México discrimina a su población infantil al no vacunarla contra la COVID

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A pesar que desde el 3 de marzo de este año, la Cofepris aprobó la vacuna Pfizer para prevenir la COVID en menores de 12 años, esta información no se hizo pública oficialmente, sino que se supo por notas periodísticas que refirieron que un juez recibió una notificación por parte de esta dependencia en relación con un juicio de amparo promovido por los padres de un menor en Oaxaca.

Esta omisión solo se explica ante la negación de las autoridades federales de salud para inocular a la población menor de 12 años por considerarlos un grupo de bajo riesgo.  

Sin embargo, si son un grupo de bajo riesgo, entonces ¿por qué la SEP decidió cerrar las escuelas por más de un año? ¿cuál fue la relación costo-beneficio de esa decisión? No está claro, como tampoco está claro cuál es el beneficio de no vacunarlos más allá del ahorro para el erario.

En febrero de este año se reportaron más de 91 mil casos de COVID en niños y se registraron 855 muertes infantiles por esta causa, de modo que el riesgo de contraer la enfermedad no es tan bajo y sin duda alguna la vacunación es una estrategia necesaria para frenar la enfermedad.

En distintos países del mundo, incluidos varios latinoamericanos ya se está inoculando a los niños contra esta enfermedad precisamente en un esfuerzo para contenerla. En algunos de esos países se le está dando prioridad a los niños que tienen comorbilidades, sin embargo, en México ni siquiera esto se ha considerado.

Los países de América Latina que ya están vacunando a niños menores de 12 años son: Uruguay, Chile, Argentina, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Cuba.

Como se puede observar, no se trata de pocos países y esto se debe a que como ya ha quedado demostrado, la vacuna tiene una enorme incidencia en la reducción de casos de COVID y, sobre todo, en la reducción de la mortalidad a causa de esta enfermedad.

En México, las medidas preventivas se han venido relajando en las últimas semanas debido al decremento de casos, sin embargo, especialistas de todo el mundo han dado la voz de alerta en el sentido de que la pandemia está lejos de concluir y que el surgimiento de nuevas variantes puede producir más olas de contagios incluso en las personas que tienen cuadros completos de inmunización.  

Es por lo que resulta urgente vacunar a la mayor parte de la población, incluyendo los niños ya que de otra manera corremos el riesgo de regresar al escenario que tuvimos en enero de este año cuando hubo un repunte significativo debido a la variante Ómicron. Al no vacunar a los niños tenemos un universo de 32 millones de personas que no tienen algún tipo de inmunización y que, por lo tanto, pueden contraer la enfermedad y continuar su propagación.

La decisión de no vacunar a los niños responde a una voluntad de austeridad mal entendida que tendrá un altísimo costo en el largo plazo para el país. Pero además de eso, se trata de una medida discriminatoria y que vulnera el derecho de los niños a la salud.  

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