Venezuela: ¿qué diablos está pasando?

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Cuando pasan cosas como lo que sucede en Venezuela, la información fluye de forma tan vertiginosa y violenta, que nos cuesta distinguir lo que es real de lo que no. Entre los mensajes de odio, los posteos falsos y verdaderos, y las incontrolables pasiones de los grupos, es fácil perderse y no entender qué pasa. Cuestione te explica los básicos de la crisis venezolana.

Cada vez son más las protestas contra Nicolás Maduro en Venezuela. Foto: Reuters

Primero, ¿qué es un golpe de Estado?

¿Es un golpe de Estado lo que está pasando en Venezuela? Hay que ser muy claros: no.  Es una profunda, compleja y grave crisis constitucional. Pero eso es muy distinto a que el Ejército – o algún cuerpo armado – tome el poder por la fuerza a balazos y mate o detenga a los actuales gobernantes.

Los golpes de Estado en Chile o Argentina son la definición “clásica” de este fenómeno. En esencia, lo que los caracteriza es que las fuerzas armadas rompen su lealtad con las autoridades constitucionales y toman el poder, ya sea para ellos o para colocar a quién consideran que debe gobernar. En Venezuela, las fuerzas armadas se mantienen leales a Nicolás Maduro.

Guardia Nacional Bolivariana de Venezuela. Foto: Reuters

En todo caso, hay una rebelión de algunos –amplios– sectores de la sociedad. Según una encuesta de Mitofsky, un 80% de los venezolanos quieren un cambio de gobierno.

Muchas voces acusan un golpe organizado por el gobierno de EU, y aseguran que hay un bloqueo económico. Esto, mientras que, al mismo tiempo, y según datos oficiales, ese país es el principal socio comercial de Venezuela. Le vende a EU más de lo que le vende a China y la India, juntos, sus siguientes principales socios comerciales.

¿Cómo llegamos a esto?

Hagamos un poco de historia. La Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela es el órgano legislativo del país, y en 2015, después de meses de protestas en las calles, fue conquistada por la oposición por primera vez desde que el chavismo está en el poder. Entonces, los opositores conformados en la Mesa de Unidad Democrática (MUD) empezaron a tratar de impulsar reformas.

La Asamblea, con 167 miembros de los cuales 110 son de oposición, 45 oficialistas y 3 independientes (además de 9 lugares sin designar), trató de promover la destitución y juicio político a Maduro; sin embargo, el órgano legislativo entero fue desconocido por la Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) del país, ya que juramentó a tres diputados cuya elección estaba impugnada. El TSJ asumió las funciones de la Asamblea.

Así, la Asamblea Nacional fue declarada en “desacato” y todas sus decisiones anuladas.

Tras eso, Maduro convocó a una Asamblea Constituyente, a fin de reformar la Constitución vigente (aprobada en 1999 por Hugo Chávez).  Invitó a la oposición a participar, pero acto seguido, obligó el arresto de Leopoldo López y Antonio Ledezma, líderes opositores, por violar su arresto domiciliario – estaban en proceso acusados de azuzar las protestas de 2014 y 2015, que resultaron en cientos de muertos.

La oposición se negó a participar y, tras la elección de la Constituyente –conformada únicamente por aliados al gobierno– muchos países empezaron a manifestar su desacuerdo, promoviendo un diálogo con la oposición y llamando a “reestablecer” la democracia.

La crisis política ha sido permanente desde entonces, pero no fue hasta después de que la Constituyente llamara a elecciones presidenciales – y Maduro las ganara – que se agudizó.

¿Por qué Guaidó y por qué ahora?

El 14 de enero Maduro se juramentó como presidente por seis años más. La elección fue calificada como ilegítima por la oposición, y muchos países latinoamericanos pidieron que no asumiera el poder. En cambio, le proponían “elecciones libres”, en las que los opositores que están encarcelados, exiliados o sin derechos políticos, pudieran participar. No fue el caso.

Inició sesiones la Asamblea y eligió a su nuevo presidente, ya que es un cargo rotativo. El puesto cayó en Juan Guaidó, de 35 años, del partido Voluntad Popular (VP). El VP se define como un partido de centro izquierda progresista y es parte de la Internacional Socialista. Para los chavistas, es considerado un partido de ultraderecha.

Juan Guaidó se autoproclamó presidente de Venezuela. Foto: Reuters.

Al iniciar sesiones, la Asamblea desconoció a Maduro alegando que violaba el artículo 233 de la Constitución con su elección, y que por tanto no había presidente. Así, y según la ley, le corresponde al presidente de la Asamblea asumir de forma interina y llamar a elecciones. EU lo reconoció de inmediato.

Casi toda América, con la excepción de Cuba y Bolivia, que apoyan a Maduro, y México y Uruguay, que se declaran neutros, han reconocido a Guaidó. Las potencias europeas (Francia, España, Alemania) no reconocieron de inmediato al proclamado presidente, pero sí le dieron 8 días a Maduro para convocar a nuevas elecciones. El Reino Unido sí lo reconoció, mientras que Rusia y China, entre otros, validaron a Maduro.

¿Cómo se entiende la famosa Doctrina Estrada?

Es, en esencia, una visión de las relaciones internacionales en las que México no debe jugar más rol que llamar al diálogo, respetando las decisiones de los pueblos y las naciones, rechazando intervenir en ellas. También pide no reconocer gobiernos “ilegítimos”.

Pero seamos francos: no siempre se ha respetado. Dependiendo de cómo interpretemos la doctrina, podemos decir que se rompió al desconocer a las dictaduras latinoamericanas. ¿Condenaríamos a Luis Echeverría por romper relaciones diplomáticas con el régimen Cívico Militar de Augusto Pinochet y condenarlo por sus violaciones a los Derechos Humanos? Fue, y sigue siendo, una decisión aplaudida. Según otras interpretaciones, no reconocer esos gobiernos fue precisamente cumplir con la doctrina. Pero en esa lógica, no debió reconocerse a la Revolución Cubana, que no fue producto de un proceso “constitucional”.

Si bien Doctrina Estrada no aborda el tema del respeto a los derechos humanos, sí está mencionado reiteradamente en los mensajes que presenta el gobierno respecto a su posición en el tema. Y este es el punto que genera controversia. ¿Está México respetando los derechos humanos al no desconocer a Maduro? Algunas personas piensan que no. Como sea, la decisión mexicana está tomada.

Vale recordar que cuando Hugo Chávez enfrentó un verdadero golpe de Estado, el entonces gobierno de Vicente Fox, recurrió a una estrategia similar. Un grupo de militares, en abril de 2002, y también en medio de grandes protestas, le “solicitaron su renuncia” a Chávez y redactaron una constitución transicional. Fox no quiso ni reconocer al nuevo gobierno ni condenar el golpe. Fue muy criticado por su posición. Al final volvió Chávez al poder.

Venezuela movilizada

Unos 3 millones, según la prensa internacional y la oposición, marcharon en apoyo a Guaidó y contra Maduro. También hubo marchas a su favor.  

Las marchas han continuado y han causado ya unos 40 muertos. La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos denunció que entre el 21 y 26 de enero había unos 850 arrestos de opositores, entre ellos 77 niños, algunos de 12 años.

Se convocó a una marcha pacífica este miércoles 30 de enero y se coparon las avenidas de Venezuela en apoyo a Guaidó.

Donde estemos, salgamos a la calle con pancartas y banderas para demostrar apoyo a la apertura del canal humanitario, a la Asamblea Nacional y al presidente Juan Guaidó. #TúTambiénTienesRazones #30Ene pic.twitter.com/Lonyzn8hzN— Bibiana Lucas (@lucasbibiana) 30 de enero de 2019

La oposición de Nicolás Maduro está activa en redes sociales y ven que Guaidó sale a las calles a defender la nación venezolana.

¿Cómo anda la economía?

No hay duda de la crisis en torno al país caribeño. La devaluación, en agosto del año pasado, se oficializó en un 95.8%, después de que la tasa oficial de cambio pasara de 2.49 a 60 bolívares soberanos en lo que iba de ese año. Se oficializó en parte para combatir al mercado negro de dólares, ya que como explicó Maduro mismo, se tendría disciplina cambiaria “para tener un solo tipo de cambio definitivamente y matar al dólar criminal”.

La inflación también es dramática. Cerró el año pasado en un millón por ciento. Un millón. Esto es responsabilidad del “bloqueo”, la “manipulación del valor cambiario” y otras formas de intervención estadunidense, de acuerdo con el chavismo. Por supuesto, es real que el gobierno de Trump ha buscado sabotear y le encantaría ver fuera del poder a Maduro. Y es obvio también que no lo hace por su vocación democrática sino por sus intereses económicos.

Sin duda el gobierno de ese país, desde las décadas que el chavismo lleva en el poder – desde 1999 – ha logrado cosas y ha cometido errores. Pero hoy es difícil decir, tras tantos años, que todos los problemas son culpa de la oposición vendida a los estadounidenses o a los intereses internacionales. Es simplista y hasta hipócrita no asumir profundos problemas en la gestión madurista.

Los dos lados han esgrimido argumentos legales para defender sus posiciones. Lo que es un hecho es que el madurismo es el gobierno y por tanto tiene la superior responsabilidad de mantener la estabilidad, seguridad, justicia y democracia de su país. 

¿Y el dinero?

Mientras, Estados Unidos ha congelado los recursos venezolanos en bancos en su territorio, y le ha dado control de ellos a Guaidó.  No está claro cómo podría funcionar su transferencia, pero es un gran golpe para la economía venezolana no poder mover sus fondos desde bancos de EU.

En respuesta, el Fiscal Supremo de Venezuela a iniciado una investigación contra Guaidó, y ha solicitado se le revoque el permiso de salida del país, así como que se congelen todas sus cuentas bancarias.  En general los legisladores tienen fuero, pero aún así la investigación va hacia adelante.

¿Qué va a pasar?

Se dice que ahora habrá diálogo. Maduro aprovechó la posición de México y Uruguay para decirse “listo” para ello. Pero recordemos que ya ha habido diálogos antes, extensos y con participación de autoridades y opositores, con el aval y apoyo internacional, y no han llegado a nada. Grandes esfuerzos se hicieron sin que se desactivara la crisis venezolana.

También hubo manifestaciones del lado de Maduro, como en en Miami, donde pidieron la no intervención de Estados Unidos en la crisis política venezolana:

Por lo pronto, siguen las marchas y las presiones nacionales y locales contra Maduro, mientras él desafía a los críticos. Aseguró que no convocará a nuevas elecciones hasta 2025, y ha reiterado la lealtad de las fuerzas armadas, al tiempo que acusa que EU quiere hacer de Venezuela “un Vietnam latinoamericano”.

Nicolás Maduro, recién elegido presidente por segunda ocasión. Foto: Reuters

La moneda está en el aire.

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