Datos, opiniones y fin a la locura

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Gobiernos populistas crean sus propios datos

Hay quienes afirman que los gobernantes populistas de Estados Unidos, BrasilMéxicoTurquía y Hungría o Polonia son posmodernos porque inventan datos para esquivar críticas sobre sus gobiernos. Provenientes de orígenes ideológicos distintos, comparten el mismo método de falsear datos para autojustificarse.

El pensamiento posmoderno plantea esta interrogante: ¿es posible que cada quien pueda ofrecer sus propios datos sobre cualquier tema, y que sean considerados válidos para cualquier debate o cualquier opinión?

La concepción filosófica del posmodernismo de la “verdad débil” aparentemente abre la puerta a esa tesis. Plantea la necesidad de superar la era de las concepciones y verdades absolutas (las religiones teocráticas como el cristianismo, el islamismo y el judaísmo, las concepciones político-ideológicas como el marxismo, fascismo, liberalismo y todo esquema de análisis que sea “totalitario o totalista” en su pensamiento) abriendo un camino a la tolerancia y la diversidad. 

Rechaza la idea de verdades absolutas y de los modelos analíticos cerrados, asumiendo que vivimos en la era de la comunicación diversa, accesible y con medios expresando diversas verdades, a plena luz del día.

¿La “verdad débil” significa que no existen absolutos, incuestionables? En su libro El Pensamiento DébilGianni Vattimo explica la diferencia entre tener una interpretación de un dato, y el dato en sí mismo. Este complejo proceso conlleva a una nueva dialéctica de tesis-antítesis-síntesis, donde los mismos datos científicamente comprobados pueden permitir múltiples interpretaciones. La esencia del posmodernismo rechaza la dogmatización universalista de unas verdades frente a otras.  Gianni Vattimo ¿La “verdad débil” significa que no existen absolutos, incuestionables? En su libro El Pensamiento DébilGianni Vattimo explica la diferencia entre tener una interpretación de un dato, y el dato en sí mismo. Este complejo proceso conlleva a una nueva dialéctica de tesis-antítesis-síntesis, donde los mismos datos científicamente comprobados pueden permitir múltiples interpretaciones. La esencia del posmodernismo rechaza la dogmatización universalista de unas verdades frente a otras. 

La era de las tecnologías de comunicación permiten un videojuego entre un cristiano, un judío, un musulmán, un budista, un comunista y una docena de ateos, sin darle mayor importancia a los valores esenciales de cada participante

Lo que cambia todo, entonces, no es la relativización de las verdades, sino la distorsión de los datos. Ahí se localiza el fenómeno peligroso. Y curiosamente la existencia de “mis datos, no los tuyos” es una práctica impulsada por gobernantes populistas cuyo modelo de gobernanza se basa en la polarización de la sociedad entre creyentes de los “otros datos” y los que creen en datos ofrecidos científicamente y sin un interés específico.

No aceptan datos que señalan sus fracasos y errores a la hora de gobernar. De ahí la necesidad de la polarización: recurren a una narrativa confrontativa para justificar el exigir a sus seguidores que crean a ciegas sus datos alternativos. Cifras sobre la caída del PIB, el desempleo, la tasa de pobreza, la inflación, el número de muertes por la pandemia del Covid, la fuerza del crimen organizado y la promesa de un futuro luminoso son ajustadas a una narrativa contrastante con los datos objetivos (y quizá más pesimistas) de los expertos, estudiosos y órganos oficiales.

A  partir  de sus datos inventados, vierten sus opiniones. Esto difiere fundamentalmente con la filosofía posmoderna. La filosofía posmoderna no teme datos, pero sí ofrece opiniones sobre sus significados. En cambio, los gobernantes populistas crean sus propios datos, adaptados a su particular opinión, y los defienden agitando la bandera de la polarización. 

Para devolverle una semblanza de sanidad mental y coherencia al debate público, debemos exigir que todos partamos de datos coherentes y reales, y después que cada quien vierta su opinión en la arena nacional.

Tenemos la obligación de rechazar los datos alternativos promovidos por los gobernantes, para frenar la locura que vierten sobre el ánimo social.    

ricardopascoe@hotmail.com

@rpascoep

   

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