El credo de todos los políticos: prometer no empobrece

Compartir:

- Advertisement -

Si algo hacen los políticos es prometer mucho y cumplir poco. En estos momentos hay decenas de personajes prometiendo de todo para tratar de ganar el voto de la ciudadanía en seis estados que cambiarán gobernador o gobernadora.

En Hidalgo, por ejemplo, la candidata priista de la coalición PRI, PAN, PRD, Carolina Viggiano, ya se comprometió a construir un tren que vaya de ese estado a la capital, al que originalmente nombró “Tren Tolteca”. Total, prometer no cuesta nada.

¿Pero qué pasa cuando un movimiento llega al poder después de décadas de lucha, de ser una oposición consistente a un régimen que desencantó a millones por escándalos acumulados de corrupción, una crisis aguda de inseguridad y una desigualdad dolorosa?

¿Qué ocurre con las promesas de quienes se dicen distintos moralmente, inmaculados, que aseguran que su llegada al poder representa una transformación profunda del sistema para beneficiar a quienes menos tienen?

Ocurre que muchos esperarían que cumplan con algo de lo prometido. 

En ese sentido, ¿cómo van Morena y su Cuarta Transformación de la Vida Pública del país?

El presidente y su movimiento hicieron grandes promesas. Con un diagnóstico afinado tras años de analizar y criticar a los gobiernos de Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo,  Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, los mandatarios del llamado periodo neoliberal, consiguieron el Poder Ejecutivo y una mayoría amplia en el Legislativo para cambiar las cosas.

En el camino, hablaron de bajar el precio de las gasolinas, de vender un avión insultante por su lujo, de limpiar la casa de corrupción barriendo de arriba para abajo. Prometieron combatir la pobreza y frenar la desigualdad; también que detendrían la ola de violencia y sacarían al Ejército de las calles para devolverlo a los cuarteles. Y cómo olvidar al sistema de salud escandinavo que dijeron que disfrutaríamos.

Al grito de “no somos iguales” consiguieron el poder, se mantienen ahí y se perfilan para repetir la fórmula en 2024, cuando termine el sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Pero a la luz de algunos resultados de un gobierno que ya rebasa la mitad de su gestión, es bueno preguntarnos qué tanto cumplieron con lo que prometieron y qué tantos pendientes han ido dejando en el camino.

El precio de las gasolinas, por ejemplo. Si bien sigue siendo barata en comparación con muchos países, la realidad es que no solo no ha bajado, sino que nos hemos enfrentado a momentos de desabasto como nunca lo habíamos vivido y, hasta ahora, son los impuestos de todas y todos los que mantienen de manera artificial el precio controlado.

El avión presidencial ya sabemos que no salió ni en rifa.

La corrupción sigue siendo un tema pendiente. No han sido pocos los casos que hemos conocido de actuación corrupta o poco transparente por parte de personas funcionarias de este gobierno. Para muestra, el emporio inmobiliario de Manuel Bartlett, la lamentable actuación de Alejandro Gertz en la Fiscalía General de la República, los escándalos de la exsecretaria de la Función Pública Irma Eréndira Sandoval, o el desastre que ha hecho con Notimex la experiodista Sanjuana Martínez.

Sabemos que mucho tuvo que ver la pandemia por la COVID-19, pero la respuesta ultraneoliberal del gobierno produjo más pobres de los que había al principio del sexenio.

Y finalmente llegamos a la violencia y la inseguridad. Si en algo ha fallado este gobierno es en darle la vuelta a la crisis que le heredaron las administraciones pasadas. Y no solo eso, pareciera que el crimen organizado hubiese tomado el control de amplias zonas del país en donde mandan los líderes del narcotráfico

Eso sin contar con la crisis de desaparecidos que no hace sino recrudecerse o la violencia contra las mujeres, luchadores sociales y periodistas que se incrementa día con día.

Que las y los políticos no cumplan lo que prometen no debería sorprendernos. El problema con esta nueva generación en el poder es que nos aseguran que sí han cumplido y que todos los indicadores que señalan su fracaso son inventos de sus adversarios. 

Entonces tenemos a una nueva clase política que no solo no cumple, sino que deliberadamente distorsiona la realidad.

En Cuestione estamos convencidos de que es necesario construir una nueva relación de la ciudadanía con quienes nos gobiernan y que ésta pasa forzosamente porque no apostemos al olvido. Ellas y ellos deben dejar de prometer cosas que no están dispuestos a cumplir. Nosotros, como ciudadanía, tenemos que aprender a exigirles que cumplan

SUSCRÍBETE A NUESTRO NEWSLETTER

Recibe las noticias más relevantes de México cada mañana, inicia tu día informado.