Personal de limpieza de hospitales, invisible hasta en la crisis sanitaria

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Limpieza sin protección 

Juan Carlos trabajó como personal de limpieza un solo día en el Centro Regulador de Urgencias Médicas (CRUM), en el garaje donde llegan las ambulancias de la Secretaría de Salud de la Ciudad de México. Ese día, los paramédicos aventaron sus uniformes a la ambulancia en la que acababan de trasladar a un paciente COVID-19 y le pidieron que la limpiara. No la limpió: “tenía miedo, nadie me dio un cubrebocas ni guantes”.

El argumento de las autoridades de ese centro es que Tecnolimpieza Delta, la empresa de servicios de limpieza para la que trabajaba Juan Carlos, le tendría que haber dotado de equipo de protección para cuidarse de los riesgos de contraer COVID-19. Pero nadie le dio nada

Él trabajaba bajo un esquema laboral de outsourcing, que es cuando una empresa contrata personal por medio de otra compañía y no de manera directa. En México, poco más de tres millones de personas (una población similar a la del estado de Guerrero) trabajan bajo este esquema, según datos del Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO). 

La subcontratación de personas trabajadoras de intendencia en hospitales públicos y privados es una constante, según datos de Amnistía Internacional. El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) son las que más gastan en este tipo de contrataciones, de acuerdo con investigaciones previas de Cuestione.

Esto representa un riesgo para los trabajadores, porque las empresas no siempre cumplen con las obligaciones laborales, como es en este caso la entrega de equipo de trabajo, explicó a Cuestione el abogado laboral Jorge Chessal.  

Los hospitales son los que deberían informar a las empresas de limpieza que contratan sobre las necesidades de seguridad hospitalaria, para que estas a su vez doten de equipo a su personal. De no ser así, tendrían que ser los hospitales los que, en una responsabilidad solidaria, los tendrían que equipar, dijo Chessal.

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Con el trapo lleno de miedo 

En el Hospital General de Zona número 48, en la alcaldía Azcapotzalco, son las enfermeras y enfermeros los que hablan por el personal de intendencia, quienes tienen miedo de contar sus condiciones de trabajo y ser despedidos por eso. Un informe de Amnistía Internacional documentó el temor que tienen estas personas para compartir sus historias, pues saben que podrían sufrir consecuencias.

Ximena, enfermera de ese hospital, ha visto cómo las autoridades administrativas niegan equipo de protección al personal de intendencia, con el argumento de que no tienen contacto directo con los pacientes, “pero son ellos los que limpian las áreas donde están los pacientes”, dijo a Cuestione

Rogelio es uno de los trabajadores de higiene y limpia contratados por el IMSS. El trabaja para el Hospital de Especialidades de la Raza con un sueldo base y prestaciones sociales. La mala calidad de los equipos de protección que recibe es de lo único que se puede quejar, “si bien los kits vienen completos, a veces las batas no nos quedan, y los cubrebocas no son los adecuados porque no nos quedan o se rompen”, contó a Cuestione

Rogelio también ha recibido las capacitaciones e información pertinente sobre la manera de trabajar, incluso tienen la indicación de no entrar a ningún área COVID-19 sin el equipo de protección. 

No es la situación de los trabajadores del Hospital de Especialidades de Atizapán, de la Secretaría de Salud, en el Estado de México. Ahí trabajan unas 30 personas de intendencia y otras nueve de vigilancia. Estas últimas son las encargadas de abrir las bolsas de las personas que mueren por COVID-19 y de verificar que las familias no se lleven a un muerto que no es el suyo, dice Luisa, personal administrativo de ese hospital. 

Personal del Hospital General Salvador González, en Atizapán, Estado de México, organiza colecta en redes sociales para recabar equipo de protección personal.

En ese hospital, nadie ha pasado a capacitar al personal de limpieza para no exponerse a los riesgos de contraer COVID-19, explica Luisa, quien contó que al principio de la pandemia tardaron semanas en recibir equipo de protección. Primero se repartía al personal adscrito al hospital y luego al de intendencia, pero no siempre alcanzaba.

“Muchos no saben ni la empresa para la que trabajan, menos conocen toda la información sobre el COVID-19. Además, tienen que doblar turnos para mejorar los sueldos que les pagan”

DICE LUISA, QUIEN ORGANIZÓ COLECTAS PARA ADQUIRIR EQUIPO DE PROTECCIÓN Y DISTRIBUIRLO ENTRE LAS PERSONAS DEL HOSPITAL PARA EL QUE TRABAJA.

Luego de sus horas de trabajo en la atención de los pacientes del área de cirugía maxilofacial, personal médico tiene dejar limpia su área de trabajo, en el Centro Médico Nacional 20 de Noviembre del ISSSTE, en la alcaldía Benito Juárez. Ahí el número de personas dedicadas a la limpieza, se redujo en un 40% debido a que las autoridades del hospital descansaron a aquellas que, por sus condiciones de salud, podrían ser vulnerables al virus –sin especificar si esto sería con o sin goce de sueldo–, según información de Reforma.


A diferencia de las enfermeras, que también trabajan en condiciones difíciles, pero que al menos han recibido el reconocimiento de las autoridades y de la sociedad, el personal de limpieza en hospitales ni siquiera es mencionado por las autoridades

Sin embargo, a tres meses de la pandemia, estas personas son las encargadas de asegurarse que todo esté desinfectado para evitar que el virus se disperse por estos lugares.

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