AMLO y su tortuosa relación con la prensa: un peligro para el país

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¿Hay estrategia de comunicación?

El presidente Andrés Manuel López Obrador se distingue por los nombres y apodos que da a quien considers su adversario, como cuando al entonces presidente Vicente Fox le dijo “¡Cállate, chachalaca!”.

Durante la campaña 2018 llamó Ricky Riquín Canallín Ricardo Anaya Cortés, candidato de la alianza Por México al Frente (PAN, PRD, Movimiento Ciudadano). Y como si se tratara de otro de sus adversarios, a periodistas ahora les llama “prensa fifí”.

Y aunque eso es lo que dice el presidente abiertamente, tras bambalinas las cosas suelen ser peores. La estrategia de comunicación de la 4T se basa en no dar entrevistas, no responder a solicitudes de posicionamiento ni información básica diaria, cuestiones que eran cotidianas en otras administraciones, pero que en ésta, la prensa –fifí o no– se topa con puerta cerrada.

Ejemplos: el 25 de marzo, casi 10 medios de comunicación solicitaron a la vocería de Presidencia la carta que López Obrador había enviado a la Corona Española, para exigir una disculpa por los abusos de la Conquista hace 500 años, y sólo encontraron como respuesta el silencio. Al final, la carta fue filtrada por periodistas que trabajan en España.

Prensa “fifí”

En la mañanera, López Obrador ha dividido a la prensa entre buenos y malos, consideraron especialistas a quienes se consultó.  

“Si la prensa fifí todos los días, un día sí y el otro también, se dedican a cuestionar y a veces a calumniarnos, todos los días, como sistema… pues entonces tenemos el derecho de decir, existe esta prensa conservadora, fifí”, señaló  López Obrador, el 25 de marzo.

Pero… ¿qué es fifí? En palabras de López Obrador: “Yo no inventé lo de fifí… Se usó para caracterizar a quienes se opusieron al presidente Madero…. ¿Qué son, al final, los fifís? Son fantoches, conservadores, sabelotodo, hipócritas, doble cara”.

Un ambiente de violencia

“Al final del día no violenta a la prensa, pero sí genera un ambiente propicio para que se violente a la prensa”, respondió a Cuestione Leopoldo Maldonado, subdirector regional de la organización Artículo 19.

Esta situación es preocupante si se considera que México es el país más peligroso para ejercer el periodismo en América Latina. Y que sólo en lo que López Obrador lleva como presidente han sido asesinados siete periodistas, recordó Maldonado.

En tanto, los y las reporteras cercanas al presidente, no están libres de agresiones. Varios de los que asisten a las “mañaneras” (transmitidas en las redes sociales), han dicho que, después de preguntar algo al mandatario, reciben insultos de simpatizantes de López Obrador.

No se trata de un caso aislado, sino de un linchamiento en redes sociales, de acuerdo con un análisis de la Universidad Jesuita de Guadalajara, que identificó 16 mil 131 tweets, en los que nueve mil  428 cuentas han promovido el hashtag #Chayoteros (como en el argot periodístico se le llama a quienes se dedican al oficio y reciben una dádiva por publicar en favor o en contra de alguien); y tres mil 220 cuentas que han usado #PrensaFifi.

“No tenemos bots… ¿Saben cuál es la verdadera doctrina de los conservadores? La hipocresía. Todo lo que ellos hacen, piensan que lo hacen sus semejantes”, respondió el presidente ante la pregunta de si había cuentas falsas que lo apoyaran.

El club del bullying

Los calificativos han sido parte de estrategias de comunicación de otros mandatarios, como el de Estados Unidos: Donald Trump, o Brasil, Jair Bolsonaro, que mantienen una guerra constante contra los medios de comunicación críticos, llamándoles generadores de Fake News (noticias falsas).

México se encuentra en un momento en el que la oposición no parece mostrar liderazgos fuertes, por lo que los calificativos podrían ayudarle a generar nuevos adversarios. “Si no existe oposición creála, para que la gente crea que hay democracia”, dijo a Cuestione, Manuel González Navarro, experto en imágenes políticas de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), en referencia a las palabras del autor de política clásica Maquiavelo.

Las mañaneras no bastan

Para garantizar la transparencia y fomentar la rendición de cuentas, las conferencias de prensa diarias no bastan, explicó Fernando Ávila, consultor especializado en comunicación: “Se está convirtiendo en un acto propagandístico (la conferencia diaria)… pero no así en un elemento que abone a la transparencia o a la clarificación de ciertos temas”.

El presidente contesta con evasivas, que en ocasiones han rayado en el sinsentido, como el pasado 4 de abril en el que contestó con un “no. Lo que diga mi dedito. Vamos a batear, aunque sea teóricamente” cuando se le preguntó si estaba de acuerdo con el expresidente de EU, Barack Obama, en que sólo la gente con miedo mira hacia políticas del pasado y manda levantar muros, en referencia al presidente Donald Trump.

“Entonces me fui al campo de béisbol de la universidad, allá por Insurgentes y sí estuve bateando bien, bien. Veía yo en la pelota algunas cositas que no me gustaban y macaneaba yo fuerte, le daba yo en el mero centro. Y así saca uno también, se relaja, es como suspirar profundo, pero bueno, bateo, bateo”, dijo como parte de su respuesta López Obrador.

Trabas para preguntar

El acceso a las conferencias de prensa se restringió aún más desde el mes pasado, cuando la dirección de Comunicación de Presidencia envió solo a algunos medios los requisitos para acreditarse y poder asistir. Eventualmente, esa circular llegó a todos los demás medios. Entre lo que se solicita, llama la atención que el gobierno federal precise saber quiénes son los fundadores del medio y pida su semblanza curricular.

Los controles también pasaron a ser más estrictos en las mañaneras ese mes, limitando a los medios a no hacer más de una pregunta.

No hay turnos para preguntar, ni vale haber llegado más temprano, el único que puede elegir quién tomará el micrófono cada mañana es el propio López Obrador, quien plantea sus posturas durante más de una hora.  

El nuevo gobernante centra más energías en las mañaneras, que en hacer gobierno, indicó Ávila. “Si uno revisa la agenda pública del presidente observará que la mayor parte de los días, la única actividad referenciada, pública, del presidente, es la conferencia”.

Desde el escenario, López Obrador se ha encargado de atacar al Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), que se encarga de que la información pública de las instituciones pueda llegar a manos de la ciudadanía. “No tengo la menor duda de que el Instituto de la Transparencia no funcionó, cuesta muchísimo, mil millones al año, y hubo corrupción…. hasta ocultaban ellos mismos información”.

Dado que las críticas contra el Instituto han sido reiteradas, Ávila dijo que se podría tratar de una estrategia para, poco a poco, ir ahogando a la institución hasta cerrar sus puertas.

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