Muertes de civiles: los números que oculta el Ejército

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Sedena se rebela al INAI

El número de personas civiles muertas a manos del Ejército pasó de 459, en 2013, a cero, en mayo de 2014. A partir de ese momento, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) dejó de contabilizar a los hombres y mujeres que perdían la vida en enfrentamientos con sus militares, de acuerdo con la solicitud de transparencia 0000700090419, hecha por Cuestione.  

“A partir del 6 de abril del 2014, esta Secretaría ya no da continuidad a los registros de civiles agresores y fallecidos, con motivo de las agresiones en contra del personal militar, haciéndolo actualmente la Procuraduría General de la República”, respondió la Sedena.

Sin embargo, en solicitudes previas, la Fiscalía General de la República ha contestado que no tiene obligación de llevar este conteo, al tiempo que académicos insisten en que el Ejército cuenta con los datos.

La información antes era pública. La lista de muertos suma casi cuatro mil entre 2007 y hasta el 5 de abril del 2014, último día en el que la institución militar ofreció estos registros, de acuerdo con la solicitud de transparencia de este medio.

Una fuente del Ejército, quien pidió Cuestione proteger su identidad, explicó que a partir de que se empezó a llevar el Informe Policial Homologado, el Ejército dejó de contabilizar oficialmente -y de informar a externos a la institución- las muertes de civiles, pero que de manera interna, esta información sigue siendo reportada a través de los partes informativos.  

Así también lo corroboró el Instituto Nacional de Transparencia y Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), quien ordenó a la Sedena revelar cuántas personas civiles han muerto en enfrentamientos con militares apenas el 6 de marzo pasado, al darle la razón a un grupo de académicos que se inconformó con la respuesta obtenida a su solicitud 0000700213818.

Pero el Ejército sí sabe cuántos civiles han muerto a manos de los militares. Esto quedó claro cuando el secretario de la Defensa, Luis Crescencio Sandoval, dijo el pasado enero, durante una audiencia pública en la Cámara de Diputados, que alrededor de 700 personas muertas en 2018, correspondían a personas que agredieron a militares o navales. “Dicen que no existe la información, pero han dado señales claras de que sí existe. Simple y sencillamente la están encubriendo”, dijo Alejandro Madrazo Lajous, experto en seguridad y Fuerzas Armadas del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).

A Tlatlaya la borraron de la estadística

Al contar a los civiles muertos por el Ejército hasta el 5 de abril de 2014, dejaron fuera de la estadística crímenes como el de Tlatlaya, en el Estado de México, donde 22 personas fueron ejecutadas por militares en junio de ese año.

Si bien los informes sobre los homicidios son hechos por la policía, elementos de las Fuerzas Armadas deben reportar sobre agresiones, tal y como manda el artículo 15 del Manual del Uso de la Fuerza de Aplicación Común a las Tres Fuerzas Armadas.

En contraparte, la Sedena sí lleva la cuenta de cuántos de sus integrantes han perdido la vida en combate: 276 en total, de 2007 a febrero de 2019.

¿Quiénes son las personas civiles caídas?

Es difícil creer que todas las personas civiles muertas a manos del Ejército agredieron a sus integrantes o pertenecían al crimen organizado. Nadie puede ser considerado un criminal hasta que se demuestre lo contrario en un juicio, indicó Carlos Galindo, experto en seguridad del Instituto Belisario Domínguez (IBD): “En todos los casos tiene que haber una investigación judicial civil que esclarezca lo que pasó. Han ocurrido sucesos como el de Tlatlaya, que ni siquiera fue un enfrentamiento”, dijo en entrevista con Cuestione.

El Índice de letalidad 2008-2014: Disminuyen los enfrentamientos, misma letalidad, aumenta la opacidad, de la UNAM, señala que, cuando hay más de 10 civiles abatidos por cada agente de seguridad o militar muerto, hay indicios de que la fuerza se usó más allá de los necesario. Y en el caso del Ejército, éste número no dejó de superar la cifra desde 2009, de acuerdo con el mismo estudio.

A punto de alcanzar niveles de guerra

Una forma de determinar el uso de la violencia es la comparación entre heridos y muertos en enfrentamientos.

Este mismo estudio de la UNAM encontró que la violencia del Ejército mexicano es ligeramente menor a la registrada en conflictos armados declarados como tales. Pero, la Policía Federal y el Ejército reportaron 4.8 y 7.9 heridos por cada fatalidad entre 2007 y 2014, lo cual representa “índices de letalidad sumamente altos”, dice el estudio.

En especial, se entiende que estamos a punto de alcanzar niveles de guerra si consideramos que en la guerra de Vietnam (1964-1973), hubo cuatro heridos por cada deceso; y en el conflicto bélico entre Israel y Líbano (1982), hubo 4.5 heridos por cada una de las personas fallecidas. Prácticamente los mismos números.

“Lo normal es que haya más heridos que muertos en cualquier guerra o enfrentamiento. Entonces, comparando heridos contra muertos, se da una idea de si están disparando para matar o para herir. Cuando es muy elevado el número de muertos comparado con heridos es un indicio no sólo de abuso de la fuerza letal, sino de quizá ejecuciones extrajudiciales”, dijo Madrazo.

La tendencia de las operaciones del Ejército en las calles es atacar los centros de operación y distribución de drogas, dijo Juan Salgado, experto jurídico del CIDE: ”Tal vez esos muertos hubieran sido de la Policía Federal, si hubiera estado encargada de operativos antinarcóticos. Aunque hay que decir la Policía tiene un índice de letalidad mucho más bajo”.

Una estela de abusos

Los números también están acompañados de quejas por atropellos de parte de las autoridades. La Sedena recibió 12 mil quejas por violaciones a los Derechos Humanos entre el 2000 y 2018; la Secretaría de Marina recibió tres mil 249 en el mismo periodo y la Policía Federal seis mil 680, de acuerdo con un análisis del Instituto Belisario Domínguez del Senado.

Madrazo tiene la certeza de que los excesos se volverán a repetir en la Guardia Nacional, que arrancó a finales de mayo, y cuya conformación está nutrida por elementos de la fuerza federal: “El despliegue de los elementos del Ejército, Marina y Policía Federal es el mismo, al que había antes… No hay ninguna razón para creer que esto será distinto”.

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