El caso Casar

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Otra vez se atraviesa la delgada línea que separa la justicia de la venganza. Hace algunas columnas hablaba de este tema hablando del linchamiento ocurrido en Taxco y preguntaba: ¿matar a golpes a la presunta responsable hace justicia por el asesinato de Camila o era en realidad la venganza de un pueblo frustrado? 

Lo que sucedió hace unos días en la mañanera me hace repetir las preguntas: ¿exhibir la investigación a la politóloga María Amparo Casar y datos personalísimos en la conferencia obedece al deseo de hacer justicia o es en realidad una venganza del gobierno al que cuestionó? 

Y no, no es que ignore el supuesto hecho de corrupción. Si las cosas sucedieron como acusan, corresponde a la Fiscalía presentar las pruebas y a un juez determinar las consecuencias. ¿Pero por qué hacerlo público en la mañanera? 

¿Le corresponde al Jefe del Ejecutivo ventilarlo? ¿Con qué vara se mide qué casos crecer y qué casos minimizar? Y, ¿es casualidad que aunque la muerte ocurrió en 2004 y por ende el cobro de pensión y otras prestaciones se hace desde hace 20 años, hoy se denuncia? 

Es cierto que de tratarse de un delito, éste no ha prescrito como dice Romero Oropeza, pero no, no es casualidad que se presente la denuncia y se haga público luego de que Mexicanos Contra la Corrupción, laboratorio de investigación del que Casar es directora ejecutiva, ha destapado algunos de los más grandes escándalos de corrupción de círculos cercanos a Andrés Manuel López Obrador: los ventiladores del hijo de Bartlett, las trampas con la leche Liconsa y Segalmex con Ignacio Ovalle, los casos de Pío, Felipa y José Ramiro; y en su faceta de escritora su más reciente libro “Los puntos sobre las íes”, en donde hace un incisivo análisis del gobierno de la llamada 4T

Es importante recordar que Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad, con María Amparo Casar en la presidencia del órgano, también fue incisivo con el gobierno de Enrique Peña Nieto. Si no lo recuerdan solo escriban en el buscador de su preferencia: Mexicanos contra la corrupción EPN.

Encontrarán, entre muchos otros, el icónico informe “La corrupción como sello de gobierno”, sobre los 35 casos emblemáticos de corrupción ocurridos en el sexenio peñista que comienza diciendo: “la corrupción durante el periodo 2013-2018 muestra lo sencillo que era (y es) cometer actos de corrupción cuando se era (es) parte de las estructuras del poder”. En ese informe se cita la corrupción en el caso Ayotzinapa, Elba Esther Gordillo, la Casa Blanca, los Panama Papers, Odebrecht y tantos más.

Y sí, bien dice el informe: la corrupción era y es. Porque aunque se asegure que hoy se ha erradicado, la corrupción sigue enquistada en las esferas políticas y sociales. Denunciar la corrupción en las esferas del poder es y ha sido la labor de esta organización desde su origen, pero hoy la respuesta es desprestigiar, utilizar la fuerza del Estado para hundir las voces críticas. Puede ser venganza o quizá intimidación.

Repito: si hubo algún delito que se demuestre; aunque muchos han sido los casos del uso faccioso de las instituciones contra los llamados detractores. Exhibir el caso ha sido un golpe para provocar un linchamiento social; se compruebe o no, el prestigio de la socióloga, analista, escritora e investigadora está manchado ante parte de la sociedad.

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