Carlos Hermosillo (y México), 21 años después

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El sol cae a plomo sobre el Estadio Nou Camp. Es un infierno. El árbitro Eduardo Brizio pita, señala el punto blanco. ¡Penal! Carlos Hermosillo está tirado y con el rostro sangrante. Su compañero, el jugador argentino, Héctor Adomaitis solicita el ingreso de las asistencias al minuto 100 de juego…

“Párate. ¿Estás bien? Tienes sangre”, le dice Adomaitis al Grandote de Cerro Azul, mientras el médico del equipo le coloca al delantero unos vendoletes en la herida provocada por una patada del guardameta Ángel David Comizzo.

“Me paré y dije: ‘esto es para mí’”, recuerda Hermosillo, en entrevista para Cuestione. Era el gol del triunfo aquel 7 de diciembre de 1997. El alarido que se ahogó en las gargantas de los aficionados celestes puso fin a una sequía de 17 años sin título.

Eduardo Galeano en El Fútbol a Sol y SombraEl fin del partido afirma que “está probado, y está probado con toda certeza, que el mundo gira en torno a la pelota que gira”.

Y vaya que eso le aconteció a Hermosillo: “Pasaban tantas cosas por mi cabeza, me decía, ‘esta es la oportunidad de lograr el campeonato y así lo voy a hacer’”. Cuatro pasos lo separaban del esférico y de la gloria.

Y mientras la pelota esperaba a rodar, el mundo seguía girando. Guanajuato parecía detenido en el tiempo, pero el resto del país no…

A 325.8 kilómetros, en el entonces Distrito Federal, hoy Ciudad de México, el amarillo y negro de la izquierda dominaba con la elección del perredista Cuauhtémoc Cárdenas como jefe de Gobierno, cargo que sepultó al Regente del Departamento del DF, hasta entonces, decidido por la democrática vía de la designación presidencial.

Sí, fue el año del voto de castigo y destierro al Partido Revolucionario Institucional (PRI) de la capital que, con Alfredo del Mazo González, no logró convencer a un electorado que prefirió dar cobijo con un millón 859 mil 866 sufragios al ingeniero Cárdenas y su lema: Juntos, recuperemos nuestra ciudad.

El Partido de la Revolución Democrática (PRD) tenía como líder a Andrés Manuel López Obrador. Eran tiempos de cambio. El Sol Azteca se colocó como la segunda fuerza política con 125 curules en San Lázaro y eran mayoría en la Asamblea Legislativa. Para los hoy morenistas, es considerado el primer gran golpe al sistema.

Si los defeños ya habían castigado al PRI en las urnas… a Hermosillo Goytortúa le correspondía saldar cuentas con Comizzo Leiva ante más de 31 mil aficionados. Hermosillo enfiló, conectó el balón con la pierna derecha. La metió pegada al poste izquierdo del guardameta… ¡Gooooooool!

Los aficionados esmeraldas callaron en las gradas, algunos de ellos pagaron hasta 30 salarios mínimos –cuando estaba en 26 pesos con 45 centavos– por un lugar en la zona Sol.

Era una época en que el tipo de cambio situaba al dólar en 8 pesos con 20 centavos. Había, como lo hay ahora, preocupación por el alza a las gasolinas. El presidente Ernesto Zedillo Ponce de León amenazaba con el incremento a los hidrocarburos y los gravámenes si el Impuesto al Valor Agregado (IVA) bajaba.

La trifulca se desata en las gradas, mientras… el delantero elevaba la mano izquierda en señal de triunfo y el arquero le aplaude al silbante. En la banca, el estratega de la Máquina Celeste, Alfredo Tena, abraza a los jugadores suplentes… sus guerreros lo superaron todo: los mariachis, que parecían de Vicente Fernández porque no dejaron de tocar y cantar gran parte de la noche Camino de Guanajuato afuera del hotel de concentración; los toquidos a las puertas de los cuartos cada dos horas; la bomba de humo pestilente que les lanzaron en el vestidor durante el descanso…

“Siempre he dicho que las cosas pasan por algo en la vida. Se presentó la oportunidad de definir la final con un penalti. A Comizzo no le tengo rencor por la agresión, al contrario, le agradezco porque nos dio la oportunidad de ser campeones a un equipo que llevaba 17 años sin serlo”, dice Carlos.

El equipo Cruz Azul daba la vuelta olímpica en cancha ajena; el encuentro con los seguidores celestes sería en el bullicioso DF, en ese típico centro del país en que los ‘vochitos’ verdes eran el taxi del momento. Un viaje en Metro salía en 1.50 pesos, 20 centavos más caro que en 1996.   

Además, fue el escenario del divorcio de Ricardo Monreal con el PRI, luego de que fue vetado por el presidente Zedillo como candidato al gobierno de Zacatecas, bajo el argumento de presuntos vínculos con la delincuencia organizada.

En materia de seguridad, tras la muerte de Amado Carrillo, El Señor de los Cielos, el gobierno federal se centró en los hermanos Arellano Félix para extinguir al Cártel de Tijuana. La Procuraduría General de la República (PGR) les puso precio a sus cabezas: Un millón de dólares.

En Estados Unidos, Donald Trump promocionaba en un tour su libro Trump: The Art of the Comeback; en tanto, Ivanka trataba de conquistar las pasarelas como modelo…

Hermosillo era el héroe, el maquinista que acaparaba reflectores. “Para mí fue una satisfacción muy grande, el cortar una racha tan larga del equipo al que yo le voy. Ese equipo nos costó formarlo varias temporadas; antes de ser campeón pasó cosas muy difíciles”.

El ariete robaba atención en cualquier lugar que se presentaba, como en el cine lo hacía la producción de James Cameron y Jon Landau: Titanic. Los roles protagónicos corrían a cargo de Leonardo DiCaprio y Kate Winslet.

En la televisión, Paco Stanley se aprovechaba hasta el hartazgo de su patiño, Mario Bezares, con el gallinazo.

Y en las telenovelas, TV Azteca pegaba con Mirada de Mujer al rating de Televisa, que veía en Angélica Rivera, ahora exprimera dama, como una veta de oro al estelarizar junto a Eduardo Palomo la producción Huracán.

La máquina del tiempo en Carlos Hermosillo se traslada a un presente, la final entre América y Cruz Azul está a horas de empezar en el juego de ida.

“Es una final muy cerrada, en igualdad de circunstancias, por un lado, un América que sale a jugar y al que hay que poner especial atención, al igual que a su técnico y, por el otro, un Cruz Azul con una buena defensa y que genera buen futbol”.

Hay confianza en el cuadro que conformó la institución desde la llegada de Ricardo Peláez y la contratación de Pedro Caixinha como director técnico. “En seis meses se transformó el equipo”.

Se muestra confiado del cuadro celeste, donde “todo es importante: la banca, el cuerpo técnico, el parado táctico. Las liguillas no son para los nombres, son para los hombres”.

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