Protestas contra Petro, una dura prueba para el primer presidente de izquierda en Colombia

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“¡Petro fuera! ¡Petro gonorrea! ¡Terrorista! ¡Matemos a ese hijueputa!”, se oye gritar a la gente mientras otros manifestantes cargan un ataúd con el que supuestamente simbolizaban el funeral del presidente colombiano, el izquierdista y ex guerrillero Gustavo Petro. Ése fue el ambiente de rabia y odio contra el mandatario, que prevaleció en las marchas que juntaron a cerca de medio millón de personas en varias ciudades de Colombia, el 21 de abril de 2024.

Se respiraba inconformidad y molestia contra las reformas impulsadas por Petro -quien está a la mitad de su cuatrienio- en temas como salud, pensiones, negociaciones de paz con la guerrilla, la relación con la vecina Venezuela, y hasta su propuesta de instaurar una Asamblea Constituyente.

“Estoy aquí para oponerme a la nefasta reforma a la salud. Es malo para el futuro del país. La salud en Colombia es de las mejores de Latinoamérica. También me opongo a la impunidad que propone Petro a los grupos armados ilegales”, dijo con enojo Víctor Rincón, quien llevaba puesta su bata blanca de odontólogo durante la masiva concentración en la Plaza de Bolívar, en Bogotá, la capital colombiana.

Y así como Víctor, otros miles gritaban con enjundia contra el presidente colombiano, quien llegó al poder en 2022 tras alcanzar la histórica cifra de 11.2 millones de votos en segunda vuelta electoral, y se convirtió en el primer mandatario de izquierda en un país sudamericano gobernado desde hacía décadas por la derecha.

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¿Pero por qué tanto enojo?

“Lo que está sucediendo en Colombia es el reflejo de dos situaciones contradictorias: por un lado, Petro ganó las elecciones de manera legítima, pero en un país dividido y polarizado, por lo que hay un sector importante de los electores y del poder económico y político que no está dispuesto a que el gobierno profundice sus reformas”, nos explicó la periodista colombiana Olga Behar.

La también politóloga y analista de lo que pasa en su país natal apuntó que más allá de las reformas al sector salud o a las pensiones que -al menos en el discurso- beneficiarían a los sectores más vulnerables y van contra la corrupción, hay otras medidas de Petro que no son muy aceptadas como el combate a los cultivos ilícitos y el narcotráfico, o el cumplimiento de los acuerdos de paz con la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.

“Y por otro lado están los afectos a Petro y sus ideas políticas, quienes con el paso del tiempo han sentido frustración porque pensaban que él iba a encabezar un gobierno de izquierda casi revolucionario, pero realmente las reformas ofrecidas no han podido salir adelante precisamente por la obstrucción de la oposición. Entonces, para sus seguidores, el gobierno está lejos de ser lo que anhelaban y soñaron desde hace 50 años”, abundó Behar.

¿Y qué papel juegan la derecha y la oligarquía colombianas?

“Es lo que vemos hoy en Colombia, si lo queremos resumir: un presidente cuyos adversarios políticos están en la derecha y que intentan acorralarlo por todos lados, ya sea en lo judicial, en el Congreso, en lo político o con las fake news”, nos precisó la también experta sobre el conflicto armado y los procesos de paz en su país.

La investigadora detalló que hay un centro político en Colombia -representado principalmente por el Partido Verde- que es “muy pequeño, muy timorato y sobre todo voluble”, pues está completamente dividido y “va como veleta apoyando a un lado o a otro”. Mientras que los partidos de izquierda quieren más de lo que el presidente va a poder darles; “esa es la gran encrucijada” para Petro, nos resaltó Behar.

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En cuanto a la actuación durante las recientes protestas contra Petro por parte de los partidos de derecha -cuya figura principal de algunos de ellos es el ex presidente Álvaro Uribe (2002-2006 y 2006-2010)-, la periodista advirtió sobre “lo peligroso de su lenguaje grotesco, por decir que quieren al presidente muerto”.

Mientras, Olga Behar nos explicó que los grandes empresarios colombianos no están unificados y tienen diversas posturas frente a los cambios impulsados por el mandatario: “han dado su punto de vista sobre las reformas laboral, a la salud y a las pensiones porque tienen temor de que económicamente les afecten mucho, pero tampoco quieren incomodar al gobierno yéndose a la oposición. No hay una orientación monolítica”.

Además, acotó la especialista, algunos logros económicos de Gustavo Petro han mantenido “quietos” a la mayoría de grandes empresarios, como por ejemplo que la inflación bajó un dígito, el dólar se ha reevaluado como para poder importar materias primas a precios adecuados, y la deuda externa se mantiene controlada.

“El Fondo Monetario Internacional, el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco Mundial y la Unión Europea han reconocido la ortodoxia económica del actual gobierno, algo que era impensable. Petro ha manejado una salud económica porque él mismo es economista y conoce a fondo el manejo de los números”, destacó la experta.

¿Polarización o conciliación?

El gobierno de Petro busca “reformar al Estado para cambiar estructuralmente un sistema que si bien es electoralmente democrático en la práctica, está permeado por grandes conglomerados económicos y una clase política acostumbrada a tener al Estado a su disposición” (mediante la corrupción), nos dijo Behar.

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En ese escenario de confrontación, para el 1 de mayo de 2024 está convocada una marcha por el Día del Trabajo, que el mismo Petro ha enfatizado que será la otra cara de la moneda de lo ocurrido el 21 de abril.

“El odio es de ellos, su violencia espiritual que no quiere que la educación llegue a la gente, el plato de sopa caliente al viejo y el médico a la mujer embarazada y al niño y la niña, no quieren que la mujer trabajadora tenga dignidad. Lo nuestro es la alegría, la paz  y el amor. Adelante”, escribió el presidente colombiano en sus redes sociales.

Petro se demoró en entender que la clase política tradicional no lo iba a apoyar; empezaron las dificultades cuando él se da cuenta que su plan de gobierno choca contra la muralla de una clase política y económica que no quiere entregar absolutamente nada, pues no está dispuesta a perder un milímetro de su poder”, señaló Olga Behar.

Con ese panorama, la politóloga nos indicó que tal vez el presidente colombiano quiera dialogar con sus opositores, mientras lo que ellos buscan “es tumbarlo; es el riesgo que hay”.  “Si pensaran que no todo es recuperar el poder, tal vez los empresarios y la derecha puedan reaccionar, pues aún faltan dos años para las elecciones, pero no lo veo tan fácil”, auguró Behar.

¿Qué escenarios veremos los próximos días en nuestro país hermano? ¿Posibilidad de acuerdos o mayor confrontación?

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