De 2002 a 2004, cuando ejerció como secretario de Seguridad Pública del entonces Distrito Federal, Marcelo Ebrard imprimió su sello particular en el combate de la delincuencia, y en el impulso de medidas para recuperar a la capital del país de la gran inseguridad por la que atravesaba en ese momento.
De acuerdo con el estudio Recuperación de la ciudad: reforma policial en la Ciudad de México, 2002-2008, elaborado por la Universidad de Princeton, EU, de 1995 a 1998 la tasa de criminalidad en la capital “prácticamente se había triplicado”.
Ante tal situación, según la misma investigación, el entonces jefe de Gobierno del DF, Andrés Manuel López Obrador (2000-2006), integró a Ebrard, un “experimentado líder político”, para encabezar la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), precursora de la actual Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México (SSC).
Fue entonces que el ex canciller y ahora aspirante a la candidatura presidencial por Morena aplicó “un nuevo enfoque para recuperar las calles de manos de los delincuentes”. En la SSP hubo nuevos sistemas de documentación, mapeo y análisis de los delitos, para generar una asignación más eficiente de los recursos policiales y mejorar las estrategias preventivas.
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Ebrard también creó las Unidades de Protección Ciudadana, a fin de mejorar las relaciones entre policías y ciudadanos, profesionalizar a la Policía y contar con un programa de Policía de Barrio. “Una década después, la Ciudad de México tenía mayor capacidad para combatir el delito y mayor control político sobre las áreas de alta criminalidad de la ciudad, lo que sentó las bases para reformas adicionales de seguridad pública”, indica el estudio de la Universidad de Princeton.
Como titular de la SSP, Ebrard logró una disminución de los delitos del 9.2% y el promedio diario alcanzó su nivel más bajo en los últimos 10 años, de acuerdo con una semblanza del ex canciller.
Como jefe de Gobierno, más acciones contra el crimen
En su análisis Dilemas de la seguridad pública en la Ciudad de México y su vínculo con la Federación, el investigador de la UNAM Asael Santos consideró que con Ebrard como jefe de Gobierno hubo un “avance conceptual” en el tema de seguridad en la capital del país.
El especialista explicó que se dio una “reconceptualización de la seguridad pública, vista como una estrategia integrada, donde se identifican las diferentes amenazas y se busca una mayor coordinación local, incluyendo la protección civil como una de las instituciones claves de la seguridad pública”.
De esta manera, las principales medidas que implementó Ebrard en la materia fueron identificar las amenazas a la seguridad pública; establecer acciones para combatir el crimen organizado; mejorar la infraestructura e incorporar innovaciones científicas y tecnológicas; así como acciones dirigidas a la prevención y atención de emergencias.
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Con ese enfoque, en 2008 se decretó la Ley que Regula el Uso de la Fuerza de los Cuerpos de Seguridad Pública del Distrito Federal, y se incorporaron nuevas tecnologías en el combate a la inseguridad para establecer una mejor coordinación local entre la SSP y la entonces Procuraduría General de Justicia, a fin de reducir los índices delictivos. En mayo de ese año se creó también el Sistema de Coordinación Policial del DF, conocido como Unipol.
Resultados
En marzo de 2009, Ebrard expandió el programa de cámaras de seguridad en toda la ciudad, para lo que solicitó un sistema de vigilancia Safe City (Ciudad Segura) de $460,000,000 de pesos. “Es costoso, pero tiene sentido”, dijo Ebrard al respecto. “Si se compara el periodo 2006-2012, hay una reducción en la ciudad de alrededor de 40% en los índices de delitos más importantes para la gente. Parte de esto se debe a que teníamos videocámaras”, recordó.
En septiembre de 2012, a punto de concluir su gestión como jefe de Gobierno capitalino, Marcelo Ebrard fue elegido presidente de la Red Global de Ciudades Seguras, durante la realización del World Urban Forum en Nápoles, Italia. La agencia de Naciones Unidas sobre Asentamientos Humanos (ONU-Hábitat) reconoció los logros del gobernante en seguridad ciudadana, procuración de justicia, prevención del delito y disminución de la violencia urbana.
En su mensaje en el evento, Ebrard destacó que el reto de la seguridad urbana no es solo un tema de policías, sino que se trata de “crear comunidad, tejido social y convivencia incluyente en nuestras ciudades”.
Al final del mandato de Ebrard, en 2012, la Ciudad de México tuvo un descenso en la tasa de criminalidad, y pasó de ser una de las ciudades más inseguras del país a ser una de las metrópolis más seguras, de acuerdo con el análisis de la Universidad de Princeton.
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Comparativos
Como parte del proceso interno de Morena para definir a su coordinador o coordinadora de los comités de defensa de la 4T -paso previo para obtener la candidatura presidencial por ese partido-, el equipo de Ebrard difundió en julio de 2023 cifras comparativas sobre los homicidios dolosos registrados en los últimos cuatro gobiernos capitalinos.
Según esas estadísticas, en la administración de López Obrador hubo 3,251 homicidios dolosos; con Ebrard se contabilizaron 3,288; mientras que en la gestión de Miguel Ángel Mancera subieron a 3,715, y en el gobierno de Claudia Sheinbaum este delito se elevó a 4,869 casos.
Respecto a la tasa promedio de homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes -en 53 meses de cada gestión-, Ebrard tuvo la más baja con 8.34; seguida de López Obrador, con 8.49; mientras que con Mancera creció a 9.38, y con Sheinbaum se incrementó a 13.08.
De acuerdo con el portal Animal Político, las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública confirman que la tasa de homicidios dolosos en la CDMX fue más alta con Claudia Sheinbaum que con Marcelo Ebrard, si se considera el promedio de los primeros cuatro años de administración.
Según el análisis del portal de noticias, efectivamente hubo más asesinatos con Sheinbaum que en el gobierno de Ebrard, pero -aclaró Animal Político– con la ex jefa de Gobierno hubo una tendencia de reducción respecto a una cifra récord que le heredó la administración de Mancera. Así, el promedio anual fue de 8.4 homicidios por cada 100 mil habitantes con López Obrador; 8.6 con Ebrard; 9.9 con Mancera; y 12.7 asesinatos con Sheinbaum.
