En defensa de las marchas y el feminismo

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Si eres mujer y fuiste a la escuela, sobre todo a la universidad, fue gracias al feminismo. ¿Usas pantalones de vez en cuando? Pues antes estaban prohibidos para las mujeres. ¿Eres dueña de alguna propiedad o te gustaría serlo? Pues las feministas lograron que las mujeres podamos ser dueñas de algo o incluso heredar. Antes ni ese derecho teníamos.

El feminismo es la lucha por la igualdad de derechos, no para ser iguales a los hombres, no lo somos. Hombres y mujeres somos, afortunada y básicamente, diferentes. Sin embargo muchas características femeninas no son biológicas sino culturales y son impuestas por la sociedad y los gobiernos. Ahí es donde debemos continuar esta lucha que algunas valientes comenzaron hace muchos años.

Se estima que el feminismo comenzó hace tres siglos, durante la Revolución Francesa. Olympe De Gouges fue condenada a muerte por redactar la Declaración de los Derechos de la Mujer.

Gracias a ella y a las que se le sumaron, podemos ir a la escuela, y algunas pocas a la Universidad.

Otro logro feminista es el derecho a votar. Aquí en México no fue sino hasta 1953, más de 100 años después que en otros países. Y es que si estamos muy atrasados en estos conceptos, aún hay mucha población que no entiende bien el feminismo, simplemente lo desestima por no querer asociarse con esta lucha.

Uy! las que pintan los monumentos, las que rompen vidrios, esa no soy yo.

Pues esas deberíamos ser todas, no por la violencia, realmente no creo que esos actos, que son una minúscula parte del movimiento, sean la solución, pero es que se necesita ser muy poco empática para no conmoverse por las madres que un día, simplemente no volvieron a ver jamás a sus hijas, porque desaparecieron, por las miles de mujeres violadas diario, una cada 4 minutos, por los cientos de mujeres asesinadas, solo por ser mujeres, por las niñas que son vendidas a señores mayores por que son usos y costumbres.

Y es que no todas las mujeres hemos vivido, ni vivimos las mismas situaciones.

Los cientos de miles de madres solteras que mantienen solas a sus hijos. Las que se hacen cargo de los bebés de sus hijas adolescentes que fueron violadas. La chava que diario es acosada en el transporte público en camino a su trabajo. Las que no pueden tener una vida propia porque los hermanos hombres les enjaretan el cuidado de los padres porque “les toca”. Las miles de víctimas de violencia doméstica que son agraviadas día con día por no obedecer a su marido y que nadie, nadie, las defiende. Las empleadas que diario soportan que las obliguen a llevarle el café a sus jefes, todos hombres por supuesto, y que su talento no es ni considerado y que no pueden aspirar a subir de posición, ni a ganar igual que sus compañeros hombres porque no mantienen una familia.

No puedo contener mis ganas de levantar la voz por ellas, por mi hija, por mi misma.

Y por todas ellas he marchado y marcharé mientras pueda.

El Día Internacional de la Mujer, las marchas correspondientes, el feminismo en sí, son objeto de muchos debates, puntos de vista polarizados, y mientras se perciba como una amenaza al dominio masculino, va a haber una lucha aguerrida por mantenerse y una resistencia a reconocer esta desigualdad. Las luchas, las marchas, este movimiento lo visibilizan y tratan de contrarrestar esta subordinación ejercida sobre las mujeres. Y es que los derechos que no se defienden se pierden.

Lo que debemos enfatizar es que avanzar en materia de igualdad, el que las mujeres se sientan más seguras, protegidas por sus gobiernos; más libres de tomar sus propias decisiones, y se puedan desarrollar laboralmente en ambientes más parejos, será un avance hacia una mejor y más justa sociedad para todos.

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