El 4 de junio el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, explicó las diferentes proyecciones que el gobierno tenía para la pandemia por COVID-19. En conferencia de prensa, el funcionario declaró que en el escenario menos grave habrían seis mil muertes a causa de este virus, y en la proyección más catastrófica 60 mil muertos por COVID-19.
El 22 de agosto las cifras oficiales de la Secretaría de Salud confirmaron que habíamos superado esa cifra catastrófica, al llegar a 60,254 muertos por COVID-19. Desde entonces, los fallecimientos siguen aumentando, manteniendo al país como uno de los que peor han manejado la pandemia a nivel global.
A partir de esa fecha, en diferentes espacios, el propio funcionario ha explicado que estas proyecciones han sido útiles para orientar las acciones de gobierno, y criticó que los medios de comunicación las han interpretado como “promesas puntuales”.
Sin embargo, otras proyecciones muestran que el escenario sería aún más grave. El Instituto para la Métrica y Evaluación de la Salud de la Universidad de Washington (IHME por sus siglas en inglés) publicó proyecciones que plantean que, antes de octubre, 88 mil 160 personas en México morirían a causa de este virus.
Pero aclaran que, si México continúa relajando el distanciamiento social, el número de muertos podría ascender a 151 mil 433 personas. Más del doble del escenario catastrófico que manejó la secretaría de Salud.
¿Qué ha fallado en la estrategia del gobierno?
En un texto publicado en la revista Nexos por dos ex secretarios de Salud (Julio Frenk y Salomón Chertorivski) y tres investigadores (Mariano Sánchez Talanquer, Felicia Marie Knaul y y Héctor Arreola-Ornelas) se plantean los errores del gobierno, que se pueden resumir en tres:
- Lentitud en la toma de decisiones y una descoordinación generalizada entre las autoridades para “organizar un esfuerzo coordinado” que atienda la crisis sanitaria por COVID-19.
- La inconsistencia en los mensajes de las autoridades así como la negación de la evidencia, muchas veces de parte del propio presidente Andrés Manuel López Obrador, lo que ha minimizado la gravedad de la pandemia.
- La carencia de una autoridad federal organizada que coordine una misma estrategia en los estados. Esto ha causado diferencias sustanciales en los manejos de la pandemia a nivel estatal.
Por su parte Rafael Lozano, director de Sistemas de Salud de IHME explicó que, desde finales de junio, nuestro país se encontraba en una “trayectoria peligrosa”, por lo que recomendó a las autoridades aumentar el número de pruebas y hacer el uso de cubrebocas obligatorio.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) hizo el mismo llamado el 22 de agosto, criticando que en nuestro país se realizan diariamente solo tres pruebas por cada 100 mil personas, lo que provoca que mucha gente no esté siendo diagnosticada o el diagnóstico sea tardío.
A la fecha, ¿cómo va la pandemia?
Hasta el 29 de agosto existían 591 mil 712 casos confirmados acumulados de COVID-19 y 63 mil 819 fallecimientos a causa de esta enfermedad.
Sin embargo, desde mayo diversos medios de comunicación internacionales como The New York Times o The Wall Street Journal publicaron que el número de muertes causadas por el virus podría ser hasta tres veces mayor a lo reportado.
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Después de que se hiciera pública esta información, el propio López-Gatell aceptó que sí existe un subregistro de personas que fallecen con síntomas de la COVID-19, debido a que no se les aplicó la prueba diagnóstica.
A pesar de confirmar que existe un subregistro y que es de tal magnitud, al presidente le ha parecido oportuno decir, en diversas ocasiones, que la pandemia ya se habría domado pues ninguna persona se quedó sin atención médica.
Pero las proyecciones científicas alternas a las oficiales, muestran que esta pandemia está lejos de terminar en nuestro país y, lamentablemente, las muertes van a seguir en aumento.
