Al nacer, el género normalmente es asignado con base en los genitales. El género con el que alguien se identifica puede coincidir con esa decisión, pero también puede no coincidir. Todas las personas tienen derecho a la identidad, lo que implica que los Estados deben reconocer la que cada quién prefiera.
En México, cuatro estados han pasado legislaciones para reconocer cambios legales en la identidad de género de menores. ¿Cómo fue posible? ¿Qué falta por hacer?
La lucha por las infancias y adolescencias trans en México
En 2017, la Corte Interamericana de Derechos Humanos estableció que la elección de la identidad de género y su respeto se basan en la dignidad humana. Varios países ya permitían el cambio de género, sin embargo, no con tales estándares.
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En México, la discusión sobre el tema de hacer valer este derecho a menores de edad estuvo congelada en el Congreso desde 2019 hasta el 2021. El objetivo del proyecto de reforma era votar un dictamen para que las personas con menos de 18 años pudieran tener acceso a procedimientos administrativos de cambio de género.
El 27 de agosto de 2021, el Gobierno de la Ciudad de México publicó una reforma que permite a los adolescentes trans de 12 y 18 años cambiar su acta de nacimiento de acuerdo al género con el que se identifican.
El 3 de octubre del mismo año, el Congreso de Oaxaca aprobó la reforma del código civil de aquel estado para lo mismo. Y algo similar pasó en Morelos el 29 de noviembre.
Jalisco es la única entidad del país que permite tanto a infantes como a adolescentes el cambio de identidad de género. El 29 de octubre de 2021, el gobierno jalisciense decidió llevar la delantera ampliando el márgen de edad para así establecer que cualquier menor pueda hacer el cambio de manera consciente.
De acuerdo con el reporte de la Consulta infantil y Juvenil del 2018 del INE, casi 60,000 de las 5 millones de personas encuestadas respondieron que no se identifican con el género asignado al nacer.
Ahora, según los datos del Consejo Nacional de Población, en el país hay más de 80,000 adolescentes entre 13 y 14 años que tienen una identidad de género distinta a la que se decidió por ellos. Todos esos niños, niñas, niñez y adolescentes ahora pueden decidir cómo ser identificados ante la ley.
¿Qué sigue?
Parece ser que la tendencia es que cada vez más estados incorporen en sus legislaciones elementos para que más personas tengan acceso a la identidad de su elección.
Sobre esto, hablamos con Aidén Lisandro Jiménez, persona trans no binaria quien forma parte de Universitaries por la Equidad y una Sociedad Íntegra e Incluyente (UNESII).
Nos explicó que “es esencial que el derecho a la identidad sea respetado para todas las personas trans en México. Hasta la fecha, la mitad de las entidades del país siguen sin facilitar el trámite de la rectificación de documentos de identidad para personas trans y sólo cuatro contemplan a menores de edad”.
“Es necesario considerar la adopción de una ley nacional de identidad de género que no obligue a las infancias trans a esperar a que la entidad donde viven reconozca sus derechos”, apuntó.
También nos dijo que “otro tema importante es que en nuestro país los marcos legales siguen sin reconocer la identidad de las personas no binarias, entre las cuáles sin duda hay menores de edad”.
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Infancias trans en pandemia
En los primeros meses de la pandemia por COVID-19, las medidas de confinamiento obligaron a una buena parte de la población a quedarse en sus casas, en soledad o con familiares. El temor por el contagio sigue haciendo lo mismo.
Cada quién ha vivido esta nueva realidad de manera distinta. En muchos casos de menores trans, como lo explica este artículo de la Asociación con las Infancias Transgénero, significaba quedarse en casas donde tal vez sufren de discriminación.
Las personas trans suelen ser, además, quienes más sufren discriminación por familiares entre las personas LGBT+.
Aidén Lisandro Jiménez nos precisó que “las infancias trans luchan por su derecho a existir. No es un tema trivial: es difícil crecer en una sociedad que constantemente invalida tu identidad”.
Hay avances, pero también hay un largo camino por recorrer. No solo hay que actualizar los códigos civiles, también hay que concientizar para que nadie sea objetivo de rechazo solo por ser.
