Dubai y el poliamor o feliz 2024

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Mi cuerpo está en Ciudad de México, pero mi cerebro sigue de vacaciones en Dubai, por eso llevo una semana entera intentando escribir mi primera columna de 2024, un texto que pretendí inspirador para arrancar los 366 días de este año bisiesto que promete más libros, más ferias, más viajes, más retos, más ganas de conseguir un mecenas, más asombros, más exploraciones carnales e intelectuales, más páginas escritas, más sonrisas y espero que muchas menos lágrimas que el 2023, y que nada más no llegaba al punto de ebullición (se sabe que aborrezco esos mensajes en cadena, cursis, optimistas irracionales, que recibimos cada Año Nuevo y que en vez de propiciar la paz mundial, incitan a bloquear a medio directorio de WhatsApp, así que de ninguna manera podía permitirme escribir mi versión de tales bodrios).

El cerebro en Dubai no es el único culpable de mi falta de fluidez sobre la famosa y temible página en blanco; lo que también me tiene en estado de frenesí mental es la investigación para el libro que estoy escribiendo y ha monopolizado mi cabeza al punto de tener que esconderme para evitar socializar y así poder seguir leyendo, o para masturbarme sin interrupciones.

Aquí te preguntarás qué tiene que ver Dubai con la investigación para la escritura de un libro acerca del poliamor, y es que allá en el mundo musulmán existe la poligamia como norma y después de platicar con Jasmín, musulmana egipcia muy religiosa, monógama, con pensamiento feminista e independencia económica, se me reconfiguraron los prejuicios hacia las costumbres de esa religión —por lo menos hacia sus practicantes menos radicales, no diría lo mismo de una mujer en Afganistán o Irak, quizás— y desde entonces algo estalló en mi mente, dejándome en la espera de saber cómo voy a unir esas ideas nuevas con los conocimientos previos, con lo vivido y lo leído. Mucha carga mental, a decir verdad, con la expectativa de un desenlace estimulante.

Entonces, heme aquí, escribiendo una disertación que empezó tratándose de la pereza post vacacional y terminó con la esperanza de llegar a alguna conclusión lúcida, o por lo menos aceptable, de la diversidad de formas que existen para relacionarse amorosamente y cómo caben en la realidad mexicana del siglo XXI.

Después de leer acerca del amor libre, los swingers, los poliamorosos, la poliandria, la poligamia y escribir infinidad de notas, la conclusión a la que llego es que ojalá el 2024 nos traiga más preguntas que respuestas, más experiencias que frases motivacionales, más acción que despotriques en redes sociales y menos certezas de las aburridas que nos hacen creer que ya lo sabemos todo o ya lo hemos visto todo (cuestión política incluida).

Como sea, ¡feliz 2024!, ¡felices 366 posibilidades de asombro!

Más de la autora: Lágrimas de cocodrilo

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