Suicidios y consumo de drogas, los daños colaterales del COVID-19

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Samuel era un indígena zoque de 54 años. Tenía esposa y tres hijos adultos. El 12 de abril se enteró que era uno de los más de cinco mil casos positivos de COVID-19 en México. Un día después, se ahorcó de la rama de un árbol junto al río, en Ocosingo, Chiapas. 

Su cuerpo estuvo al menos seis horas colgando del árbol. Nadie se atrevía a bajarlo por temor a contraer el coronavirus. “Sabemos que el señor Samuel no contó con todo el apoyo de la comunidad, hubo miedo, desinformación y el sentimiento de soledad, tristeza, angustia fueron más fuertes en el corazón de Don Samuel”, publicó la organización local Centro de Formación y Capacitación K’inal Antsetik.

San Cristóbal de Las Casas, Chis., a 13 de abril de 2020Con profunda preocupación, tristeza e impotencia compartimos…

Posted by K'inal Antsetik on Monday, April 13, 2020

Casos de suicidio como el de Samuel se están replicando en todo el mundo: Bernard González, un médico de 60 años en Francia, también decidió quitarse la vida una semana después de saber que tenía COVID-19. Otro caso en Europa fue el de Thomas Schaefer, ministro de Finanzas de la región de Hesse, en Alemania, quien también se suicidó, por estar “profundamente preocupado” por el impacto económico que dejaría la pandemia del coronavirus.

La crisis que viene

El COVID 19 no sólo cobra vidas por su letalidad, si no por el miedo e incertidumbre que genera en las personas. Por eso es que los casos como el de Samuel, Bernard o Thomas no sorprenden a las psicólogas Tania de la Fuente y Claudia Rafful. 

El estrés por el aislamiento o por el miedo a ser contagiado, la crisis económica que aumenta el desempleo y la incertidumbre pueden generar fuertes reacciones en las personas, particularmente, en aquellas con antecedentes de depresión o alguna enfermedad relacionada a la salud mental, explican en entrevista con Cuestione.

“Esta pandemia es un caldo de cultivo para las personas más propensas a la depresión o algún otro tipo de trastorno. Sobre todo, si no cuentan con buenas relaciones familiares, no tienen apoyo y encima están solos o encerrados, esto detona pensamientos de terminar con su vida con mayor frecuencia”, dice Tania de la Fuente, psicóloga experta en prevención de adicciones en entrevista con Cuestione. 

Ante un estado de crisis social, es más probable que las personas se sientan decaídas, angustiadas, ansiosas, pues en muchos casos, se quedan sin empleos o enfrentan la pérdida de familiares. Estas situaciones pueden llevar a periodos depresivos, los cuales, sino son atendidos pueden desencadenar reacciones más fuertes, como automedicación o pensamientos suicidas, de acuerdo con las expertas.

Para muestra, la crisis del 94

Un ejemplo de cómo una crisis económica puede tener un importante impacto en el número de suicidios es la que se vivió en México, en 1994. Todo comenzó con el “error de diciembre”, cuando las reservas del país se quedaron sin suficientes fondos para hacer frente a los compromisos de la nación. Al final, alrededor de 1.5 millones de personas perdieron el empleo. 

La tasa de suicidio pasó de 2.7 por cada 100,000 habitantes, en 1993 (el año anterior a la crisis), a 3.3 para 1996. Es decir, mientras que en el primer año se quitaron la vida 2,358 personas, en 1996, se suicidaron 3,018, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) y el Consejo Nacional de Población (Conapo).

La tasa de suicidios en el mundo ha crecido de manera sostenida todos los años. En México, en 2018 (último año actualizado por el INEGI), 6,808 personas terminaron con su vida, es decir, 5.5 por cada 100 mil habitantes. Por cada décima que suba la tasa de suicidios, se habrán quitado la vida 125 personas. 

Sin embargo, será hasta “después de que termine la pandemia en nuestro país, tengamos los datos exactos de cómo afectó esta situación en suicidios y consumo de drogas, porque ya se están tomando esos datos”, explica Claudia Rafful, académica de la Facultad de Psicología de la UNAM, en entrevista con Cuestione.

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El otro panorama: las drogas

Para las 2.5 millones de personas en nuestro país que han consumido algún tipo de droga, como el alcohol, el tabaco o la marihuana, el riesgo de que aumente su consumo y se convierta en una adicción es mayor durante el confinamiento, explica Claudia Rafful.

Además, el aumento de consumo de este tipo de drogas también genera un segundo problema: el incremento de violencia en los hogares.

También lo que pasa es que las personas comienzan a tomar más medicamentos para controlar la ansiedad o el insomnio, y si se utilizan sin prescripción médica y de forma constante también pueden ocasionar daños a la salud, de acuerdo con la experta.

Además, para las personas que consumen habitualmente drogas existe un riesgo adicional y es la cadena de suministro. Ante las medidas de aislamiento y cierre de rutas, es posible que los vendedores de droga tengan menos cantidad o tengan que cambiar de proveedor, lo que puede verse reflejado en la calidad de las sustancias. 

Y las personas consumidoras pueden recurrir a buscar otros proveedores, nuevas drogas o aumentar la dosis, lo que aumenta el riesgo de sobredosis, de acuerdo con la experta.

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¿Qué hacer si entro en crisis suicida? 

La Cruz Roja Mexicana tiene activa su línea de atención psicológica de 8:00 a 22:00 horas, el número es 52598121.

La UNAM también tiene abierta una línea de atención psicológica con expertos y expertas que te orientaran, puedes dar click aquí.

¿Qué hacer para prevenir una adicción o un trastorno psicológico?

Si quieres saber cómo se encuentra tu salud mental ante el COVID-19, la Secretaría de Salud y la UNAM lanzaron un cuestionario para auto-evaluarte y en caso de necesitarlo, puedes solicitar una asesoría telefónica: https://misalud.unam.mx/covid19/

Para prevenir pensamientos negativos y disminuir trastornos de ansiedad las expertas recomiendan:

Identificar lo que estás sintiendo

Hacer ejercicios de respiración

Realizar una actividad al día que nos guste (dibujar, cocinar, limpiar)

Tener una rutina con horarios

Comer y dormir a la misma hora

Hacer ejercicio

Bañarse todos los días

Evitar comer muchas calorías

Hablar con las personas con quienes estemos

Mantener contacto social, no aislarlos

Para las personas que consumen algún tipo de droga:

Minimizar el consumo diario

No probar sustancias distintas

Contemplar que el uso de drogas como marihuana y tabaco hace que el organismo esté más propenso a contraer COVID-19

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