“En el México de ahora y a diferencia de lo que sucedía en los gobiernos neoliberales, cuando ustedes guardaban silencio cómplice, no se violan derechos humanos y ninguna corporación militar comete actos de barbarie como torturas, masacres o ajusticiamientos”, dijo el 25 de octubre de 2022 la embajadora Luz Elena Baños, representante de México ante la Organización de Estados Americanos (OEA), durante una audiencia sobre la militarización de la seguridad pública en México que tuvo lugar ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
La embajadora Baños se dirigió con esas palabras a las organizaciones de la sociedad civil representadas durante la audiencia advirtiendo que se trataba de un mensaje que enviaba el presidente López Obrador.
Y terminó el mensaje del presidente diciendo: “los conminamos respetuosamente a que dejen de servir, dejen de simular y de actuar como arietes del conservadurismo de México y de otros países del mundo”.
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Sin embargo, hay una parte del mensaje del presidente que es falso pues las organizaciones que solicitaron la audiencia ante la CIDH llevan años -y algunas de ellas décadas- denunciando las violaciones a los derechos humanos del Estado mexicano.
El Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez -conocido como el Centro Pro- está cumpliendo 30 años de denunciar malas prácticas del Estado mexicano y acompañando casos de víctimas que han sufrido todo tipo de violaciones a sus derechos.
La Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos, otra de las organizaciones representadas en la audiencia, fue fundada hace 32 años y desde entonces también se ha dedicado a trabajar por el acceso a la justicia ante graves violaciones de derechos humanos.
Y aunque otras de las organizaciones representadas fueron fundadas más recientemente, también criticaron lo que sucedía en otros sexenios y no mantuvieron un silencio cómplice, como las acusaron falsamente.
Consecuencias de mentir sobre silencio cómplice ante organismos internacionales
Cuando el gobierno mexicano se expresa así de organizaciones de promoción y defensa de los derechos humanos reconocidas internacionalmente genera al menos dos problemas.
Por un lado, al atacar directamente a sus interlocutores enrarece el debate sobre un tema que podría ser discutido desde sus aspectos técnicos.
Pero, sobre todo, pierde credibilidad ante las instancias internacionales como la CIDH porque quienes laboran en esos organismos internacionales conocen la trayectoria de las organizaciones participantes porque llevan años presentándose ante ellas para acompañar a las víctimas, denunciar problemas estructurales y participar en debates sobre los problemas de nuestro país.
Por todo lo anterior, se puede concluir que lo que dijo la embajadora Luz Elena Baños en representación del presidente López Obrador, sobre que las organizaciones mantuvieron un silencio cómplice durante el neoliberalismo es falso.
