Violencia contra docentes: el peligro de educar hijos ajenos

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Brenda es maestra de preescolar en el colegio Frida Kahlo en Cuautitlan Izcalli, Estado de México. Llevaba una semana frente a grupo después de reemplazar a una maestra anterior que no conocía, el día que unos padres de familia ingresaron al plantel, la jalonearon del cabello y la arrastraron hasta llevarla a la cocina para patearla e hincarla mientras la amenazaban de muerte.

Todo fue grabado por las cámaras de seguridad del colegio el día 17 de julio del 2023 a las 11:43 de la mañana.

La maestra abre la puerta. Jesús entra primero, Laura segundos después y saluda a la maestra de una cachetada en la cara para después tomarla del cabello. 

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— ¡Ayudaaaa! ¡Ayudaaaa!, grita Brenda 

— Nada de ayuda, aquí no hay nadie muchachita, responde Laura delante de su esposo Jesús y su hijo. Se ve la mano de Laura sobre el cabello de Brenda caminando hacia la cocina y todos salen del cuadro de la cámara.

FOTO: CUARTOSCURO

Allí “la mamá me daba patadas y me decían que no me volviera a meter con su hijo. La señora de la cocina me iba a pedir ayuda y la hincaron frente a una ventana para que viera como me pegaban”, contó Brenda a los medios de comunicación días después de la agresión.

Jesús y Laura fueron por cuenta propia al Centro de Justicia de la Fiscalía del Edomex y presentaron una denuncia contra Brenda por presunto maltrato infantil hacia su hijo. Brenda hizo lo mismo; denunció la agresión que recibió por parte de los padres de familia. 

El viernes 21 de julio un juez dictó prisión preventiva para Laura y Jesús, quienes fueron trasladados a los centros penitenciarios de Cuautitlán y Barrientos no por la agresión que cometieron contra Brenda, sino por el delito de extorsión a Agentes de Investigación de la Fiscalía. El padre de familia habría ofrecido 5,000 por no ser detenidos.

Por su parte, el hijo de Laura y Jesús fue trasladado a la ciudad de Toluca a cargo del sistema para el Desarrollo Integral de la Familia del Estado de México, donde se decidió esta mañana concederle la custodia al abuelo mientras concluye el caso de sus padres.

La investigación sobre la violencia a Brenda, maestra de preescolar, continúa en el Estado de México y todavía hay muchas dudas por resolver. 

Colegios que solapen agresión a docentes podrían tener sanciones económicas

FOTO: CUARTOSCURO

Clara es el seudónimo que utiliza una maestra de cuarto de primaria en un colegio particular donde recientemente fue agredida por una madre de familia que cuestionó su trabajo a gritos, golpeando la mesa e intimidándola. 

Sin embargo, la directora de la institución educativa donde trabaja en San Luís Potosí le dijo que no estuvo bien el haberse salido de la junta cuando sintió que su integridad física corría peligro y todavía le da miedo recordar “los tacones de esa señora detrás mío mientras me iba de la junta, sentía que ella me iba pegar”.

De acuerdo con la legislación laboral vigente en México, la acción de permitir o solapar que las maestras resistan los abusos y agresiones de padres, madres de familia y estudiantes, puede desencadenar en multas y sanciones económicas para los colegios particulares.

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La Ley Federal del Trabajo establece que las sanciones van desde los 50 salarios mínimos que equivale a 315,309 hasta los 500 salarios mínimos que equivalen a 3,153,090. Incluso podrían cerrarse los planteles educativos si un inspector laboral así lo determina.

“Es responsabilidad de las autoridades de los colegios públicos y privados, patronos de las maestras y maestros, velar por un ambiente de convivencia pacífica” entre los actores escolares en las aulas. Así lo explicó a Cuestione desde Querétaro Leonel Rojo, abogado laboral y docente universitario. 

Revisando el artículo 3 de Los Principios Generales de Ley Federal del Trabajo, al pie de la letra se detalla que es de interés social y responsabilidad de los patronos, -en este caso los colegios- garantizar y propiciar un ambiente laboral libre de discriminación y de violencia. 

De lo contrario, la Inspección del Trabajo que tiene la función de vigilar el cumplimiento de las normas laborales y las medidas preventivas de riesgos como las de seguridad podrán ordenar la restricción de acceso o limitar la operación en las áreas de riesgo detectadas, precisan los artículos 540 y 541 de la Ley Federal. 

Denunciar o renunciar con indemnizaciones, sugiere abogado laboral

Flor lleva 26 años como docente de español en distintos colegios particulares de Guanajuato. 

Una mañana, en una junta de padres de familia, le comentó a unos papás que su hija se llevaba muy bien con tales y tales compañeros varones “que con ellos su hija se sentía querida”, relata la maestra. 

La reunión terminó con amenaza de muerte porque el papá de la estudiante le dijo a la maestra a gritos que la iban a matar “por sugerir que su niña era lesbiana”.

Es común que después de un evento violento hacia las maestras, ellas consideren abandonar su trabajo “porque son eventos traumáticos, muy fuertes y sobre todo te frustra porque nunca estás preparado para que te lleguen papás faltos de respeto y tu no puedes actuar de la misma forma que ellos”, explica Flor.

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Sin embargo, el abogado laboral Leonel Rojo, sugiere dos caminos legales a las maestras y maestros para enfrentar jurídicamente la violencia escolar hacia ellos; denunciar ante las autoridades competentes para que se apliquen las sanciones correspondientes al colegio y permanecer laborando en la institución, o renunciar pidiendo una indemnización.

“La Ley Federal del Trabajo dice que el patrón tiene prohibido permitir actos de violencia y que en caso de un acto de violencia cometido hacia las maestras -en este caso particular-, la consecuencia sería que la maestra podría dar por terminada la relación de trabajo con el consecuente pago de indemnizaciones de hasta tres meses de salario”, explica el licenciado en derecho. 

El abogado Rojo detalla en entrevista que la ley obliga al patrón a tener un ambiente libre de violencia y si el patrón no cumple con esta obligación legal, “incumple en una falta de probidad porque estaría omitiendo o dejando de hacer lo que debe hacer” y si una maestra sufre alguna lesión, afectación física o sicológica “se considera un riesgo en el trabajo”. 

Devaluando la Educación: el preocupante desdén hacia docentes

La historia de violencia ejercida por padres de familia a maestras como Brenda en el Kinder de Cuautitlán Izcalli es la que viven varias docentes que le confiesan a Cuestione lo peligroso de educar hoy día hijas e hijos ajenos. 

En México sólo hay estudios aislados sobre la violencia hacia los docentes porque la información estadística se centra en el acoso escolar a estudiantes.

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Pero los abusos registrados en entrevistas testimoniales recabados por Cuestione y otros medios de comunicación van desde los gritos, amenazas de muerte, intimidación y va escalando en golpes, martillazos por la espalda, hasta llegar a la violencia psicológica donde las maestras se sienten vulnerables, con miedo y frustradas.  

¿Qué pasó con el respeto al maestro? 

María Martínez, maestra de inglés de una escuela pública en Campeche, dice que algunos padres de familia hoy día “ven traumático el decirle al niño que recoja su cuarto, haga su cama, resuelva la tarea, que respeten”.

Lucía, otra maestra experimentada que trabaja en un colegio particular en Colima, afirma que “la figura del maestro ha sido devaluada terriblemente”

Ella no se acuerda que en su época de estudiante ninguna maestra abriera la puerta de los coches, ni subiera las mochilas de sus estudiantes a sus autos y mucho menos se encontrara a la maestra barriendo o limpiando el salón de clases. Actividades que hoy día “son muy comunes en los colegios de paga”.

“Aquí yo pago y mis chicharrones truenan”, dice la maestra que es la actitud de la mayoría de los estudiantes que estudian en colegios caros.

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Ella cree que el respeto se ha ido perdiendo también porque muchas mamás que anteriormente estaban pendiente de la educación de sus hijos y era su principal ocupación y deber, ahora salen a trabajar. “Como les genera culpabilidad no estar presentes, muchas permiten que sus hijos nos traten como les dé la gana”. 

Educación para la convivencia y el respeto

Patricia Hernández Laborde, directora de IDEA, un colegio particular en la Ciudad de México, cuestiona los derechos humanos de las niñas, los niños y los adolescentes que dejaron por fuera “las obligaciones y responsabilidades de la infancia también”.

Hernández Laborde lleva más de cinco décadas frente a grupo de estudiantes, subraya la importancia de contar con políticas y programas que aborden la violencia en las escuelas y brinden capacitación a los maestros para lidiar con situaciones difíciles. 

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“La formación en habilidades de comunicación, resolución de conflictos y gestión del comportamiento, puede ayudar a los docentes a enfrentar desafíos de manera más efectiva”, reflexiona la maestra.

Del mismo modo, Miss Patty, como le llaman sus estudiantes, destaca la necesidad de promover la educación en valores, la empatía y el respeto mutuo tanto en el hogar como en el sistema educativo. “Fomentar una cultura de respeto hacia los maestros y otros miembros de la comunidad educativa puede contribuir a crear un ambiente de aprendizaje positivo y seguro”.

La maestra también aborda la colaboración entre la familia y la escuela.

“Es esencial establecer canales de comunicación abiertos y constructivos entre los padres de familia y los docentes para abordar inquietudes o problemas de manera adecuada”, sugiere Patricia Hernández y agrega que la colaboración y el trabajo conjunto entre ambos actores pueden mejorar la calidad de la educación y evitar conflictos innecesarios.

Por último, Hernández hace un llamado a todos sus colegas para cuidar a las buenas maestras y “apoyarlas” para minimizar la rotación de personal que en algunas instituciones es altísima. 

Otros golpes a la educación

En una escuela pública de Celaya, Guanajuato, la profesora Mariana quiere hablar y no la dejan. Unos padres de familia la acusan en una oficina de ser una mentirosa y de hablar mal de México frente al aula y, con esa excusa, le dicen que su país de origen “es tierra de narcotraficantes”. 

Mariana nació en Colombia hace 40 años pero la mitad de su vida ha vivido en México, es mexicana por naturalización y tiene dos maestrías en educación. 

Los padres de familia cuestionaron su pedagogía porque la maestra había dejado a sus estudiantes salir 6 minutos tarde un viernes hasta que terminaran el apunte de Historia. 

“Tu responsabilidad es hacerlos felices”, le gritaba el padre mientras le decía a la profesora que la iba a investigar para saber “quién era”. 

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En San Luís Potosí, Carla, la maestra -que usa seudónimo para contar su historia de violencia-, relata el infierno que vivió por citar a los padres de familia de Isaac, un niño de 10 años de cuarto de primaria, con reiterados problemas de conducta. 

Una vez, Isaac lanzó piedras al estacionamiento de docentes y rompió el cristal del vehículo de una maestra. Otra mañana pidió permiso para entrar al baño y nadie se explica cómo, el niño rompió la tubería del inodoro. Una tarde a la hora de salida, Isaac señaló a otro compañero y entre burlas y gritos lo exhibió diciéndole que era homosexual, cuenta Carla para contextualizar por qué mandó a citar a los padres de familia del menor. 

“La mamá comenzó a decir que no estaba de acuerdo con las calificaciones de su hijo al ver los cuadernos del niño sucios, dice que es mi culpa y comienza a preguntarme si yo estaba apta para hacer mi trabajo mientras golpeaba la mesa” recuerda la docente y al pensarlo dice “se me eriza la piel”. 

En Tabasco, un estudiante agarró a martillazos a su profesor de historia por reprobarlo. 

Según testigos presenciales, el alumno del Colegio de Bachilleres al escuchar su calificación, sacó un martillo de su mochila y aguardó sigilosamente a que el docente se diera la vuelta, para luego golpearlo repetidamente en la espalda y la cabeza. 

La agresión continuó mientras el maestro permanecía en el suelo, ante otros alumnos que observaban horrorizados la escena. El profesor fue trasladado a un hospital cercano donde los informes médicos indicaron que presentaba múltiples contusiones graves.

Los testimonios de las maestras entrevistadas por Cuestione muestran los desafíos que enfrentan los docentes al lidiar con hijos ajenos, con estudiantes que tienen problemas de conducta y cómo las interacciones con los padres de familia pueden volverse hostiles y amenazadoras. 

La enseñanza puede ser una labor desafiante y potencialmente peligrosa para las y los maestros en México, especialmente cuando enfrentan violencia, agresión o situaciones conflictivas con padres de familia o estudiantes. Es fundamental crear un entorno seguro, de respeto y colaboración entre todos los actores involucrados en la educación para garantizar un aprendizaje positivo y exitoso.

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