¿Cuándo dejaste de aprender?

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Estaba en la universidad cuando una profesora de Metodología dijo: “Un texto nunca está finalizado, uno sólo desiste de seguir escribiendo en un momento determinado”. 

Creo que de todo el ramo, eso es lo único que recuerdo. Pero sólo lo pude comprender de verdad, después de algunos años de profesión: un texto nunca está cerrado, porque es uno el que nunca termina de aprender para poder hacerlo. Y si nunca terminamos de aprender, ¿por qué dejamos de estudiar? 

Ese es el cuestionamiento que me hago, cuando descubro el psicoanálisis y tengo ganas de aprender sobre ese nuevo universo que se abre. En un primer momento, me veo pensando que no quiero trabajar con eso – amo lo que hago y no deseo ese tipo de cambio en mi vida – pero, ¿por qué creemos que tenemos que estudiar a penas para poder aplicar en nuestra labor?

¿Por qué perdimos el placer de aprender para saberlo y no para exclusivamente ganar dinero con ello?    

Me acuerdo de mi época de colegio: tenía una muy buena memoria a corto plazo y un alto poder asociativo, lo que me hizo tener buenas notas con poco esfuerzo. Pero como no aprendí de verdad, ya no me acuerdo de nada. 

Después, en la universidad, aunque me gustara lo que aprendía, no tenía la madurez para escarbar más por voluntad propia

Hoy, finalmente entiendo el poder del aprendizaje y el universo interior que se puede expandir a partir de ello. Y cuando uno tiene la madurez para valorar el aprendizaje es justamente cuando cree que ya está viejo para “volver a la escuela”. 

Pero, si pensamos en lo que hemos ganado con la tecnología, internet y el acceso fácil a la información sobre los más distintos temas, entendemos que aprender nunca estuvo tan accesible

En ciertos casos, no es necesario buscar un profesor o curso para hacerlo, tampoco es necesario que tenga que ver con el campo laboral. Lo único imprescindible es la curiosidad. Ojo: en esta época de pandemia, muchos talleres abrieron en formato online y muchos de ellos son gratuitos.  

Sugiero que para decidir de qué aprender, empieza por recordarte lo que decías que te gustaría ser cuando fueras grande – como ahora.  Pregúntate si necesitas tener a un tutor o puedes hacerlo por cuenta propia. Y si nada de eso es posible, busca un libro o una lectura sobre algún tema que te provoca – ojalá, mucha – curiosidad. 

Y como empecé esta columna, la termino: todos textos serán abandonados en algún momento, porque toda conclusión que sacamos de la vida es provisoria

Pero la búsqueda por aprender todos los días, puede hacer esa conclusión bastante más interesante. 

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