El cumpleaños de Regina

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Puedes escuchar este texto narrado por L’amargeitor dándole click aquí:

Mi amiga Regina me invitó esta semana a su fiesta para celebrar sus 20 años… pero no, no de vida, sino de haber renacido. 20 años de sobriedad y libre de drogas. Una fiesta como ninguna otra que haya ido y en donde en lugar de alcohol, habían aguas frescas, miles de flores y  mucho, pero muchísimo, amor.

Nunca había tenido la oportunidad de asistir a una junta de AA (ni mucho menos a una de aniversario) y créanme cuando les digo, que ha sido una de las experiencias más conmovedoras, inspiradoras, y ponedora de pies en la tierra de mi vida. 

La sesión inició como una sesión normal de AA incluyendo la hermosísima y poderosa oración de la serenidad que todos conocemos (y pocos sabemos que es con la que se abre cada sesión de AA en cualquier parte del mundo) y que  deberíamos de usar de mantra cotidiano:

“Señor, concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar,
el valor para cambiar las cosas que puedo, y la sabiduría para reconocer la diferencia.”

Después de hablar un poco de sus últimos 20 años, como siempre tan clara y tan cagada, invitó a muchos de sus compañeros en el camino de la recuperación, a subir con ella  y compartir unas palabras. No puedo explicarles las cosas que le dijeron, las cosas que compartieron, pero, para que se den una idea, Adina Chelminsky (que estaba sentada enfrente de mí) estiraba la mano de vez en cuando, agarraba la mía y nos veíamos con los ojos inundados. He presenciado pocas cosas más emotivas en mi vida. Y es que, lo que parecería como una oda para la celebrada (que sin duda se merece), fue mucho más allá de celebrar a Regina, era sobre todo, un recordatorio general de: estamos juntos en esto, agárrate de nosotros cuando no puedas solo.

No he podido dejar de pensar y reafirmar el poder de las tribus para sobrevivir a cualquier cosa… (AA es sin duda una de las más importantes a nivel mundial, una chingonería máxima sin fines de lucro, que le ha salvado la vida a millones de personas y lo sigue haciendo, todos los días) en la hermandad que se genera cuando compartes el camino sobre todo cuando se pone culero, en cómo, la única manera de salvarte, es ayudando a salvarse a alguien más. La sesión fue un recordatorio de que es posible elegir vivir diferente y del deal breaker que es elegir hacerlo en comunidad, agradeciendo lo que sí hay y buscando salir adelante a través del servicio y el tan famoso: solo por hoy.

Mientras todas esas personas le decían cosas hermosas a Regina, me pasaron dos cosas: la primera, conocer un lado de mi amiga que no conocía, no porque sea diferente ahí, sino porque nunca en ningún otro lado la había visto tan cómoda, tan suelta, tan feliz… la gente florece en el ambiente adecuado y me quedó claro que el suyo, es ese y esa, su gente; la segunda, fueron unas ganas enormes de decirle yo también algunas palabras, pero había mucha gente (y a mí eso siempre me da mucha pena) y además, no conocía las reglas de tan magno evento y no quise ser la persona que mete la patota rompiendo el orden de las cosas porque, aunque no lo crean, sí soy un ser humano prudente (la mayoría de las veces) pero, definitivamente, no soy uno que se quede con cosas pendientes que decir (sí creo que son importantes) así que, si me permites Reyyyina, te quiero decir lo que me hubiera gustado decirte ese día:

Gracias, gracias por permitirme vivir ese momento contigo y con tu tribu, me siento muy honrada, fue una clase de humildad y de empatía muy impresionante. Tu historia de adicción es muy cabrona, hablas de ella pública y constantemente y como bien dijiste tú: “ya nos la sabemos” (y si no, compren su libro: Girando en un tacón que es una joya) pero, eres tan chingona que no hablas de tu vida después, de hoy, de cómo has logrado nunca recaer, y de que te has vuelto una de las figuras más importantes dentro del mundo de la recuperación de las adicciones activa y cotidianamente, tu vida, es servir. De eso te has agarrado, de ayudar, sostener, estar…perdí la cuenta de cuantas personas te dijeron “me salvaste la vida” , te salvaste, salvando a los demás y lo que me parece que faltó agregar, es que no solo lo haces en AA, sino que lo has vuelto tu profesión y que, gracias a eso, habemos muchos (¡muchísimos!) otros afortunados, no adictos (por lo menos a las sustancias) a los que también, nos has salvado la vida.

Yo soy una de esas personas.

Hola, soy Valeria, y soy codependiente.

Yo también te conocí por un reel en Instagram.

Te invité a mi podcast.

Hicimos click.

Y cuando la vida se me hizo bolas, me ofreciste ayuda.

A mí también me enseñaste a sanar a través del solo por hoy, del agradecimiento, de hacer listas cabronas y un buen repaso de mi vida (aunque no quisiera); de aprender a estar presente en el momento presente y de buscar algo que hacer por alguien o para algo más que no sea yo. De aprender a pasar los 20 segundos del rush que nos hace recaer. De permitir que las cosas sean como son y las personas, también. A mí también me ayudaste a decidir cómo quiero vivir mi vida y entender que lo más valioso de romper una adicción (la que sea) es el regalo maravilloso de poder vivir en libertad, un regalo que solo te puedes dar a ti mismo, tomando la decisión de elegirte a ti mismo. Todos los días. Un día a la vez.

El día que me hiciste entender que uno puede ser adicto a una persona y pude ver esa relación como una adicción, empezó mi recuperación.

Hemos roto todos los lineamientos del mundo de la psicología y trascendido los límites del consultorio, se ha convertido en un tipo de coaching con el que Freud y todos sus secuaces están probablemente retorciéndose en sus tumbas (no estoy recomendando que esto suceda, simplemente a nosotras, así nos sucedió) y sin planear, la vida nos fue poniendo en lugares y no nos dejó más remedio que volvernos manas. 

Me queda claro que si un día se nos hace engrudo el consultorio con la amistad, no tengo ni que pensar en que elijo millones de veces tenerte de amiga, aunque esté cabrón volver a encontrar una terapeuta como tú. De una manera muy extraña creo que justo este híbrido que hemos hecho es el que a mí me ayudó a salir del hoyo negro en el que estaba, comprobando que a mí me funcionan mejor los verdadazos de gente que admiro, a los años de: “¿y tú por qué piensas que piensas eso?”, por lo menos, en este momento de mi vida. (OJO: no estoy diciendo que esta señora haga esto con todos sus pacientes, es la más profesional. Nuestro caso es sin duda una excepción y una transgresión a la regla, que sucedió sin que pudiéramos hacer gran cosa… estoy pensando que, si nos sale muy bien, nos dará material para escribir un libro juntas y una nueva teoría en el mundo de la psicología que chance nos haga aspirantes a un premio Nobel ¿cómo ves mana? #ideamillonaria) 

Reyyyina, eres una chingona profesional, dentro y fuera de AA. Me quito el sombrero ante ti y tus 20 años de lucha diaria. Tu empatía. Tu solidaridad. Tu calidez. Tu sensatez. Tu capacidad de reírte de ti y con los demás. Tu disposición. Tu claridad. Tu fuerza. Tu valentía. 

Tu papá cerró la sesión diciéndote unas palabras preciosas explicando que cuando le preguntaban que a qué se dedicaba su hija, él responde: “a hacer el bien”, y estoy de acuerdo con él, pero creo, que chance podría cambiarlas por: mi hija Regina, es salvavidas. 

Gracias infinitas mana, por salvar, también, la mía.

Otro texto de la autora: Qué difícil lo de ser mamá

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