Nuevamente las pensiones están en la mesa de discusión, pero desde un aspecto muy preocupante, porque lo que muchos habían advertido sobre el sistema de pensiones, es cierto: al gobierno no le alcanza para sostenerlo.
Decimos esto porque Morena acaba de lanzar una iniciativa liderada por su coordinador, Ignacio Mier Velasco, y la legisladora Angélica Cisneros, en la que proponen modificar la ley del IMSS, ISSSTE e Infonavit para la creación del Fondo de Pensiones del Bienestar.
Esto significa que los ahorros en IMSS y Afores que las personas no reclamen antes de cumplir 70 años y los del ISSSTE antes de los 75, pasarían a manos del gobierno.
De acuerdo con los legisladores morenistas, el Fondo de Pensiones del Bienestar será un fideicomiso público para garantizar una vejez digna para toda la ciudadanía, especialmente para aquellos que enfrentan situaciones de vulnerabilidad económica.
Y aseguran que, de aprobarse, la reforma beneficiaría a 45 millones de trabajadoras y trabajadores, quienes recibirían una pensión que iría de los 16 mil 400 pesos hasta los 18 mil.
La propuesta ha generado una ola de críticas, y con justa razón. Para empezar, especialistas acusan que ésto es apropiarse de los ahorros de la gente. Luego, se necesitan 11.2 millones de pesos para crear el Comité Técnico del Fondo del fideicomiso, es decir, su administración.
Además resulta curioso que desde hace casi seis años este gobierno ha destruido fideicomisos porque señala que son la figura jurídica para tergiversar el uso y destino de los recursos, pero ahora que puede ser utilizada para sus propios intereses, no le ven mayor problema.
El último punto que se critica son las prisas para aprobar la reforma que dan lugar a sospechas: se propuso a unos meses de finalizar el sexenio, en pleno proceso electoral, y cuando ya se había mandado en febrero de 2024 una iniciativa de reforma al Sistema de Pensiones para que las personas reciban el 100% de su sueldo al jubilarse, en un paquete de 20 reformas que aún ni se definen.
Como siempre, el presidente López Obrador acusó a los medios de manipulación y de difundir mentiras. Arremetió de nuevo contra la reforma de 1997 que se aprobó en el gobierno del ex presidente Ernesto Zedillo con la que se crearon las Afores y se instalaron las aportaciones individuales para el retiro, medida que se tuvo que tomar porque, precisamente, no alcanza el dinero del Estado para mantener a las personas retiradas que cada vez son más.
La propuesta deja claro que la reforma al Sistema de Pensiones que propuso el presidente no tenía ningún fundamento técnico para implementarse, porque sigue siendo un misterio de dónde se van a obtener los 64 mil millones de pesos con los que se supone que arrancaría el fondo compensatorio para aumentar las pensiones. Recursos que, supuestamente, vendrían del Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado, de las utilidades que se obtengan del Tren Maya, de Mexicana de Aviación y otras fuentes que no garantizan hoy, ni lo harán en el futuro, un ingreso real.
De aprobarse la reforma, a ese dinero tomado de nuestros ahorros se sumarían alrededor de 40 mil millones de pesos de ahorros no reclamados del Fondo de Pensiones para el Bienestar.
Está claro que al gobierno le urge el dinero, y ya no le importa confiscar el patrimonio de la ciudadanía, incluso trata de convencerla de que es por su propio bien. El problema es que, como antes pasaba, lo que vemos es un gobierno que malgasta los recursos públicos en caprichos y malas decisiones, al tiempo que es incapaz de frenar la rampante corrupción.
¿No que este gobierno no robaba y no eran como los otros? ¿Por qué insisten en hacer su “ley a modo”?
Es como si el gobierno fuera adicto a gastarse el patrimonio de las y los mexicanos para pagar su próximo capricho. Y eso tiene que terminar.
