Politíca migratoria de AMLO: crecen persecuciones y deportaciones

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¿México hace la tarea que le deja Trump?

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, prometió desde su campaña dar un trato diferente a la población migrante en México… y lo cumplió.

Aunque, en realidad, lo único que ha hecho en estos meses de gobierno es deportarla y perseguirla.

Tan sólo en el mes de marzo de 2019, entre una y otra caravana de personas migrantes que inició a finales del 2018, el Instituto Nacional de Migración (INM) deportó a más de 9 mil personas en condición migratoria irregular en México; la gran mayoría de América Central, especialmente de Guatemala y Honduras.

De febrero a marzo de 2019, hubo un aumento de más de mil personas deportadas. Practicamente todos esos nuevos deportados fueron enviados a países de Centroamérica.

Incluso, México deportó a Centroamérica ocho mil ochocientas personas en un sólo mes, mientras que personas deportadas a EU y Canadá fueron sólo 87.

Otro dato: aunque el gobierno tiene la obligación de darles prioridad en las solicitudes de asilo o refugio, México deportó, en ese mismo marzo, a 71 migrantes menores de 18 años no acompañados.

¿En qué es diferente la política migratoria de AMLO con la de las administraciones pasadas?

Básicamente, en que las deportaciones, persecuciones y agresiones de policías federales y autoridades migratorias se han hecho más frecuentes. En febrero, pero de 2017, el INM del gobierno de Enrique Peña Nieto, deportó a más de siete mil personas, dos mil menos que en la actual administración.

Durante la administración de Peña, se asignó presupuesto federal a través del Plan Frontera Sur para desplegar policías federales y militares en los límites de México con Guatemala, Belice y Honduras, a fin de evitar el cruce de personas migrantes.

Contención para regular

El pasado 1 de abril, la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, aseguró que la intención de la nueva política migratoria no es reprimir sino regular.

“Esto no es un gobierno represivo que quiera de ninguna manera y por ningún motivo militarizar la frontera. Estaremos atendiendo a todos estos flujos migratorios, pero como ustedes se han dado cuenta (…) las caravanas son una realidad, no un mito”, señaló la funcionaria.

Durante la llegada de las llamadas caravanas migrantes, el gobierno anunció un Programa Emergente emisión de Tarjetas de Visitante por Razones Humanitarias en la frontera de México con Guatemala, con el que -hasta el 11 de febrero- entregó 13 mil 270 Tarjetas de Visitante por Razones Humanitarias en Chiapas, Ciudad de México y Coahuila.

¿De qué sirvió eso?

Según el Informe del Monitoreo de Derechos Humanos del Éxodo Centroamericano en el Sureste Mexicano Octubre 2018- febrero 2019 -en el que participaron decenas de organizaciones civiles- la emisión de tarjetas y el discurso sobre el cambio de política migratoria del nuevo gobierno no fue más que una estrategia para debilitar los flujos hacia el país del norte.

El documento señala que el anuncio del Programa Emergente estuvo caracterizado por la falta de claridad y sin respaldo concreto de alguna nueva ley de política migratoria.

“A través del establecimiento de cuotas de solicitudes recibidas, y sobre todo de los tiempos de entrega efectiva, fue posible disuadir, retrasar y fragmentar, al menos en parte, la avanzada de las personas desplazadas en la dinámica de grandes grupos (…) de esta manera se logró invisibilizar una crisis de desplazamiento forzado de proporciones colosales, así como sus necesarias medidas de atención humanitaria, inserción integral y protección internacional en territorio mexicano”, dice el informe.

¿A sus órdenes Mr. Trump?

¿Y cómo reaccionó el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, frente a esta política? Pues… hasta agradeció públicamente en conferencia de prensa del 15 de febrero, al nuevo gobierno mexicano por haber colaborado, como nunca antes, en la “destrucción del proceso de las caravanas”.

Y López Obrador -muy cordial- comentó en la mañanera del 3 de abril: “Yo celebro que ya el gobierno de EU esté reconociendo que nosotros estamos ayudando. Lo vamos a seguir haciendo, vamos a seguir apoyando con mucho cuidado, con mucha cautela, porque se trata de un fenómeno que surge por la desatención a la gente”.

Las organizaciones que hicieron el informe también documentaron que nunca se concretó ninguna política para garantizar trabajos formales a las y los migrantes en la frontera sur del país, y que el “discurso de derechos humanos del Gobierno mexicano no se ha reflejado en la política migratoria”.

Uso de la fuerza y persecuciones

Por el contrario, las organizaciones que trabajan en la frontera sur documentan casi todos los días actos de persecución, agresión y detención de personas migrantes en las llamadas Estaciones Migratorias y sus alrededores.

Estas estaciones son espacios aislados que niegan a la población migrante la posibilidad de salir o recibir visitas. Son como cárceles que anteceden la deportación.

Sin embargo, el gobierno federal no ha reconocido que la suya es una política de persecución contra las y los migrantes:

En la conferencia del 23 de enero, una reportera de la agencia AP, preguntó a López Obrador sobre lo que sucedió una noche anterior en Chiapas, donde hubo un operativo de la Policía Federal y del INM en el que fueron detenidas 367 personas. Según un comunicado de la autoridad migratoria, las y los deportados habían intentado agredir a los agentes de migración.

Sin embargo, la reportera externó: “periodistas de AP estaban ahí presentes, no vieron en ningún momento ese tipo de agresión. Quería preguntarle si tenía más datos de por qué se actuó de esta manera y si es parte de esa política de contención que anunció la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero”.

El presidente le echó la bolita a Sánchez Cordero para que ella respondiera, pero antes enfatizó: “nosotros lo que queremos es que se cuide a los migrantes, primero, que se den opciones de trabajo, estamos otorgando posibilidades para que trabajen en el sur del país, porque es un problema serio, originado fundamentalmente en Centroamérica, de falta de oportunidades y también de violencia, de las dos cosas”.

¿Cómo van las cosas?

Las organizaciones civiles pronostican que las caravanas migrantes, también llamadas éxodos o desplazamientos masivos, seguirán llegando a México por la violencia y las condiciones precarias de vida en los países al sur de México, y exigen al gobierno desarrollar una política integral en materia de migración y asilo, y no de deportación.

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