La Dieta Raniere: los siniestros métodos de la secta NXIVM (incluido el aborto)

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La meta para ellas: pesar menos de 50 kilos

Pesar menos de 50 kilos era uno de los requisitos para ser una esclava sexual de NXIVM (Nexium). La secta era liderada por Keith Alan Raniere, hoy juzgada por crimen organizado y otros delitos en una Corte Federal en Nueva York.

Para conseguirlo, las seguidoras del exclusivo grupo DOS (Dominante sobre Sumisa) tenían que apegarse a una dieta, la cual, además de mantenerlas por debajo de los 50 kilos, también buscaba –según Raniere– fortalecer su carácter, purificar el cuerpo y aprender a soportar el dolor mientras sublimaban su espíritu con actos de devoción hacia él.

El “régimen Raniere” consideraba menos de 700 calorías diarias, tomar duchas frías, dormir lo mínimo necesario y estar disponible las 24 horas para los deseos sexuales del “amo”.

Para lograr el peso ideal, debían consumir mucha agua de limón endulzada con Stevia, aunque estaba la opción de los probióticos o de agua con gas libre de calorías. De desayuno comían yogur natural bajo en grasa con un poco de fruta. A la hora de la comida, las ensaladas eran la base. Y entre comidas, podían comer barras energéticas. ¿De postre? Un chicle sin azúcar después de cada alimento.

La actriz inglesa Sylvie, testigo de la fiscalía, confesó que ella consumía algunas rebanadas de pizza aunque eso implicara recibir el desdén del acusado.

El régimen incluía un mínimo de 25 horas semanales de ejercicio.

Pero las intenciones de Raniere con este régimen iban aún más allá de mantener a sus seguidoras con un peso bajo: era un sistema de dominación.

Según el líder espiritual de NXIVM, el exceso de grasa perturbaba su energía sexual, aunque las caderas de “sus mujeres” desaparecieran, algunas dejaran de menstruar y, en general, lucieran deprimidas o cansadas.

“¿Qué pasa con ellas?”, preguntó a Raniere un día su entonces colaborador Marc Vicente, hoy testigo de la fiscalía durante el juicio. El falso gurú le respondió que esa era su intención. Tener un grupo de seguidoras buscando un crecimiento profesional y espiritual que en los hechos se estaban muriendo de hambre.   

La extrema delgadez de las víctimas de Raniere se mantiene aún en estos días de juicio.

Un ejército de sumisión

Al primer círculo de mujeres esclavizadas se le exigió inscribir al menos a otras seis a las que se les revelaban las exigencias del grupo. A la larga, Raniere quería que su dieta fuera practicada por “miles o casi un millón de seguidoras” y apuraba constantemente a sus “esclavas” para que la hermandad creciera por todo el país. Se hallaba especialmente obsesionado con mujeres ligadas a la política, así que alentó a su ejército para que reclutaran “personas con poder e influencia”.

Antes de ser detenido, Raniere introdujo a sus consortes en la práctica de juegos sexuales sadomasoquistas. Fueron casi 30 las esclavas con las que llegó a tener sexo de manera simultánea, a quienes decía que su semen era sagrado y podía curar, según testificó la mexicana Daniela Padilla durante el juicio.

Padilla relató en el juicio cuál fue la última sugerencia del bizarro régimen alimenticio: abortar. “Es una buena oportunidad para perder peso y estar en forma; hay atletas que se embarazan y abortan sólo para adelgazar”, dijo el “amo” a la joven.

El club de los secretos inconfesables

Además de, eventualmente, pesar menos de 50 kilos, las candidatas para entrar al clan Raniere debían entregar “colaterales”, eufemismo con que se nombraba a los videos o fotos de sus partes íntimas, aunque también se aceptaban propiedades o cuentas bancarias, que funcionaban como el botín de su propia extorsión. Con esto, Raniere se aseguraba de que ninguna lo traicionara.

El líder de la secta inició con su idea del club de esclavas en 2013, cuando muchas eran empleadas de NXIVM, ese proyecto que salvaría al mundo a través de una ideología convertida en cursos de autoayuda y empoderamiento femenino. Lo animó el hecho de que ellas lo miraban como a un dios, cuya compañía valía cualquier humillación.

En horas de oficina, cada una retomaba su labor: la actriz Allison Mack convencía a otras adherentes sobre las bondades de tenerlo como amo. La mexicana Daniela realizaba resúmenes de voluminosos libros que el líder ya no tenía tiempo de leer. Lauren Salzman redactaba manuales de comportamiento para las esclavas o se perfeccionaba como coach.

Lauren Salzman junto a Allison Mack en la foto.

Las elegidas salían de la oficina, realizaban algo de ejercicio para completar sus rutinas y, tras consumir la misma ensalada de vegetales incluidos en las comidas, se presentaban en las sesiones donde posaban desnudas para enviar las fotos que el falso gurú exigía. Pero los días en que el calendario ordenaba “brand” era otra cosa.

Los días de “brand” empezaron en 2014, cuando a Raniere empezó a marcar con un cautín caliente la piel de sus seguidoras (a la altura de la cadera), con sus iniciales inclinadas, KR. Se calcula que desde entonces, al menos 20 de las 50 mujeres que “le pertenecían” pasaron por el procedimiento.

“Es lo más doloroso por lo que he pasado en mi vida”, recordó Lauren Salzman, durante su testimonio, sobre la fecha en que la marcaron. Ella, a su vez, organizó en su casa la ceremonia para quemar a Jimena, quien durante el marcaje gritaba de dolor y asustaba a otras participantes de un ritual que incluían ponerse de rodillas y clamar: “Amo, por favor, márcame, será un honor que quiero portar el resto de mi vida”.

Irónicamente, el antes rechoncho y sonriente Keith Raniere, ha perdido hoy tanto peso que cualquiera de sus esclavas se mostraría orgullosa.


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