(Acompáñame a ver la triste) historia del PRD

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“Si estamos bien posicionados, si la gente nos identifica como defensores del salario, como defensores de la seguridad social, como defensores del empleo, como defensores del impulso a las actividades productivas, como defensores de la industria eléctrica, del petróleo; si nos posicionamos bien, sin zigzagueos; si nos anclamos en la izquierda, va a haber partido para mucho tiempo”, con ese discurso cerraba su entrevista para Clío, sobre el PRD, Andrés Manuel López Obrador en el año 2000.

Con tan solo más de una década de fundado, en el 2000, el PRD gozaba de una de sus mejores etapas de crecimiento electoral. Y no era gratuito, pues incluso antes de constituirse formalmente en 1989, tres años antes, tres figuras importantes se encargaron de impulsar una agenda de centro izquierda sólida para el momento político.

A mediados de 1986, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, Porfirio Muñoz Ledo e Ifigenia Martínez formaban parte del Partido Revolucionario Institucional (PRI), el partido dominante. Desde ahí, y con Miguel de la Madrid como presidente, encontraron que dentro de su propio partido había diferencias importantes, así que definieron y promovieron una corriente de pensamiento nueva en el PRI que defendía que los cargos clave no se ocuparan por “tecnócratas” (un grupo de economistas con títulos universitarios extranjeros y apegados al modelo económico neoliberal), dicha oposición se posicionó con cierta rapidez hasta llegar al punto de llamarse corriente democrática.

El candidato

Con banderas sociales como mejorar la educación, la salud y el empleo de modo conservador, la corriente democrática siguió dentro del PRI hasta un punto de quiebre donde la confrontación fue inevitable. Pero fuera o dentro del PRI, tanto Cárdenas como Muñoz y Martínez decidieron proponer un candidato presidencial para las elecciones próximas. Así el 3 de julio de 1987, Cuauhtémoc Cárdenas dio inicio formal a su campaña como precandidato del PRI.

Cuahtémoc Cárdenas, fundador y ex candidato presidencial. Foto: Cuartoscuro.com

Pero Miguel de la Madrid tenía otros planes y otro candidato: Carlos Salinas de Gortari. Al margen de las disputas internas del partido, la postulación formal de Salinas se hizo en octubre de 1987. Una semana después, Cuauhtémoc Cárdenas tuvo que postularse pero como candidato del Partido Auténtico de la Revolución Méxicana. El quiebre fue inevitable.

Al movimiento que encabezaba Cárdenas se le sumaron diversas fuerzas políticas, que incluso antes habían competido entre sí,  y una parte importante de sociedad civil. Y así, bajo el nombre de Frente Democrático Nacional (FDN), Cárdenas compitió en las elecciones de 1988. Y no fue hasta 1991 que el ya PRD contendió en unas elecciones federales, a nivel legislativo en las intermedias de ese año.

El partido

El primer gran triunfo del PRD como partido llegó con la LIV Legislatura (1988-1991) donde diputados y senadores del FDN se unieron al PRD, para que en la Legislatura siguiente (1991-1994) obtuvieran 41 diputaciones.

A partir de entonces, el crecimiento del partido en términos de electorado y representación creció con rapidez. Tanto que a partir de entonces lograron posicionar a dos candidatos a la presidencia en cuatro ocasiones: Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, dos veces (1994 y 2000); y Andrés Manuel López Obrador, también dos veces (2006 y 2012).

Andrés Manuel López Obrador, dos veces candidato presidencial por el PRD. Foto: Iván Stephens/Cuartoscuro.com

A diferencia de otros partidos, los liderazgos del PRD han tenido el mismo sello de conciliar y unificar. La razón es simple, el origen del partido se centró siempre en movimientos y causas sociales distintas con metas afines, todo alrededor de un líder político y moral. Bajo esta definición, tanto Cuauhtémoc Cárdenas como Andrés Manuel López Obrador cumplieron con el papel correspondiente de ser oposición.

El Tlatoani

Desde su constitución, el PRD fue una fuerza política importante para el país. En términos generales, los candidatos presidenciales del PRD lograron aumentar su preferencia con los años, y del 16.5% del voto en 1994, según las cifras oficiales, llegaron hasta el 31.6% en 2012.

La Ciudad de México es uno de los más grandes bastiones, que ha servido también como termómetro del partido. Tiene sentido que se diga que la noción democrática de esta ciudad nació con el PRD, partido que ganó desde las primeras elecciones en las urnas a su jefe de gobierno en 1997. Y desde entonces hasta el gobierno de Miguel Ángel Mancera se mantuvo el récord de administraciones perredistas.

Miguel Ángel Mancera, último jefe de gobierno del PRD. Foto: Guillermo Perea/Cuartoscuro.com 

Pero sin duda, uno de los mejores años del partido fue el 2006, no sólo por la candidatura masiva de Andrés Manuel López Obrador, sino porque fue el año que más entidades gobernó el partido y cuando su oposición al mandato en turno, en ese momento del Partido Acción Nacional (PAN), era más visible y estable con una bancada de 127 diputados federales y 26 senadores.

Al interior del PRD, como de cualquier otro partido, hay corrientes distintas. En este caso las fuerzas políticas que se han mantenido con organización interna son: Nueva Izquierda, Izquierda Democrática Nacional, Alternativa Democrática Nacional, Foro Nuevo Sol, Grupo Acción Política, Patria Digna y Movimiento Progresista.

Y en ese sentido también ha habido pluralidad —no siempre positiva o sin raspones— en sus presidentes nacionales que van desde Cuauhtémoc Cárdenas, Roberto Robles (interino), Porfirio Muñoz Ledo y Andrés Manuel López Obrador, Pablo Gómez (interino), Amalia García, Rosario Robles, Leonel Godoy (interino) y Leonel Cota —todos ellos renunciaron al partido después de ocupar su presidencia—, hasta Jesús Ortega y Jesús Zambrano, estos últimos llamados “los Chuchos” y señalados como los responsables de la crisis que desató la fractura más importante en la historia del PRD desde el 2006.

“Los Chuchos” en el año 2000. Foto: Victoria Valtierra/Cuartoscuro.com

A esta versión de desmantelamiento añejo, se le une la crisis extrema al partido del Sol Azteca, que se dio en 2013 y 2014, después de la aprobación de la reforma energética y la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, hechos a los que su fuerza política de oposición para rendición de cuentas no sirvió.

Una de las últimas declaraciones relevantes del PRD como partido la dio Jesús Zambrano en 2017: “No ignoro que tenemos problemas, como los tienen todos los partidos, pero algunos se empeñan en magnificarlos para justificar su paso a otras formaciones partidarias”, refiriéndose al salto de partido que dieron muchos perredistas a Morena (partido que fundó AMLO en 2014).

A 29 años de su creación, el PRD es dirigido por Ricardo Barrientos Ríos, y representa una fuerza política débil numéricamente pues en el Senado su grupo parlamentario consta de 5 senadores y 20 diputados.

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