Aprobación de la Ley Malena, un paso importante pero insuficiente en el combate a la violencia de género

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En septiembre de 2019, la saxofonista María Elena Ríos fue atacada con ácido mientras se trasladaba de la Ciudad de México a Oaxaca causándole quemaduras en el 90% de su cuerpo. Su caso conmocionó a la opinión pública y abrió el debate sobre este tipo de violencia en México.

Hoy, gracias a su lucha, los ataques con ácido serán castigados e investigados como intentos de feminicidio en tres estados de la República. 

El pasado 8 de febrero de 2024 el Congreso local de la Ciudad de México aprobó por mayoría absoluta una reforma a la Ley de Acceso de las Mujeres a una vida Libre de Violencia para que se incluya la “violencia ácida” como un delito que se castigará hasta con 12 años de prisión. En caso de daños permanentes y severos estos ataques se considerarán intentos de feminicidios, con penas de hasta 30 años. 

María Elena Ríos es originaria de Tonalá Oaxaca. Participaba en la orquesta de su municipio desde los 9 años en donde aprendió a tocar el saxofón y a compartir su pasión por la música. Estudió comunicación en la Universidad en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y música en el Benemérito Conservatorio de Puebla.

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La vida de María Elena –o Malena como la llaman sus amigos– se vio interrumpida hace más de cuatro años cuando su vehículo fue interceptado por tres hombres que le rociaron el cuerpo con ácido sulfúrico causándole quemaduras de segundo y tercer grado que la mantuvieron hospitalizada por cinco meses. 

Antes de los ataques, María Elena Ríos había estado en una relación sentimental con el ex diputado local de Oaxaca, y presunto autor intelectual del intento de feminicidio, Juan Antonio Vera Carrizal. Dentro de la relación había violencia que iba desde comentarios posesivos, control sobre las amistades, e incluso sobre las formas de vestir. Todo escaló una vez que Ríos eligió salir de la relación. Entonces recibió amenazas, incluso en contra de su familia, que finalmente culminaron en el ataque con ácido. 

Vera Carrizal se encuentra actualmente en prisión preventiva por estos hechos. 

Una nueva forma de violencia    

En 2021 las estadísticas de ENDIREH INEGI revelaron que en 2021 el 70.1% de las mujeres de 15 años o más en México manifestaron haber vivido una situación de violencia psicológica, física, sexual o de índole económica. El 39.9% reportó haber sufrido violencia durante su última relación de pareja.

Los ataques con ácido han sido una nueva forma de violencia para las mujeres mexicanas, que es mucho más común en lugares como el Reino Unido, India y Pakistán, como te contamos en esta nota.

La Ley Malena fue presentada con el objetivo de tipificar los ataques con ácido como tentativas de feminicidio, para que se investigue y se castigue como tal. En México no hay una cifra oficial de estos ataques pero en entrevista con Ximena Canseco de Gaceta UNAM, hasta 2023 se tenían registrados 39 de estos ataques.

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Como te contamos en esta nota, la lucha de María Elena por recibir justicia ha sido incansable y llena de obstáculos legales e institucionales, tanto para conseguir la sentencia en contra de Vera Carrizal como para lograr que se reconozca ante la ley la gravedad de estos ataques. 

En enero de 2023 la Ley Malena fue presentada ante la Procuración de Justicia de la Ciudad de México y fue hasta un año más tarde, en febrero de 2024 que fue aprobada por unanimidad en la Ciudad de México.

Vergüenza y control

En México esta forma de violencia es relativamente nueva y poco común, sin embargo, a partir de la experiencia internacional es posible entender un poco más sobre lo que hay detrás.

La mayoría de las víctimas en el mundo son mujeres y niñas, mientras que los perpetradores son principalmente hombres. Los celos y el sentimiento de rechazo son de los grandes motivadores para quienes cometen estos crímenes que tienen como intención avergonzar y aislar del mundo a las víctimas.

Las heridas de ácido son muy visibles y cambian completamente el aspecto de una persona, pero las consecuencias no son solo estéticas: uno de estos ataques altera totalmente la vida de una mujer y su relación con el mundo.

Los ataques con agentes químicos “revolucionan nuestros proyectos, nos obligan a vivir procesos interminables con médicos, psicólogos y psiquiatras. El círculo social, familiar y laboral cambia, porque cambia la manera en la que te ves. Es un daño directo a nuestra primera carta de presentación: nuestra cara”, explicó María Elena Ríos sobre su experiencia. 

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En los últimos 10 años esta forma de violencia ha crecido en un 90% según el Fondo Internacional de Sobrevivientes de Ácido (ASTI por sus siglas en inglés). Esta organización registra 1,500 ataques al año, de los cuales el 80% se cometen hacia mujeres. Sin embargo, se estima que la cifra real de ataques es mucho mayor ya que este es un crimen subreportado por el estigma y la vergüenza que despierta en las víctimas. 

La Ciudad de México es apenas el tercer estado de 32 en aprobar una ley particular para este tema. Todavía falta mucho para prevenir y castigar estos actos debido a que estas sustancias son accesibles de comprar y fáciles de emplear. En países como India, Colombia y el Reino Unido se han aprobado leyes para controlar la venta de estas sustancias, aunque la aplicabilidad sigue siendo un reto. 

En México este es un problema que apenas comienza a visibilizarse. El activismo y el esfuerzo por legislar han sido un gran primer paso, pero hace falta mucho en la lucha en contra de la violencia hacia las mujeres.Por un lado, la impunidad que reina en este país hace difícil que estos crímenes se castiguen, incluso cuando se denuncien. Pero por otra parte hay un problema de violencia generalizada en México, donde se ha vuelto tan cotidiano agredir a una mujer que la violencia se utiliza para resolver cualquier inconformidad o conflicto.

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