El “fenómeno Boric”: ¿ejemplo a seguir para fortalecer la democracia en América Latina?

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Formado en los movimientos estudiantiles chilenos y lejos de la disciplina y estructura burocrática de los partidos socialistas en su país, el presidente Gabriel Boric representa a una izquierda democrática que toma distancia del populismo latinoamericano y de la ultraderecha empresarial.

En ese sentido, ¿el gobierno de Gabriel Boric puede ser ejemplo en América Latina de que se puede aspirar a la justicia social, y a fortalecer la democracia y las libertades, sin confrontar a los grandes empresarios y afectar a las instituciones? ¿El caso chileno sería una tercera vía ante los populismos de izquierda y de derecha tan en boga en la región?

Al respecto, el internacionalista Irán Moreno nos dijo que Boric representó un “fenómeno político” al triunfar en la elección presidencial en su país en diciembre de 2021, al provenir del movimiento social y popular que tuvo su clímax con el estallido social que vivió el país sudamericano en 2019, y que era contrario a los intereses de la tradicional clase política de izquierda.

Boric proviene de los chavales que (en 2011-2012) salieron a las calles a protestar en demanda de educación pública y gratuita. Y cuando (años después tras haber sido diputado) él se postula para la Presidencia, le gana a los partidos tradicionales de la llamada Concertación”, abundó el también presidente de la Fundación de Estudios Políticos, Económicos y Sociales Progresistas.

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Boric rompió con los esquemas bipartidistas y emergió como un joven prometedor de izquierda sin definición, solo de izquierda genérica, con una crítica a Hugo Chávez y Venezuela, también a Cuba. Rompió con los esquemas de la izquierda latinoamericana, la de ‘patria o muerte, venceremos’, y con el discurso de la ‘patria grande’ (la unión de América Latina)”, señaló Moreno.

¿Qué ha logrado Boric a la mitad de su gobierno?

“Nos quedan dos años de gobierno, pero toda una vida para seguir cambiando nuestro país. Estamos siendo gobierno para mejorar la calidad de vida de nuestro pueblo, y creo que lo estamos logrando”, expresó Boric durante un evento reciente, a menos de dos meses de que el 17 de marzo de 2024 se cumpla el segundo aniversario de su llegada al poder.

Con altibajos, caída en su popularidad y sin contar con una mayoría en el Congreso que apruebe todas sus propuestas, el presidente chileno ha logrado -no obstante- transformaciones importantes en la nación andina.

“Aunque le tocó la pandemia de COVID-19, Boric logró estabilizar la economía chilena, impulsó políticas de bienestar, aumentó el salario y redujo la inflación. Ha logrado de manera parcial una reforma fiscal para que quien gane más, pague más, y ha instaurado políticas de cuidados que son vanguardia en América Latina”, nos dijo Irán Moreno.

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El también especialista en temas de negociación y conflictos internacionales agregó que el mandatario chileno también logró reducir la jornada laboral a 40 horas a la semana: “con el margen que tiene y que le da la Constitución de su país, Boric ha tenido esos avances, además de contar con el apoyo de los partidos tradicionales de la Concertación en el Congreso”.

Y sin embargo, Gabriel Boric también ha tenido fracasos. Uno de ellos -nos contó Moreno- fue el rechazo de la ciudadanía, en dos plebiscitos consecutivos, a adoptar una nueva Constitución “progresista y de derechos”, por lo que aún sigue vigente la aprobada durante la dictadura militar de Augusto Pinochet (1973-1990).

“Diferente a los populistas de izquierda y de derecha”

El licenciado en Relaciones Internacionales por la UNAM Irán Moreno explicó que la “gran diferencia” de Boric con otros mandatarios latinoamericanos que se autodenominan de “izquierda”, es que el presidente chileno “se asume como un socialdemócrata”.

“Él no va por una izquierda comunista o socialista, ni le apuesta al tema de la ‘patria grande’ solo por reivindicar a Simón Bolívar. Creo que Boric tiene muy claro que la construcción del Estado chileno pasa por la construcción de un Estado social, democrático y de derecho. Boric respeta la Constitución y las leyes aunque no las comparta; no es clientelar y corporativo”, precisó el especialista.

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Boric es un demócrata de izquierda como los que no hay en nuestra región. Tiene un fuerte compromiso con la democracia, la participación social, las consultas ciudadanas -que no populares-, e incluso con un discurso diferente: él habla de democracia y participación ciudadana”, agregó Moreno.

El internacionalista nos indicó que el tipo de gobiernos como el de Boric o de Lula da Silva, en Brasil, y como fue en su momento el de José Mujica, en Uruguay, “es la izquierda que necesita América Latina, y no a los populistas de derecha -como Javier Milei, en Argentina-, ni a los pseudo izquierdistas como López Obrador, o los comunistas como Daniel Ortega (en Nicaragua) o Nicolás Maduro (en Venezuela)”.

Finalmente, en una comparación con lo que pasa en México y que puede continuar en caso de que Morena siga en el poder, Irán Moreno insistió en que mientras Boric es un demócrata de izquierda, López Obrador y la candidata presidencial Claudia Sheinbaum se definen como “humanistas”.

Sheinbaum viene del Consejo Estudiantil Universitario, de la izquierda universitaria, pero ahora se asume como ‘humanista’, es decir, niega su concepción ideológica. En su precampaña incurrió en cooptación, no planteó una política de cuidados y no se manifestó por reducir la jornada laboral a 40 horas. En cambio Boric tiene a una ministra de Defensa que es civil, y acá queremos que la Guardia Nacional esté en la Sedena”, concluyó el experto.

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