Sus ojos se fijaron en un punto concreto: El Chapo. Emma Coronel no podía perder la compostura ante presentes, demostrar rabia o tristeza la delatarían, pero le sonrió…
Quizá recordó aquella noche en la Feria del Café y la Guayaba en 2007, cuando aquel hombre que enfrenta 11 cargos y se le culpa de haber introducido y distribuido 457 toneladas de droga en EU, le dedicó tres canciones para festejar que era reina de belleza en Canales, Durango.
Once años después, en el juicio que se celebra en la corte federal de Brooklyn, luego de la declaración del hacker colombiano Christian Rodríguez, el testigo 14, Emma se enteró que su privacidad había sido violada. Joaquín Guzmán Loera, el padre de sus gemelas Maly y María Joaquina, ordenó intervenir sus llamadas y mensajes gracias al software Flexispy que le fue colocado en su BlackBerry.
Por esos “teléfonos especiales”, El Chapo sabía con quién y qué mensajes enviaba su mujer. La declaración del testigo protegido que trabajó durante cuatro años con Guzmán Loera, también evidenció la relación de amasiato que sostuvo el narcotraficante con Agustina Cabanillas Acosta, La Fiera.
¿Una infidelidad? De acuerdo con el testimonio, el que era considerado el hombre más buscado del mundo, temido por sus rivales y por quien la PGR ofreció 3.8 millones de dólares por su recaptura, era un Don Juan y ese ha sido su Talón de Aquiles.
Por un momento Emma Coronel desvió la atención del narco al escuchar sobre la aventura que tenía su pareja sentimental con La Fiera, a quien se dirigía como su “amor”, su “reina”, su “mami”, le pagó una lipoescultura y le regaló un reloj de 12 mil dólares…
Guzmán estando con La Fiera le escribió a Emma el 22 de febrero de 2012, para hacerle saber que casi era detenido en Los Cabos, ese día le pidió a Coronel Aispuro unos zapatos del número 27, jeans, camisas y pintura para teñirse el bigote.
Esa obsesión por espiar a Emma Coronel no sólo violentó la privacidad de quien ha acompañado al delincuente en su proceso en EU, también la puso en la mira de las autoridades y tiró las declaraciones de la exreina de belleza, quien aseguró que no sabía de las actividades de su esposo. Los mensajes presentados en el juicio mostraron a Emma como la vía a través de la que el capo giraba órdenes a sus lugartenientes.
Además, mostró a La Fiera como una socia del Cártel de Sinaloa con la que Guzmán Loera estableció mensajes comprometedores, como aquella adquisición de químicos en China y Alemania; el establecimiento de una compañía de cítricos en Ecuador para llevar droga a Europa, Canadá, Australia y EU; además de la sociedad con gente de Belice a la que adquirió 700 toneladas de cocaína de una pureza del 97%.
La declaración de Christian Rodríguez es hasta el momento el golpe más certero en contra del Chapo en el llamado Juicio del Siglo.
El Chapo espía
Cuando Joaquín Guzmán Loera se enteró de la efectividad del sistema de comunicaciones con el que contaba el narcotraficante colombiano, Alex Cifuentes, le solicitó a éste contactarlo con el hacker que lo instaló, así lo hizo saber al jurado el agente de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), Stephen Marston, testigo 13 en el proceso que se sigue al narco mexicano en Brooklyn.
Marston detalló que el enlace entre Christian Rodríguez y el líder del Cártel de Sinaloa inició en 2008. Una fuente confidencial dio el pitazo al FBI sobre el trabajo del hacker colombiano para El Chapo en 2009. Por un año lo siguieron y lanzaron el anzuelo a través de un agente encubierto que se hizo pasar por narcotraficante, quien lo contactó en 2010 para adquirir un sistema similar al de Guzmán Loera y Cifuentes.
El encuentro se dio en un hotel de Manhattan, el hacker dio santo y seña de un sistema de comunicaciones encriptado, mientras era grabado sin saberlo; al terminar, le hicieron saber que sabían de sus nexos con grupos criminales. Christian Rodríguez al sentirse acorralado y ante el temor de ser acusado de conspirar para el narcotráfico, aceptó colaborar con el FBI.
En 2011, las autoridades de EU tuvieron acceso a los mensajes del Chapo con su gente, su mujer, sus socios y amantes, gracias a la comunicación de 50 “teléfonos especiales” que Rodríguez alistó para el capo.
En una de las llamadas presentadas en el juicio, se escucha al Chapo negociar una carga cocaína; mientras que en otra, la conversación que sostuvo con Orso Iván Gastélum Cruz, Cholo Iván, su jefe de seguridad, a quien le pide calma y no ser tan duro con la policía.
Vicentillo… el compadre
El testigo 12 en el listado fue Jesús Vicente Zambada Niebla, Vicentillo, hijo de Ismael El Mayo Zambada.
Tras 14 horas declarando ante la Corte Federal del Distrito de Nueva York, dejó en claro: “Mi compadre Chapo no es mi enemigo”.
Al ser cuestionado por la fiscal Amanda Liskamm sobre si El Chapo era un líder poderoso del Cártel de Sinaloa o un mito que vive escondido en la sierra y no hace nada, Vicentillo respondió:
“Es un traficante real que trabajaba con droga, un líder del cártel como mi papá”.
Aclaró: “Él (Chapo) sabía que testificaría porque me declaré culpable cuando él estaba libre, con mi padre, y me comprometí a cooperar con la Fiscalía”.
Y así dio conocer rutas, estrategias para el lavado de dinero, guerras, venganzas personales y el pago de sobornos en millones de dólares por parte del Cártel de Sinaloa.
Vicentillo fue el encargado de contactar en 2007 a quien en ese momento era oficial Mayor de la Sedena, general Humberto Eduardo Antimo Miranda, en el sexenio de Felipe Calderón. Al alto mando le pagaron 50 mil dólares mensuales a cambio de informes de Arturo Beltrán Leyva, Los Zetas y los Carrillo Fuentes y su relación con otros generales.
Además, informó de la amistad que tenía El Mayo con Marco Antonio de León Adams, jefe de la guardia personal del expresidente Vicente Fox Quesada.
El juicio sigue su curso, la defensa del Chapo prevé que finalice a finales de enero…
