La desinformación, un obstáculo para formalizar a las trabajadoras del hogar

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Bety es una trabajadora del hogar que hace el aseo en diferentes casas. Tiene dos hijos, una joven que estudia para ser maestra de primaria y un adolescente que cursa la preparatoria, quien padece epilepsia. Aunque Bety trabaja toda la semana para poder solventar los gastos de su familia -donde es la única proveedora-, los gastos que realiza en la salud de su hijo disminuyen de manera considerable sus ingresos.

Éstos implican estudios médicos, medicinas, consultas, en ocasiones hasta emergencias y hospitalizaciones. La carga económica es muy grande porque no tiene un trabajo formal que le provea de seguridad social para ella y su familia, nos contó.

En condiciones similares se encuentran 2,300,000 de personas que realizan trabajo del hogar en México, de las cuales, 2,125,570 son mujeres y 188,841 son hombres, de acuerdo con lo que nos compartió Ana María González, coordinadora de Incidencia de la organización México ¿Cómo vamos?, un colectivo que busca impulsar el crecimiento económico para generar más y mejores empleos a través del análisis de políticas públicas.

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Las condiciones para las y los trabajadores del hogar pueden ser menos complicadas si quien les contrata les dan de alta como trabajadores formales, lo que les permitiría tener los beneficios de la seguridad social que incluyen no solo el acceso a los servicios de salud, sino a seguro por accidentes en el lugar trabajo, ahorro para el retiro, pensión mínima garantizada y la protección de crear vínculos laborales mas sólidos, libres de violencia y discriminación, nos dijo Ana María González.

La desinformación, el mayor desafío

Alrededor del proceso de formalización del trabajo del hogar hay mucha desinformación, tanto para quienes emplean como para los y las trabajadoras. Pareciera que dar de alta en el IMSS a una persona que trabaja en nuestra casa es un proceso muy complicado y costoso, la realidad es que no lo es tanto y que, al contrario, tiene beneficios importantes.

Para empezar, no es necesario que una o un empleador sea un trabajador formal para dar de alta a sus trabajadores del hogar, aunque sí deben pagar la cuota patronal. Para poner un ejemplo, Bety cobra $300 pesos el día de trabajo que ronda entre las cuatro y las seis horas laborales.

Si Bety trabaja solamente los viernes en una casa, la o el empleador puede darla de alta en el Seguro Social solamente por esos días y pagar la cuota patronal correspondiente. Esto significa que la o el patrón pagaría al mes $304.35 pesos mensuales para que Bety reciba los beneficios de la seguridad social. Son $39.32 pesos de la cuota obrera (que pagaría Bety) y $265.03 de la cuota patronal.

Con este pago, Bety estaría asegurada por cualquier incidente que suceda un día, por incapacidad por enfermedad y embarazo, si fuera el caso, nos dijo Ana González. Y si un día Bety deja de trabajar en esa casa, no hay un compromiso de seguir pagando las cuotas y simplemente se da de baja en el sistema del IMSS.

Al dar de alta a Bety, el gasto para la o el patrón se incrementaría de $1,200 pesos mensuales a $1,505 pesos al mes por cuatro días laborados, de acuerdo con la calculadora de cuotas obrero patronales para personas trabajadoras del hogar de IMSS que nos permite simular cuánto debemos pagar por darles una condición de formalidad a las y los trabajadores del hogar.

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El monto mínimo del salario diario no puede ser inferior a $217.67, ya que es el valor del salario base de cotización mínimo integrado de la Ciudad de México ni mayor a $2,593.50. El pago mensual no podrá ser inferior a $6,747.77, ya que es el valor del salario base de cotización mínimo integrado mensual de la Ciudad de México ni podrá superar los $80,398.50.

Si todas y todos los empleadores de Bety le dan de alta en el Seguro Social, ella estaría protegida todos los días de la semana.

El proceso para inscribir a las personas que trabajan en nuestros hogares tampoco es complicado, solamente es necesario registrarlas en este sitio, llenar el formulario con nuestros datos (CURP, número de teléfono celular, domicilio, correo electrónico); los de la persona trabajadora (CURP, número de seguridad social, domicilio, salario base de cotización integrado, dias de trabajo y correo electrónico personal) y, por supuesto, cumplir con los pagos de las cuotas patronales.

Fomentar el trabajo formal, otro objetivo

La organización México ¿Cómo vamos? firmó un acuerdo de cooperación con el Centro Nacional Para La Capacitación Profesional y Liderazgo De Las Empleadas Del Hogar (CACEH) con el que buscan fomentar el trabajo formal entendido como aquel en el que las personas tiene acceso a la seguridad social, nos dijo Ana María González, quien nos explicó que el 45% de las y los mexicanos trabajan en la formalidad y el 55% lo hacen en la informalidad.

Del porcentaje de trabajadores informales, el 7% son empleados y empleadas del hogar. “Son importantes para nosotras (…) porque en general son mujeres y de salarios bajos. Entonces, no es lo mismo un trabajador informal que es un notario que no está dado de alta en el IMSS, pero tiene ingresos para enfrentar algún gasto de bolsillo en salud, a una trabajadora del hogar que no tendría este acceso”, detalló González.

Las condiciones laborales en México son ásperas. Por cada $100 pesos que paga un trabajo formal, un trabajo informal paga $53 pesos. El 55% de las  mujeres trabajan en la informalidad y el 45% de los hombres, ganando también menos que los hombres en la informalidad.

Las trabajadoras del hogar reciben un promedio mensual de $4,478 pesos a nivel nacional y en la Ciudad de México ronda los $5,107. De cada 100 trabajadoras del hogar, 98 prestan sus servicios sin un contrato escrito, solo 4 de cada 100 tienen acceso a servicios de salud y 36 de cada 100 tienen algún otro tipo de prestación, como aguinaldo o vacaciones.

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“Falta socializar a ambas partes, a las personas trabajadoras del hogar, a las patronas y patrones. A todos nos conviene que estén dadas de alta en el IMSS. Cuando registras a una persona en el IMSS generas una relación más transparente y garantizas acceso a servicios, a derechos, permites que se generen estos vínculos laborales más duraderos”, nos dijo Ana María González.

La especialista destacó que al cumplir con el alta de las personas que trabajan en nuestras casas contribuímos a eliminar la discriminación en los hogares “enseñando a sus hijos y colaboradores que realmente no hay lo que a veces llaman ‘ciudadanos de segunda’. Aquí todos somos iguales y estamos dados de alta”.

Los beneficios que tiene dar de alta a las personas trabajadoras del hogar son numerosos, algunos como contar con el servicio de guardería incluso aumentan la productividad, pues las mujeres pueden trabajar tranquilas sabiendo que sus hijos están en buenas manos y lejos de lo que se puede llegar a pensar, no se pierde ningún tipo de ayudas sociales al darse de alta en el IMSS ni las personas trabajadoras tendrían que pagar otro tipo de impuesto.

Todo lo contrario, ponemos nuestro granito de arena para construir condiciones laborales más justas y dignas para este sector con el que, históricamente, tenemos una gran deuda.

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