Pruebas PISA

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A finales del año pasado el presidente desdeñó la prueba PISA; dijo que en su gobierno no se tomaban en cuenta sus resultados porque, según acusó, todos esos parámetros se crearon en el periodo neoliberal y por organismos que con el argumento de impulsar la calidad de la educación degradaban a la educación pública.

Y es que en esas mediciones no nos fue nada bien. Recordemos que la prueba se realiza cada tres años a nivel mundial y los resultados dados en diciembre de 2023 correspondieron a la educación brindada a estudiantes ya en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, y ojo no es que antes sí hayan sido favorecedores los datos. 

México en el 2018, último año de Enrique Peña Nieto, fue ubicado en el lugar 51 de 81 países, sin embargo para la siguiente medición que se llevó a cabo con retraso casi de un año debido a la pandemia, nuestro país cayó hasta el lugar 57; en matemáticas por ejemplo se tuvo el peor resultado desde 2006.

Es cierto, la caída en el nivel de los sistemas educativos fue prácticamente a nivel global, la pandemia, el confinamiento obligado y lo poco preparados que estaban muchos de los países para una educación en línea mermó la calidad de la educación en el mundo. 

De acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo, “muchos de los conocimientos que las y los estudiantes debieron haber adquirido durante 2020 y 2021, simplemente no se alcanzaron o se lograron de una forma muy parcial y desigual”. Así es, aunque el impacto de la pandemia en la educación fue mundial, fue mayor en unos países que en otros; lamentablemente México es uno de los más afectados.

El retroceso para América Latina, según organismos internacionales, sería de alrededor de 20 años. ¿Por qué? Porque las crisis políticas y económicas que históricamente hemos vivido en esta parte del continente han derivado en políticas de austeridad, recortes del gasto y la inversión pública en la educación; el resultado: una educación deficiente y desigual, sistemas educativos poco sólidos y poco competitivos a nivel internacional.

Con todo esto lo que quiero decir es que es entendible, que no justificable, los malos resultados que obtuvo México en la prueba PISA; aquí lo que hay que preguntarnos es qué ha hecho México para mitigar el impacto de la pandemia en la educación.

Una encuesta reciente de UNICEF, UNESCO y el Banco Mundial revela que, de los países de bajos ingresos encuestados, una cuarta parte desconoce cuántos alumnos han vuelto a la escuela tras la pandemia; dos tercios de los países han implementado un plan de estudios abreviado o priorizado, solo el 40% están implementando estrategias de recuperación del aprendizaje a escala nacional y solo la mitad tienen planes nacionales o regionales para medir el aprendizaje de los alumnos.

En México, recordemos, el actual gobierno desapareció al Instituto Nacional de Evaluación Educativa, organismo encargado de evaluar el sistema educativo nacional, coordinar el Sistema Nacional de Evaluación y emitir directrices de política a las autoridades educativas. Se acusó a la prueba PISA de ofender a los maestros al evaluarlos. Es importante saber que no se despidió a un solo maestro por malos resultados; los despedidos fue por no acudir a la evaluación. La estrategia era medir los resultados para capacitar y actualizar en donde hiciera falta.

Entendamos que la evaluación es un instrumento indispensable para mejorar el sistema educativo; no se puede mejorar lo que no se conoce, es más: no se puede mejorar lo que no se reconoce que está mal.

Hoy México parece estar dejando de participar como país evaluado en la prueba PISA, y por eso el llamado que hace Andreas Schleicher, director de educación de la OCDE a la comisionada presidenta de la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación, Silvia Valle, es clara: “tengo entendido que los preparativos necesarios para implementar la prueba se han suspendido”. ¿Por? Nadie dio una explicación previa, nadie hizo una consulta como sí se hizo, por ejemplo, sobre el aeropuerto.

Cabe mencionar que hace unos meses en seminario privado justo sobre evaluación educativa, Valle Tépatl dejaba ver su opinión sobre este tipo de evaluaciones en donde dijo que el uso formativo de la evaluación es todo un reto, porque aún existe la tentación de generar rankings y establecer sistemas clasificatorios.

Cierro esta columna mencionando a los países que han rechazado la prueba: Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela… quizá eso nos diga todo.

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