La salud, otra promesa incumplida

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En días pasados el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) dio a conocer resultados sobre los avances registrados en materia de combate a la pobreza en los primeros cuatro años de la administración de Andrés Manuel López Obrador.

Hay resultados que son alentadores. Entre 2018 y 2022 el gobierno logró reducir el número de personas en situación de pobreza multidimensional –una forma de medir la pobreza que contempla ingresos y carencias- de 41.9% a 36.3%. Es decir, 5.1 millones de personas dejaron de ser pobres al lograr un ingreso por encima de la línea de pobreza o al resolver sus carencias en materia de salud, educación, alimentación, vivienda, servicios y seguridad social.

De acuerdo con analistas esto significa que un mexicano dejó de ser pobre cada 25 segundos. El dato de la reducción de la pobreza por sí solo indica que en apenas cuatro años hemos visto la mayor cantidad de personas saliendo de la pobreza en el país de los últimos 22 años. 

Según el secretario ejecutivo del Coneval, José Nabor Cruz, el aumento al salario mínimo impulsado por la administración de López Obrador puede ser uno de los factores que ha favorecido que más personas dejen de ser pobres. 

A decir del subsecretario de Hacienda, Gabriel Yorio, estos resultados están también directamente relacionados con los programas sociales y su impacto positivo en la reducción de la pobreza.

Sin embargo, la información también tiene sus problemas. La pobreza extrema avanzó y la población que se encuentra en esta condición pasó de 8.7 millones en 2018 a 9.1 millones en 2022

Pero quizá el dato más alarmante es que con la desaparición del Seguro Popular: 30.3 millones de personas dejaron de tener acceso a servicios de salud. 

Esto da cuenta que la mala administración del gobierno en este importante servicio social propició la pérdida de una cobertura fundamental para las familias mexicanas, que hoy tienen que usar una parte de sus ingresos para pagar la atención médica que perdieron.

Así, se provoca que las familias mexicanas puedan perder la oportunidad de realmente mejorar sus ingresos, y con ello, tengan menos posibilidades de progreso si se insiste en una fallida política de salud.

Por otro lado, el informe del Coneval revela que el rezago educativo fue otra de las carencias sociales que aumentaron, al pasar de 19.2% a 19.4% entre 2020 y 2022.

Este fenómeno se dio principalmente por la pandemia de COVID-19, en la que muchos estudiantes dejaron las aulas y ya jamás volvieron, lo que refleja la incapacidad del gobierno para elaborar políticas públicas en materia de educación que llevaran a los niños de vuelta a las escuelas.
Salud y educación, dos pilares básicos del desarrollo social han sido desatendidos. 

Si bien se celebra que baje la pobreza, está aumentando la dependencia del Estado, así como el deterioro en salud y educación; es decir, no se está detonando el bienestar y el desarrollo, lo cual es importante para la competitividad del país. 

No basta con combatir la pobreza: hay que crear condiciones de bienestar para la población. Eso es lo que a la larga construye sociedades más justas y fomenta el progreso de México. 

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