A tres meses de Otis

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Si te pregunto ¿tres meses es mucho o es poco? ¿qué respondes? Probablemente la respuesta será: pues depende de qué estemos hablando, pero te explico por qué lo pregunto: hoy se cumplen tres meses de que el huracán Otis impactó a Acapulco y municipios aledaños.

¿Parece lejano ese 25 de octubre del 2023? El tiempo parece haber pasado lento como lo ha sido la recuperación del puerto. Hace unos días platiqué con empresarios y periodistas que aunque quisieron mostrarse optimistas sobre el futuro de Acapulco, las cifras no les hacían segunda.

Por ejemplo: hablaron de una recuperación del 40% en cuanto a disponibilidad de habitaciones, pero de los 20 mil cuartos que había antes de Otis, en esta pasada temporada “alta” sólo hubo 4,600. Eso es menos de la cuarta parte.

Todo esto a pesar del manejo engañoso de cifras que quiso ofrecer la gobernadora Evelyn Salgado hace un par de semanas cuando la mañanera del presidente se dio desde allá; dijo que Acapulco tuvo una ocupación hotelera del 87%. Obviamente llamó la atención el dato que además de ser engañoso como ya decía, si lo analizamos es un dato desalentador: el interés del turismo no fue suficiente ni para ocupar 4,600 habitaciones.

Acapulco logró en las vacaciones de diciembre una derrama económica de apenas alrededor de 450 millones de pesos, según datos oficiales: 6 mil millones menos que en el mismo periodo del año pasado. 

La  explicación es muy simple: el gobierno en sus tres niveles se ha empeñado en minimizar la tragedia y maximizar las cifras de apoyo; si bien reconocen que Otis es el huracán más fuerte y fatídico que ha pegado en el puerto, la capacidad de operación y respuesta ha sido por lo menos, insuficiente. 

En esa mañanera el propio Andrés Manuel López Obrador dijo que se han entregado alrededor de 28 mil millones cuando se había prometido para una primera etapa 61 mil millones, que por cierto los empresarios me decían que esa cifra debería triplicarse y ponerla en dólares. 

Esto, porque se tienen que reconstruir dos ciudades, pero también el tejido social, la movilidad, el empleo y la seguridad, que dicho sea de paso la violencia tiene sometido al estado de Guerrero desde hace por lo menos 15 años, pero el caos originado por Otis ha propiciado un mayor caldo de cultivo para los delincuentes.

Y eso sin considerar la rapiña que terminó por espantar inversiones. Y bueno, no solo se fueron inversiones, se han ido más de 40 mil trabajadores turísticos a otros destinos; es más no hay ni suficientes trabajadores de la construcción, plomeros, electricistas. La exención de por ejemplo, pagos de luz fue de tres meses, en realidad es poco porque ya tendrán que pagar a pesar de que el puerto sigue devastado, y sin recuperación no hay dinero.

Hablando de dinero, ¿qué pasó con los créditos que se anunció se darían a través de Nacional Financiera y Bancomext? Porque los empresarios denuncian que cuando van a pedir el crédito los bancos dicen: no tenemos nada, no sabemos nada, no ha llegado nada.

Me dicen que se anuncia con bombo y platillo, pero a la hora de aterrizar esos dichos, nadie sabe nada.

Tres meses parece entonces mucho si nos ponemos en los zapatos de los afectados. Recuperar y rediseñar Acapulco no solo debe ser urgencia de la gente del puerto, y por eso debemos hablar de ello, no olvidarnos de Acapulco, no permitamos que la prioridad electoral haga que el puerto se pierda entre la narrativa y la realidad.

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