puede generar problemas graves de salud mental.

Miren, lo recomendado para un adulto es no pasar de 4 copas por ocasión para los hombres y una por ocasión para mujeres (no es cuestión de discriminación es simplemente que metabolizamos el alcohol diferente) y no exceder 14 chupes por semana. 

El origen del problema, como pueden ver si nos basamos en eso, es la aceptabilidad social que tiene beber. El ejemplo que les estamos dando nosotros mismos consumiendo mucho, pero muuuucho más de eso en cada sentada. Y la premisa de que no hay un evento que pueda suceder si no hay alcohol de por medio. No nos sabemos divertir sin chupe. O celebrar sin chupe. O convivir sin chupe. O relajar sin chupe. Bebemos continuamente por cualquier razón y en muchos de los casos sin ninguna razón, enfrente de los hijos.

Aclaro que yo soy la primera que disfruta una cerveza helada y un buen tequila. Por supuesto que sí. Y desde luego que hay ocasiones en donde uno le dice a su hígado: con permiso. Sin duda. Pero eso no quiere decir que le dé permiso a mis hijos de hacer lo mismo. 

Yo soy un adulto que sabe autorregular su consumo de alcohol y que si de pronto me excedo, mi cerebro no lo va a resentir tan dramáticamente. Ellos son menores. Su cerebro está en crecimiento. Mi responsabilidad es cuidarlos. No permitirles, ni fomentarles que se balanceen la cabeza y la vida.

“¿Qué factores están asociados al consumo de alcohol? En un artículo reciente, Mondragón y colaboradores (2022) señalan que si alguno de los padres o ambos tienen un consumo problemático, la probabilidad de que los hijos e hijas presenten un consumo excesivo se incrementa en un 35% si es el papá, y en 120% si es la mamá, o si son ambos padres. Además, encontraron un consumo excesivo mayor en personas con niveles socioeconómicos más altos, que viven en comunidades urbanas, y entre quienes tienen un empleo (Mondragón et al., 2022).” apunta la RIIAD

Children see. Children do. 

En español: no van a hacer lo que les digamos que hagan, van a hacer lo ven que hacemos. Así de fácil. Y así de alarmante en una sociedad en que no tomar está mal visto. No mamen la pesadilla que es decidir no tomar un día en un evento porque te crucifican. Eres de hueva. No ”confían” en ti. Eres gay. Ya estás ruco. 

Again #todomal

Según la RIIAD “los estudios en México han indicado que el alcohol es la sustancia principal que causa más problemas en México y en el resto del mundo. El binge drinking en adolescentes de 12 a 17 años creció de 2011 al 2016 del 12.1% al 15.2% siendo más notoria en las mujeres (8.6% a 14.9%) Mientras que en jóvenes de 18 a 29 años subió de 19.7% a 46.4% (hombres de 23.8% a 59.1% y mujeres de 15.7% a 33.8%”

ME QUIERO DE FE NES TRAAAAARRRRR

¡¿Me están entendiendo la gravedad de este pedo (valga la redundanciaaaaa)?!

Cómo puede ser que sigamos llegando a las mentadas graduaciones con 14, catorceeee, pomos para una mesa de 8. Que los incitemos a echarse shots con nosotros porque ya acabaron prepa y ya son “grandes”. O que demos permiso de hacer reus en nuestras casas con menores de 16 con barras llenas de botellas, nada de supervisión de adultos y ya en el colmo de la pendejez humana ¡sin darles naaada de comeeer más que pinches takis! (todo esto visto y vivido en carne propia).

No, en serio, me va a dar un síncope.

Es increíble el nivel de estupidez al que hemos llegado. Porque si bien todos bebimos antes de los 25 la gran mayoría de nuestros papás no permitían que lo que les tocaba a ellos “controlar” se descontrolara a este grado, ni mucho menos eran los facilitadores. 

¿Qué podemos hacer? 

Pues miren, para empezar, educarnos. Leer. Informarnos. Tomar cursos. No irse por el camino que la real academia del mame y el jet set se va. Y no pretender arreglarlo cuando ya es muy tarde. La primera medida para prevenir cualquier cosa es estar bien informados. 

De entrada les recomiendo The teenage Brain -El cerebro adolescente- del Frances E. Jensen

Lo pueden comprar aquí en inglés

Y acá en español

  • Informar a nuestros hijos. Insisto. La información es poder. Contarles las historias de terror. Y tener una comunicación abierta y continua. Acercarlos a conferencias como la Fiesta del Siglo que es una extraordinaria herramienta para educarlos ( y educarnos porque también hay para papás).  www.lafiestadelsiglo.com 
  • Dar el (buen) ejemplo. Desde el día uno. Hay lugares para enfiestar. Otros para ser familia. Sepan bien cuál es cuál.
  • No ser facilitadores: ni con dinero, ni con permisos, ni con 14 botellas. 
  • DECIR NO. No, no puedes ir. No no va a haber alcohol. No, no te doy lana. Límites y congruencia.
  • Conocer el círculo de tus hijos y hacer equipo con otros papás. Es infinitamente más fácil educar en tribu, pero, si eres tú “el úuuuunico que no lo deja” so be it. Nuestro papel no es ser sus amigos. Es ser sus papás.
  • Prepararlos. Nuestro discurso y toda la política interna familiar tiene que seguir siendo no al alcohol a menores y personas en proceso de desarrollo pero, si llega el momento el que lo van a probar que sepan qué hacer y no hacer empezando por:

-Tomar despacio. No shots. No tres cada hora. Saberse regular.

-Comer antes de salir por si la mami de la noche solo puso papitas. No necesitas decirle a tu chamaco de 12 que cene por si va a beber, pero puedes empezar una costumbre de antes de salir siempre es buena idea comer para que no les de hambre.

-1 vaso de agua x chupe. Enséñales a tomar agua siempre que tomen alcohol. Estar hidratados es indispensable.

-Pedir ayuda si les sale mal. A nosotros. 

Nuestros hijos se van a equivocar, es obvio. Y cuando eso suceda tienen que saber que nosotros somos el número al que quieren marcar y estaremos ahí para ayudar y sí, también después para revisar. 

Cuando se equivoquen el remedio no es castigarlos 5 meses sin salir… es confiar en que la siguiente vez lo van a hacer mejor y darles la  oportunidad de aprender de la mala experiencia. Y, evidentemente, si la conducta es recurrente, busquen ayuda por favor.

No hay manera de tener todo bajo control, mucho menos a un adolescente. Y no se trata de satanizar nada. Se trata de no volvernos el diablo del que nuestros hijos no se puedan escapar. 

Los invito a revisar su estrategia y planteamiento frente a este tema que tanto daño le está haciendo a nuestros chavos y a pensar en los problemas de salud a largo plazo para toda esta generación. Si lo que queremos es “lo mejor para nuestros hijos” tenemos  con urgencia que cambiar el sistema.

Gracias a Regina Kuri, @reginakuri por decirme a dónde ir a buscar. Si quieren a una psicóloga chingona especialista y conferencista en adicciones y codependencia (para chicos y grandes) ella definitivamente es LA opción. Les dejo la liga a los dos episodios que grabamos con ella en La Burra Arisca que no tienen desperdicio. 

¿Qué onda con los chavos y la mota?

¿Qué onda con el alcohol? 

Fuentes:

Are we doing what is necessary to prevent and reduce alcohol consumption?

Estar:) Bien

PD. Por si todo lo que les acabo de decir no es suficiente razón para hacerlo diferente, déjenme decirles esto: es i.l.e.g.a.l darle alcohol a un menor de edad y al hacerlo, no solo te estás poniendo en riesgo a ti (porque si el chamaco tiene cualquier tipo de accidente en tu casa o saliendo de ella por haber bebido a tus costillas, el que se va a la cárcel… ¡eres tú!) y a su salud mental

Estás enseñándoles a romper la ley. A transgredirla y contribuir al mierdero en el que vivimos y del que tú tanto te quejas… o sea… siendo parte del problema, en todos los sentidos. Todo pinches mal.

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