Baja el petróleo, pero no necesariamente las gasolinas: te decimos porqué

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El precio del petróleo está en uno de sus puntos más bajos desde 2016. Eso puede tener varios aspectos negativos para un país petrolero, como México. Pero uno de sus lados positivos debería de ser que bajara el precio de la gasolina (derivada del petróleo). 

Sin embargo, esto no está ocurriendo. 

A pesar de que el crudo mexicano se desplomó entre enero y marzo de este año, al pasar de 57 a 24 dólares por barril, de acuerdo con el Banco de México, la gasolina se mantiene arriba de los 20 pesos por litro y no parece que esto vaya a cambiar, asegura Gonzalo Monroy, experto en el sector energético, en entrevista con Cuestione.  

Y es que la fórmula para calcular el precio de la gasolina hace que el gobierno gane: aunque su precio sea más barato, el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) se ajusta, para que el precio al consumidor siga igual y el gobierno recaude más. 

Monroy prevé que en los próximos días, el gobierno emita un decreto para aumentar la base de recaudación del IEPS, que actualmente es de 4.18 pesos por litro para las gasolinas con más de 91 octanos y 4.95 pesos para las que tienen menos de 91 octanos. Y aunque ya se esperaba captar 313 mil millones de pesos por este concepto, según la Ley de Ingresos, la recaudación final con esos ajustes podría ser mucho mayor. 

Todo esto, a pesar de que Andrés Manuel López Obrador prometió bajar el precio de los combustibles cuando estaba en busca de la Presidencia.

Con el dinero que se espera ingresar a las arcas del gobierno, podría superar dos veces el presupuesto total de la Secretaría de Salud (129 mil mdp), cinco veces el de la Secretaría de Seguridad Pública (60 mil mdp) y prácticamente lo mismo que el de la Secretaría de Educación Pública. 

Así, aunque por la caída del precio del petróleo el gobierno de México pierde unos nueve mil millones de pesos al mes, estima Monroy, en el balance, obtiene una ventaja al no ajustar el precio de la gasolina y recaudar más impuestos. “México y la Secretaría de Hacienda ya se dieron cuenta que sale mejor negocio vender combustibles que exportar petróleo”, advierte Monroy. 

Para muestra un botón. Tan solo en enero de este año, el gobierno recaudó 62 mil millones de pesos por el IEPS (que además de al combustible, grava otros productos, como las bebidas azucaradas y el tabaco), es decir, 33% más de lo que había programado, reconoce un boletín de la Secretaría de Haciendo y Crédito Público (SHCP).

Los dados cargados

A nivel internacional, existe preocupación por la política energética de México, advierte Monroy. “La impresión que hay al exterior es que México cambia las reglas sobre la marcha y que no respeta los contratos”, dice el especialista. 

A principios de marzo, representantes de los gobiernos de Estados Unidos, Canadá, más seis países europeos, además de la Unión Europea  en pleno se reunieron para discutir una preocupación común: la política energética de México, según reveló la agencia de noticias Reuters.

Al parecer, la injerencia del gobierno mexicano para tener más control en el sector “inquieta a economías que tradicionalmente han sido algunos de los mayores inversionistas en México”, advierte la nota de la agencia internacional. 

Un aspecto central en la pérdida de confianza para invertir en México es la falta de seguridad sobre los contratos millonarios otorgados en la administración anterior, bajo la premisa de que éstos “dañaron al país, por lo que ha tratado de renegociar los términos de algunos de ellos”, retoma la nota.

Lo anterior, sumado a que “el daño a la imparcialidad de los organismos reguladores, como la Comisión Reguladora de Energía –tras la renuncia de Guillermo García Alcocer–, tampoco ayuda. Nadie va a venir a invertir cuando los dados están cargados”, advierte Monroy. 

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El Fondo casi llega al fondo

El gobierno mexicano tiene un guardadito para la época de vacas flacas. Se llama Fondo de Estabilización de Ingresos Presupuestarios (FEIP) (cuyo antecedente es el Fondo de Estabilización de los Ingresos Petroleros creado en 2001) y su propósito es entrarle al quite cuando los ingresos del país caen. 

En 2019, la caída de ingresos petroleros y de recaudación de impuestos (IVA e ISR), hicieron un boquete en la proyección de ingresos del gobierno por casi 300 mil millones de pesos. Entonces, la SHCP decidió echar mano del FEIP, agotando casi la mitad de los 13 mil millones de dólares que contenía y transfiriendo a Pemex 122 mil millones de pesos, de acuerdo con un análisis conjunto del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) y México Evalúa.

De los 13 mil millones de dólares que tenía el FEIP en 2018, el año pasado quedó reducido casi a la mitad, advierte Monroy. 

Con todo, es posible que la etapa más oscura aún no haya llegado. La podríamos ver en el segundo semestre del año, cuando las calificadoras emitan su evaluación de Pemex –la cual ha venido en picada– y veamos si los inversionistas estadounidenses –los principales en el exterior– conservan la confianza en Pemex. 

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