Lydia Cacho desde el exilio: “No he logrado la reparación del daño y esperamos que cuando sentencien a Mario Marín lo logremos”

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En abril del año 2019 un Tribunal liberó órdenes de aprehensión en contra de Mario Marín, ex gobernador de Puebla; Kamel Nacif Borge, empresario textilero, y el ex director de la entonces Policía Judicial de Puebla, Hugo Adolfo Karam, por el delito de tortura en  contra la periodista Lydia Cacho. Tres meses después, la casa de Lydia fue allanada y se desconoce a los responsables. 

Los delincuentes dañaron las cámaras de seguridad del edificio, asesinaron a una de las perras que montaban guardia y robaron trabajos periodísticos de Lydia. También tarjetas de memoria, discos duros, una computadora portátil, toda la información sobre casos de pederastia que la investigadora llevaba documentado desde hace dos décadas. 

A pesar de que la casa de Lydia tenía objetos de valor, esos no se los robaron, se lee en Artículo 19.

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“Hay momentos en los que tienes que decidir que salvar tu vida es más importante que sacrificarla”, y Lydia Cacho decidió esa noche que era el momento de salvarse y se exilió en España. 

En entrevista para Cuestione desde Madrid, donde radica desde hace cuatro años y en el marco del Día de la Libertad de Expresión que se conmemora hoy en México, la también activista conversa sobre el exilio, el periodismo, su cumpleaños número 60 lejos de México y revela las huellas que la tortura le dejó

¿Qué le diría la Lydia que hoy tiene 60 años a la Lydia treintañera que iba a escribir un libro prometedor y peligroso para ella misma?

— Le diría mira Lydia, esto se va poner mucho peor de lo que ya está pero tu aporte será demostrar que el periodismo puede ser una herramienta positiva para la justicia y para la protección de la niñez. ¡No te rindas! … es lo que he hecho un poco.

A pesar de las dificultades y los peligros que enfrentó, Lydia Cacho se mantuvo firme en su lucha por la justicia y continuó exponiendo casos de abuso y corrupción. Fundó el Centro Integral de Atención a las Mujeres (CIAM) en Cancún, México, para brindar apoyo a las víctimas de violencia de género y abuso sexual. Además, ha trabajado incansablemente como conferencista y defensora de los derechos humanos en distintos foros y eventos internacionales.

Pero la violencia física y sicológica contra Lydia no cesó hasta que puso distancia con México. Para entonces, además de la tortura había sido víctima de secuestro, robo, perdió su material periodístico y también a su país.

FOTO: ARCHIVO PERSONAL DE LYDIA CACHO.

¿Cómo se repone Lydia Cacho a la tortura, al secuestro, al exilio mismo? ¿O uno nunca se repone? 

—La tortura y el secuestro evidentemente dejan heridas muy complejas. Yo he estado en terapia casi toda mi vida y he decidido hacer terapia porque me parece que la salud mental de una persona que se dedica a documentar las violencias en todas sus formas, como lo hace un periodista o los defensores de derechos humanos, es fundamental. Necesitamos tener una buena salud mental, necesitamos aprender a cuidarnos, a protegernos para no perder la brújula pero también para no perdernos en el camino

Es muy fácil autodestruirse cuando se trabaja tan cerca de la violencia o puedes convertirte en una persona destructiva. 

Creo que hay cosas de las que uno nunca se repone, se transforma; las cicatrices se convierten en una parte de una piel nueva, una piel metafórica nueva en tu vida. Se convierten en parte de tu historia y aprendes a vivir con ese dolor pero sin miedo. Creo que convertirse en sobreviviente de todas estas violencias extremas implica poder recontar la historia sin que te duela y yo lo he logrado hace muchos años. No me duele a mí contar en absoluto lo que ha sucedido pero elijo a quién contárselo

Yo tengo muchos problemas de salud física como resultado de la tortura porque no he logrado la reparación del daño y esperamos que cuando sentencien a Mario Marín lo logremos… te repones todos los días buscando razones para seguir viva, razones para seguir trabajando.

La periodista nos dijo que su vida en España es todo menos una rutina porque el exilio implica inestabilidad cotidiana, compleja. 

He vivido en 11 departamentos diferentes. No me querían alquilar porque no tenía papeles, porque no era ciudadana, porque no tenía una cuenta con miles y miles de euros, porque no tenía el estatus económico que tiene la gente en España y porque no podía ser reconocida como perseguida política -sonríe- ha sido muy complejo, el exilio que he tenido como el que han tenido miles y miles de personas en otros países en diferentes contextos, no se lo deseo a nadie. Es muy difícil salir del país voluntariamente que ser expulsada con lo puesto y volver a comenzar de nuevo”.

Cuestione le pide a Lydia que le ponga un adjetivo calificativo al exilio en España. Ella suelta dos: complejo y solitario.

Las razones de Lydia para no tirar la toalla son poderosas y se basan en tres pilares. Después de enfrentar tantos desafíos y peligros en tu lucha por la justicia y los derechos humanos, ¿Cuáles son las razones para seguir adelante? 

La primera ha sido que estado toda la vida rodeada de mucho amor de amigas y amigos, amor de colegas, afecto social, mucha, mucha gente, mis lectores, mis lectoras, han estado a mi lado, me han demostrado que había que seguir adelante en los momentos más difíciles y junto con eso, lo que mantiene firme son mis valores, mis convicciones, fui educada para ser congruente y para vivir con ética toda mi vida. 

Descubrí que el sentido de mi existencia radica en tres pilares muy importantes: el amor, la congruencia y el aporte que yo estoy consciente que puedo dar al mundo que me da vida y cobijo. 

Lydia Cacho ha dejado un impacto significativo en la lucha contra la trata de personas y la defensa de los derechos humanos a través del periodismo de investigación. Hoy 7 de junio se conmemora el Día de la Libertad de Expresión en México. ¿Por qué es importante una prensa libre e independiente para la democracia mexicana?

FOTO: ARCHIVO PERSONAL DE LYDIA CACHO.

—Es importante para todas las democracias y todos los sistemas políticos. El periodismo es fundamental para acompañar a la sociedad a que se mire así misma y que sostenga a la democracia. 

¿Cuál crees que es el papel de los medios de comunicación y de la sociedad civil en la protección de los derechos y en el impulso de cambios positivos?

—Es enorme, es monumental. Las y los periodistas hemos hecho un papel importante, la gran mayoría de reporteros hemos cambiado la narrativa, hemos traído el lenguaje de género, la perspectiva de derechos humanos en el tratamiento de las noticias y logramos que fuera cambiando el periodismo. 

El 12 de abril Lydia Cacho cumplió 60 años. Y ella se imaginaba en su casa de Cancún en los inicios de su sexta década de vida. Porque se ha pasado parte de su vida planeando cómo tener una casa propia y trabajó “durísimo” desde los 17 años para lograrlo. Hizo una revista, era reportera, editaba otra revista en Cancún, decoraba hoteles, casas de sus amigas y “hacía todo tipo de trabajos honestos para poder juntar dinero para construirme una casita en un lugar muy lindo en el sureste mexicano, siempre pensé en eso”, rememora. 

Finalmente lo consiguió. “Construí mi casa, tenía gallinas y me compré un cochecito, esos eran todos mis bienes materiales”, cuenta la periodista que trabaja desde los 17 años. 

“Siempre pensé que a los 60 años iba a poder sentarme a escribir poesía, a seguir pintando en mi estudio, a seguir investigando y escribiendo y pues no, estoy empezando de nuevo como si tuviera 20 años, viviendo en un piso de alquiler… así es la vida de las y los exiliados. 

Definitivamente la periodista no se imaginó llegar a los 60’ en el exilio. “Pero no es un autoexilio”, subraya, “esto es desplazamiento forzado, yo estoy exiliada porque fui expulsada de mi país por la violencia y por la impunidad avalada por el gobierno, por éste y los anteriores”.

A pesar de contar con medidas de protección otorgadas por el gobierno mexicano, Lydia Cacho continuó sintiéndose en peligro  en México y consideró que su seguridad estaba en riesgo constante. Las autoridades no pudieron garantizar su seguridad de manera adecuada, lo que la llevó a tomar la decisión de dejar el país para resguardar su vida y continuar su labor desde el extranjero.

México se ve desde España “como es. Lleno de paradojas, de contradicciones, un país  hermosísimo, vibrante, vital, con una cultura extraordinaria, con un aporte de ciencia, cultura y periodismo muy reconocido en el mundo hispanoamericano y con un presidente que sale todas las mañanas a hablar del país que se imagina y por otra parte ataca a las y los periodistas y eso es muy doloroso”.

Son las 12:00 pm en México, 8:00 pm en España. Y antes de despedirse de la entrevista, Lydia dice cuánto extraña a México, a su familia y amigos “en los abrazos”. Pese a la nostalgia del exilio la periodista conserva el sentido del humor. 

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