El futbolista Robert Enke se suicidó hace 11 años, ¿cuántos han pasado por lo mismo?

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Por Samantha González y Shelma Cerrillo

El 10 de noviembre de 2020 fue el aniversario luctuoso de Robert Enke, futbolista que se suicidó tras padecer depresión durante su carrera deportiva. El constante miedo a fracasar, el remordimiento de sus errores en la portería, la muerte prematura de su hija y la presión de ser un futbolista de talla mundial, lo orillaron a quitarse la vida en 2009.

Pero el portero alemán no es el único futbolista profesional que ha decidido terminar con su vida. En el futbol se contabiliza un promedio de 60 suicidios al año, de acuerdo con el portal deportivo Marca. Pero no todos salen a la luz pública.

El portal deportivo colombiano El Cinco Cero registró 42 suicidios cometidos por futbolistas, entre 1918 y 2019; incluido el de Robert Enke. En 2020 se registraron, mediáticamente, tres suicidios más en el mundo del balompié:

  • Miljan Mrdakovic, exfutbolista serbio de 38 años, se disparó en la cabeza el 20 de mayo. Miljan luchó contra la depresión y la ansiedad. Tenía tres años retirado. “No se encontró porque el futbol significaba todo para él”, dijo a los medios la cantante Ivana Stanic, novia del delantero.
  • Otra muerte inesperada en este deporte ocurrió el 4 de agosto de 2020. Leandro Latorre, delantero argentino de 18 años, se suicidó, al parecer, por no encontrar equipo para continuar con su carrera futbolística.
  • Jeremy Wisten se quitó la vida a la misma edad que Latorre. El nacido en Malaui llegó al club Manchester City en 2016. AS, el portal de noticias deportivas, aseguró que Wisten no tuvo buena salud mental después de que el club inglés no renovó su contrato. 

Y es que “nadie prepara a los futbolistas para pasar de la gloria al olvido. Pocos admiten problemas psicológicos y es en soledad donde la mayoría trasciende de esa actividad profesional a la retirada”, reportó Marca

El suicidio es la tercera causa de muerte entre jóvenes (como Latorre o Wisten) de entre 15 y 19 años de edad, reportó la Organización Mundial de la Salud (OMS). Así que el suicidio no es un problema exclusivo del futbol, ni de dos o tres países. Cada 40 segundos se suicida una persona en el mundo. 

Cifras de suicidios en el mundo

Guyana, Lesoto, Rusia, Lituania y Surinam son los cinco países con la tasa más alta de suicidios con entre 22.2 y 30.2 suicidios por cada 100 mil habitantes. El promedio mundial es de 9.7, según el último reporte de la OMS, de 2016. 

La tasa de suicidios de Alemania, donde nació Robert Enke, está por encima del promedio mundial, con 13.6 suicidios por cada 100 mil habitantes. En ese país europeo la tasa de suicidios de hombres (19.7) es casi tres veces más alta que la de las mujeres (7.7).

¿Cuáles son las cifras en México?

El año pasado se registraron más de 7,200 suicidios en México. En otras palabras, 5.7 suicidios por cada 100 mil habitantes. Esa tasa se incrementó en 30% respecto a 2010, de acuerdo con las Estadísticas de Mortalidad del INEGI.

En nuestro país, al igual que en Alemania, la tasa de suicidios de hombres es más alta que en mujeres, aunque aquí la diferencia es mayor. En México, la tasa de suicidios de hombres es de 9.5; una cifra casi cinco veces más alta que la tasa de suicidio de mujeres (2.0).

Una posible razón de la diferencia es que “la búsqueda de ayuda (en hombres) se ve como un indicador de la falta de masculinidad, así que muchos hombres se convencen de que tienen que resolver sus problemas por ellos mismos y no hablan de lo que sienten”, dijo a BBC Mundo la doctora en psiquiatría Anne Maria Möller-Leimkühler.

“Las normas de la masculinidad dictan que los hombres siempre tienen que ser fuertes, racionales, dominantes, autónomos, independientes, activos, competitivos, poderosos, invulnerables, positivos. Estándares masculinos que no son realistas”, agregó Möller-Leimkühler.

En México puedes pedir ayuda al Consejo Ciudadano de la Ciudad de México, donde atienden pacientes a nivel nacional en el teléfono 55 5533 5533.

El caso de Robert Enke

Durante toda la semana seguía teniendo muy presente el error, no podía sacármelo de la cabeza”, dijo alguna vez el portero sobre las equivocaciones que se reflejaban en el marcador de un partido. A veces, incluso, pasaba una semana encerrado en casa por esa razón, se lee en el libro Una vida demasiado corta, del periodista Roland Reng.

El impacto caló en la seguridad y confianza del guardameta. El periodista también cuenta que, en una ocasión, Enke suplicó llorando al técnico del Carl Zeiss Jena que lo sacara del partido. A pesar de que las malas acciones en el campo pueden sucederle a cualquiera, Robert se sentía personalmente culpable de ellos

Enke nació en Jena, Alemania, el 24 de agosto de 1977. Desde pequeño se apropió de los tres palos que lo ayudaban a detener los goles. A los nueve, ya jugaba para el club de su localidad, el SV Jenapharm.

Nueve años más tarde, su talento lo llevó a la plantilla del FC Carl Zeiss Jena, el más representativo de su ciudad y que pertenecía a la segunda división; ahí Robert debutó profesionalmente.

En el 96 fichó por el Borussia Mönchengladbach, equipo del máximo circuito alemán. Enke tomó la titularidad. Luego emigró al futbol portugués con el Benfica. El cambio de aires potenció su carrera, sin embargo, también le provocó ataques de ansiedad. 

Su talento era innato, jugaba bien los balones aéreos y sus buenas participaciones hicieron que el FC Barcelona se fijara en él. No obstante, en el cuadro catalán fue donde vivió algunos de sus peores momentos. 

Cuando la temporada 2002-2003 de la liga española iba a iniciar, el técnico de ese entonces, Louis Van Gaal, decidió poner a Víctor Valdés en la portería inicial sobre Roberto Bonano y claramente, sobre Robert Enke. Esto afectó sin duda al alemán. 

En un juego de la Copa del Rey, contra el Novelda en la tercera división de España, Enke tuvo errores que terminaron en un 3-2 en contra de los del Barça. Aún con el sentimiento de culpa, Frank de Boer, uno de sus compañeros, arremetió contra el portero por el resultado final. 

“Yo también soy culpable de la derrota, pero tuve la sensación de que el portero pudo haber hecho algo más”. 

Frank de Boer, Barça

Además de los ataques de pánico que experimentó desde Lisboa, Enke tenía problemas que lo afectaban directamente en la cancha; sufría depresión. Este padecimiento le fue causado por el miedo a fracasar y el constante sentimiento de culpa que experimentaba cada vez que su escuadra perdía.

El entrenador del Barcelona se desentendió del alemán y lo dejó fuera de su alineación. Esto provocó que el jugador llegara al balompié de Turquía, con el Fenerbahce, en calidad de préstamo. Allí solo estuvo dos semanas, después decidió no seguir en el club. Rescindió su contrato luego de recibir tres goles en un duelo. 

Por su decisión, no podía militar en otro club por al menos medio año. Así que viajó a Tenerife. En la isla más grande de las Canarias, Robert volvió a disfrutar del futbol aunque fue su última temporada en España. 

A la par, tuvo a su primera hija, Lara, quien tuvo problemas en el corazón desde que nació; esto le costó cuatro operaciones y en la última, la bebé falleció con dos años de edad.

En el futbol, se sentía mal portero por ser el responsable de los goles. En la vida sentía culpa por no darse cuenta del momento en el que murió su bebé; él dormía, declaró el padre de Robert al diario El País.

Intentó superar la muerte de su hija

Aún con el dolor de la muerte de Lara, siguió entrenando y jugando para el Hannover de la Bundesliga. Su desempeño alcanzó tal nivel que fue llamado para la selección mayor de Alemania y pintaba para ser quien defendiera la puerta teutona en el mundial de Sudáfrica 2010.

Robert y Teresa, su esposa, adoptaron a una niña en mayo de 2009. Eso pintaba una ilusión que motivaba al matrimonio y sobre todo al futbolista. No obstante, el arquero volvió a caer en depresión y no asistió durante dos meses a entrenar.

Nadie sabía su situación, siempre lo ocultó. El motivo con el que se manejó su baja fue que estaba enfermo por pescar un virus, pero, claramente, la verdad era otra. 

Volvió a jugar y parecía que todo había quedado atrás. Dos días antes de su muerte salió al campo contra el Hamburgo.

El día de la tragedia

El 10 de noviembre de 2009, Enke salió de su casa y le dijo a su esposa que iría a entrenar. Sin embargo, ese día el Hannover no tenía actividad. Jorg Neblug, quien era su agente deportivo, se dio cuenta de su mentira y llamó a la policía.

A las 18:30 horas encontraron su cuerpo a cinco kilómetros de su hogar. El futbolista se aventó a las vías del tren.

Después de su muerte, y en honor a esta, la Asociación Alemana de Futbol, la Bundesliga y el Hannover, crearon la fundación “Robert Enke”. Teresa Enke, esposa de Robert, es la presidenta de la asociación donde investigan sobre depresión y tratan a personas que la padecen fuera y dentro del ámbito deportivo.

La fundación también trabaja con infantes con problemas en el corazón, como lo que padeció Lara, la primera hija de los Enke.


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