Una de las piedras angulares de la democracia es que exista libertad para participar en las decisiones políticas. Cualquier sistema democrático tiene que ofrecer a la ciudadanía opciones para incidir en las políticas públicas y en la toma de decisiones. Sin embargo, esta no es la realidad de la mayor parte de los países de América Latina.
Según una encuesta de Latinbarómetro, en nuestra región solo el 24% de las personas están satisfechas con la democracia, y en México el 88% de la gente considera que nuestro sistema solo sirve para beneficiar a unos pocos. Esta pérdida de la confianza en la democracia es peligrosa, ya que puede devenir en gobiernos autoritarios.
Es un debate que va más allá del simplismo entre derecha e izquierda, o capitalismo y socialismo. Tiene que ver con un sistema político que no ha encontrado la forma de que la participación de todas las personas sea real y tangible.
En nuestro país, los partidos políticos se han apoderado de todos los espacios de participación. Si bien existen candidaturas independientes, su éxito es escaso y su presencia en la toma de decisiones, casi nula. Con un financiamiento público enorme, las élites políticas han tomado control de nuestra democracia. Seleccionan quién compite y dónde, respondiendo a cuotas internas y no a representantes ciudadanos.
También se han apoderado de las instituciones autónomas y públicas, colocando perfiles que muchas veces no cumplen con los requisitos o conocimientos necesarios, pero eso sí, son obedientes al gobierno. Esta colonización institucional margina cada vez más a la ciudadanía, porque las decisiones no se toman para la gente sino para el grupo en el poder. Vemos de lejos cómo los políticos han secuestrado la política.
Es una realidad que debe cambiar. La política no puede ser solo de los políticos.
Así como tenemos derecho a votar y ser votados, necesitamos que se construyan espacios de debate público, para que sea la gente la que pueda tomar decisiones sobre las políticas que afectan su vida cotidiana. Al final, la política moldea nuestros días, ya sea por temas de salud, seguridad o educación: nuestra realidad depende de decisiones de las que no siempre somos parte.
En Cuestione creemos en la libertad para participar en la toma de decisiones, el derecho a ser escuchados por quienes ejercen el poder, y en que la posibilidad de incidir en las políticas públicas es fundamental para toda democracia. Por eso, durante esta semana analizaremos los desafíos de nuestro sistema político, los espacios que deberían existir y los mecanismos para que la libertad política sea una realidad en México.
