¿Quién pide refugiarse en México?

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“Ya sabemos que eres el sapo (soplón). De hoy no pasas”, dijo la voz al otro lado del teléfono Esta era la primera vez que Pedro, maestro de lenguas mayas en la zona montañosa de Guatemala, era localizado por delincuentes. Ese mismo día dejó la escuela de Alta Verapaz y cruzó la frontera de Nuevo Orizaba hacia México.

En el 2014, Pedro, a quien se le ha cambiado el nombre por motivos de seguridad, recibió una oferta que no pudo obviar: 10 mil quetzales (alrededor de 26 mil pesos mensuales, el doble de lo que obtenía como maestro y promotor cultural), por alternar la enseñanza con dar información a la Fiscalía, que le ayudara a ubicar delincuentes.

A cambio -además del dinero- Pedro recibiría completo anonimato y confidencialidad. El dinero llegó seis meses, lo segundo, no. Una promesa rota que le valió amenazas de muerte.

Cuando se le pregunta si podría regresar a su país, contesta: “No. Se acaban de echar a un Fiscal. ¿Se imagina, un civil o un colaborador?”.

Con las primeras amenazas, Pedro buscó a un coyote para irse a los Estados Unidos, pero el precio era demasiado alto: la casa de su familia. Sin cerrar el trato, y con la llamada dándole unas horas de vida, decidió venir a México, donde pidió refugio el 8 de marzo pasado.  

En la Ley sobre Refugiados, Protección complementaria y Asilo político, este trámite tarda 45 días hábiles. En la práctica, Pedro ha tachado más de 200 en el calendario.

En México, todo extranjero puede solicitar refugio, siempre y cuando demuestre que su vida corre peligro en el país de origen. La figura es diferente a la de asilo, la cual es solicitado por personas perseguidas por motivos políticos.

Rezago

Mientras Pedro no obtenga la condición de refugiado, debe renovar cada seis meses una visa por razones humanitarias, la cual no le permite trabajar, tampoco puede abrir una cuenta bancaria ni hacer prácticamente ningún trámite, pues no tiene una identificación oficial expedida por autoridades mexicanas.

El retraso de las resoluciones de la Comar es una de las razones por las que los migrantes deciden abandonar el proceso y continuar su camino hacia el norte, dijo Gabriela Hernández, coordinadora del albergue Casa Tochán.

“En la ley están en términos establecidos para su reconocimiento, el tema es que no son cumplidos. Ni por la Comar ni por Gobernación ni por nadie”, dijo la hermana Leticia Gutiérrez Valderrama, fundadora del albergue de media estancia Casa Mambré en la Ciudad de México.

En cambio, Francesca Fontanini, vocera del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), el organismo que acompaña a los gobiernos en su atención a los refugiados, consideró normal el retraso debido al número de peticiones.

La ACNUR contrató el año pasado 30 abogados que ayudaron a la Comar en la agilización de los trámites. En el 2017 se presentaron 14 mil 596 solicitudes de refugio, solo mil 907 (13%) fueron reconocidos, mientras que dos mil 233 (15%) desistieron.

Para agosto de 2018, la cifra ya había alcanzado las 14 mil 544, 42% de estas solicitudes corresponden a mujeres y casi una tercera parte a menores de edad.

Sin embargo, el corte de agosto no incluye las tres mil 230 solicitudes nuevas que se ingresaron en octubre, en el marco de la Caravana Migrante, por lo que este año cerrará con un nuevo récord de peticiones de refugio en México.

Ciudadanos de cinco países concentran 95% de las solicitudes de refugio en México: Honduras, Venezuela, El Salvador, Guatemala y Cuba.

Fuente: Comar.

Irónicamente, México también es un expulsor de refugiados al mundo. Al finalizar el 2016 había cuatro mil 102 refugiados en Canadá y seis mil 161 en Estados Unidos, de acuerdo con un reporte anual del Acnur.

Regresar no es una opción

Volver a Guatemala es un tema de vida o muerte para Pedro, pero los trámites parecieron orillarlo a regresar.

El 20 de septiembre las autoridades del Instituto Nacional de Migración (INM)  le negaron renovar su visa por razones humanitarias, pese a que los solicitantes de refugio tienen derecho.

¿La razón? Dado a que la Comar no aprobó su condición de refugiado en tres meses, los oficiales argumentaron que su constancia estaba vencida.  Sólo una amenaza de llevar el caso a la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) fue suficiente para que Pedro pudiera recuperar su visa por razones humanitaria del INM.

Autoridades de la Comar no dieron respuesta sobre peticiones de entrevista, ni sobre el caso particular de Pedro.

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